NORMAS DE CIRCULACIÓN
HAY una parte de la población para la que el cumplimiento de las normas de circulación no va con ella. Actúa a su libre albedrío y no tiene en cuenta, o simplemente no le importa, si su manera de proceder afecta a otros conductores o a los peatones. Tiene adquirida una serie de costumbres, que a base de repetirlas las ha convertido en un hábito, al que no se le pone fin por parte de los que tienen que velar por el cumplimiento de las normas. Se ha convertido en una imagen costumbrista que tiene como telón de fondo, en este caso, la capital onubense.
Se encuentran en esta parte de la población los que usan los patinetes eléctricos y circulan por las aceras, entre los peatones, o para aquellos, que van en este medio de transporte, para los que los semáforos y restos de señales de circulación no existen ya que hacen caso omiso de los mismos. Ellos tienen sus propias normas aunque con ellas ponga en peligro su seguridad y la seguridad de otros conductores así como de viandantes.
También es una estampa que se repite a diario, la de los vehículos (turismos y furgonetas) estacionados en doble fila, se da en principales avenidas de la ciudad, y no es para una parada por un corto espacio de tiempo, el razonable para que se bajen las personas que van en su interior o para descargar paquetes del maletero. Estas paradas en doble fila se prolongan por un tiempo considerable ya que dejan sus vehículos y tranquilamente se van a comprar a establecimientos comerciales o hacer cualquier tipo de gestión. No se preocupan de buscar un aparcamiento.
Una de las vías en las que se da esta práctica es la prolongación de la avenida de Andalucía, uno de los principales accesos de la ciudad, donde debería registrarse una circulación fluida, ya que hay una gran afluencia de vehículos. En el carril de la derecha, por donde se debe circular, el conductor no es que se encuentre con un vehículo aparcado en doble fila sino que puede haber hasta cuatro o cinco. Es un circuito plagado de obstáculos.
Estos vehículos aparcados en doble fila obligan a los otros conductores a pasarse de carril, pararse en el caso de que no puedan pasar de carril o incluso a conducir entre dos carriles, alteran el buen discurrir de la circulación. Estacionan en doble fila y a unos metros tiene aparcamientos libres en plena vía pública. Toda una exhibición de incivismo y no hay quién le ponga solución.
Es una estampa que se repite a diario, la de vehículos estacionados en doble fila en grandes avenidas