ANTONIO HERNÁNDEZ RODICIO
de los abertzales (que recuperan buena parte del voto que en su día fue a Podemos) y que recela de su papel de chicos buenos en Madrid entregados a las causas sociales de la izquierda.
PSOE Y BILDU, ERROR
El PSOE cometió un error al pactar con Bildu. Es cierto que no tenía más votos para elegir. Defender que optó por Bildu despreciando un supuesto apoyo de PP y Cs es manipular la realidad: desde los bancos de la derecha no hubo un solo ofrecimiento de apoyo al PSOE. Se puede leer como se quiera: que Sánchez evitó las terceras elecciones o que su ansia de poder es capaz de hacer
a los demás comulgar con ruedas de molino porque no tiene escrúpulos para pactar con cualquiera. La consecuencia es la misma: el pacto con Bildu no ha sido entendido ni aceptado por la mayoría de la sociedad española.
TRES PREMISAS Y UN FUNERAL: RECOGIENDO TEMPESTADES
El PSOE tiene por delante un horizonte complicado. Para gobernar de nuevo en España necesita tres premisas: ser el más votado, que Sumar y Podemos vayan juntos y obtener en el Congreso los votos o la abstención de ERC y de Bildu. Sumar y Podemos posiblemente vayan en la misma lista aunque sea un paripé y un matrimonio de conveniencia. ERC tiene pocos estímulos para volver a apoyar a Sánchez: ya han conseguido parte de sus objetivos con los presos, la idea de “ayudar en España” los debilita en Cataluña ante Junts y además su proyecto de referéndum no lo aprobará ningún gobierno. Respecto a Bildu, difícilmente el PSOE podrá apoyarse en los abertzales después del episodio de las listas pero además se verá en la tesitura de apoyarlos a ellos en distintas plazas como Vitoria, Pamplona o la Diputación de Gipúzcoa y municipios de todo pelaje. Se abre la temporada de recolección de tempestades.
Y, AL FIN, ETA ESTÁ VIVA
Y por último, la hipérbole de guardia. La utilización del discurso de trazo gordo del PP contra el PSOE. Aznar acusó a Zapatero de “suplicar” a ETA, aunque él negoció durante meses con la banda terrorista en Zúrich. Rajoy le dijo a Zapatero que traicionaba a los muertos y Feijóo le ha dicho a Sánchez que es “más generoso con las víctimas que los verdugos”. El PP debe tener en la calle Génova un cajón lleno de tarjetas subrayadas en rojo que se van pasando de presidente en presidente para usar en las grandes ocasiones.
Son afirmaciones imposibles en un entorno institucional y relacionadas con los dos partidos que han puesto a la mayoría de políticos asesinados. La raya que se vuelve a cruzar una y otra vez por el PP, con Vox resoplándole en el cuello. Un desdoro y un daño absurdo a la verdad y al rigor. Esto, añadido al intento del PP de patrimonializar –contra el celo y el mérito de Covite, la asociación de víctimas denunciante de los 44 candidatos malditos de la lista– la marcha atrás de Bildu. Para mejorar el debate público Ayuso ha cogido su muletilla electoral pidiendo la ilegalización de Bildu, una estrategia al margen de razonamientos jurídicos y contra la opinión del líder de su partido, al que de paso le quita el foco puesto en los pactos de Sánchez con los abertzales. O ese Pedro Rollán, vicesecretario y senador del PP, proclamando que la Ley de Vivienda aprobada por Bildu está construida “sobre las cenizas de Hipercor, con 21 muertos; sobre los escombros de la Plaza de República Dominicana, donde fueron asesinados doce guardias civiles; sobre la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, donde se arrebató la vida a once personas”. Producen nauseas esos políticos más afectados que nadie, moralmente autoempoderados y que pese a sus trapacerías dialécticas no merecen el reproche ni de su propio partido, que limita a callar. Hace doce años que no existe ETA. Pero cualquiera lo diría.