La misión de 1952 con LA CINTA y la nueva diócesis
LAS rogativas o misiones es una forma de predicación y oración que se ha venido celebrando en diversas ocasiones en Huelva y siempre tuvieron presente a la Virgen de la Cinta, como el rosario pidiendo por la lluvia al que ha convocado el obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra, para el próximo domingo día 14, a las 20:30, en el santuario de la Cinta.
A finales del siglo XIX hay referencias a unas misiones en marzo de 1895, con una salida de la Virgen de la Cinta desde la parroquia de la Concepción.
Más cerca en el tiempo están las misiones de 1952 que, como indica el arcipreste Julio Guzmán López, tendrían carácter “penitencial y de rogativa”. Al igual que la convocada por Santiago Gómez, aquellas fueron a iniciativa de otro prelado, el cardenal arzobispo de Sevilla Pedro Segura y Sáenz, en un momento en el que se quiere movilizar a toda la ciudad de Huelva perteneciente a la archidiócesis hispalense. Se decía entonces que se había prosperado mucho en lo material pero había que mirar más a Dios, se tratan de unas misiones muy espirituales.
Hay que destacar, igualmente, un aspecto muy significativo y es que desde 1851 estaba pendiente la creación de la diócesis de Huelva atendiendo al concordato con la Santa Sede, ya que se había constituido en provincia en 1821 y, definitivamente, en 1833. Se fue demorando y en 1937 cuando estaba todo ultimado la llegada del cardenal Segura lo vuelve a aplazar.
En 1951 al cumplirse los cien años de aquel concordato, el Estado español pide a la Santa Sede renovarlo, la firma definitiva no tiene lugar hasta el 27 de agosto de 1953. En este tiempo hay una cuestión importante y son estas misiones de 1952 en las que participa el propio cardenal Segura, que se ponen por su propio deseo “bajo la protección y presidencia de la Santísima Virgen de la Cinta”, que será quien como siempre convoque al pueblo de Huelva, acudiendo de manera multitudinaria como cuentan las crónicas y reflejan las fotografías como las que aquí se acompañan.
Pedro Segura que se había significado por su enfrentamiento con el dictador Francisco Franco, perfectamente podría haber seguido en ese aplazamiento sine die. Sin embargo, en estas misiones pudo sentir el pálpito de Huelva al amparo de la Virgen de la Cinta, su fe y fervor, su madurez en todos los aspectos. No había otro camino, la Patrona en ese tiempo en el que se elaboraba el nuevo concordato zarandeó no solo al pueblo de Huelva sino que seguro que iluminó al cardenal que algo, al final, tendría que decir al respecto.
A nuestra ciudad acudieron 24 padres misioneros diocesanos acompañados por el superior el padre Luis. Los centros misionales serán San Pedro con Las Colonias, La Merced y el Asilo. La Concepción, con la Milagrosa; Corazón de Jesús con la Colonia Agrícola, Cuartel Granada 34 y Prisión Provincial. Además de la visita a todos esos templos, la Virgen de la Cinta acude al Asilo de ancianos y al centro penitenciario.
El 20 de febrero de 1952 se traslada desde su santuario y por ese carácter de rogativa, que es “por voluntad del prelado, la Virgen vendrá sin lujo, en un paso pequeñito, sin más adornos que f lores; se irá rezando cantando el Santo Rosario, sin bullicio de ninguna clase”, señala Julio Guzmán López.
En el pensamiento estaría lo que se entendía que llegaría pronto que era la creación de la diócesis onubense. La ciudad de Huelva en los cincuenta, superados los primeros años de la posguerra, iba prosperando como capital de su provincia y también debía hacerlo en lo espiritual, que le reconocieran su mayoría de edad, tenían que dejarla caminar sola como diócesis. Se puede ver entre líneas ese sentimiento, así Julio Guzmán habla de que es el momento de Huelva, lo refleja en uno de sus artículos en Odiel. El arcipreste señala: “Es la gran hora de Dios para la ciudad de Huelva, hora de propiciación y penitencia, de gracia y de perdón”.
A la llegada a las puertas del Ayuntamiento, el mismo día 20 en el que son recibidos los padres misioneros que acompañan en procesión a la Virgen de la Cinta, el alcal