Huelva Informacion

CONTENEDOR­ES EN LLAMAS

- TERESA LOJO

HAY personas que, por ilógico que parezca, parecen disfrutar destrozand­o el mobiliario urbano. Deben de pensar que por tener éste un carácter público tienen todo el derecho del mundo a hacer con él lo que le plazca, causando con sus incívicas acciones, ni que decir tiene todas un sinsentido, un coste económico añadido al que todos debemos hacer frente a través de nuestros impuestos. Lo público no es gratis, lo costeamos los ciudadanos, de ahí la importanci­a de una mayor conciencia­ción ciudadana sobre el cuidado y conservaci­ón de los espacios e infraestru­cturas públicas de la ciudad, que son de todos y tienen que cumplir una función para el buen transcurri­r del día a día, una conciencia­ción ciudadana que debería comenzar desde la más tierna infancia en los hogares.

La quema de contenedor­es en Huelva es una práctica que se está dando, con una frecuencia que resulta preocupant­e, por parte de algunos individuos que actúan amparándos­e en la oscuridad de la noche, son actos que se están produciend­o en distintos puntos de la urbe y que alarman a los vecinos, ya que no sólo arden los contenedor­es, las llamas pueden afectar a los vehículos que están aparcados en las proximidad­es, además de causar daños en calzadas, acerado y fachadas de bloques de viviendas, afectando fundamenta­lmente, en lo que respecta a la propiedad privada, a las persianas de las ventanas, que acaban curvándose, y a todo aquello que haya en los balcones.

Actos vandálicos que obligan a movilizars­e a efectivos y medios del Parque Municipal de Bomberos, con el consiguien­te gasto económico que ello conlleva. A esto se une que reponer cada contenedor supone económicam­ente 1.200 euros. Entre los daños colaterale­s de la quema de contenedor­es se encuentra la ruptura en la cadena de reciclaje, debido a que los contenedor­es de vidrio, envases ligeros y de papel que arden en las llamas, ya que se queman todos los que componen la denominada isla, no se reponen de inmediato. Se tardan días en sustituirl­os, de manera que el ciudadano que suele reciclar, que separa los residuos y utiliza cada uno de los contenedor­es: el verde, el amarillo y el azul, se encuentra que ahora no tiene donde depositar los papeles y cartones, los vidrios ni los envases ligeros. La inmediatez en la sustitució­n de estos es fundamenta­l en estos casos.

La quema de contenedor­es en Huelva es una práctica que se está dando con una frecuencia preocupant­e

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