Pesar entre amigos y trabajadores: “Es terrible ver cómo la vida te cambia en un segundo”
“Lo hemos perdido todo. No ha quedado nada”, contaba entre lágrimas María Camacho, la hija de Pepe Camacho, el propietario de El Tabla, que resumía a primera hora de la mañana el impacto que ha supuesto entre la familia y los empleados la destrucción total del conocido restaurante.
El dolor les impidió a muchos de ellos acudir antes al escenario por la tristeza que les provocaba ver su medio de vida completamente arrasado. “No éramos capaces de verlo arder. Era demasiado. Cuando llegamos por la mañana no había quedado nada”, confesaba.
Y lo peor, aseguraba, es que “el seguro no puede hacerse cargo de los daños porque al ubicarse tan cerca del mar, no podemos asegurarlo”. Ahora, tendrán que asumir los gastos, algo que les llena aún más de dolor y tristeza.
De momento, no están claras las causas del desastre. La investigación está en marcha y los propietarios confían en que los bomberos y la Policía encuentren el motivo que originó el incendio, y si, llegara el caso, de haberlo, encontrar a un responsable. “No sabemos cuáles fueron las causas, ni si fue un accidente o provocado. No sabemos nada, pero ojalá lo averigüemos pronto”.
Al lugar acudieron durante toda la mañana vecinos que conocían a Pepe Camacho y que quisieron trasladarle su apoyo a él y a su familia. Muchos tuvieron que contener las lágrimas al ver el estado en el que quedó El Tabla tras el incendio.
A lo largo de la mañana se acercaron familiares, trabajadores y amigos del propietario, pero también personas de otros pueblos cercanos que se enteraron de la noticia y que, como muchas otras personas, conocían el restaurante, ya que habían estado allí anteriormente.
Otros, solo lo conocían de oídas y, aunque no habían estado nunca anteriormente, reconocían su buena fama y les había
impactado ver el estado en el que se encontraba ahora.
Tras 50 años abierto, El Tabla ha sido un lugar de encuentro para cientos de personas que han disfrutado de su comida acompañadas del sonido de las olas del mar. Para los vecinos de Punta Umbría ha sido una pérdida incalculable para el municipio y su gente. Uno de los amigos del propietario no dudaba en reconocer que se le había “partido el alma” al ver el estado en el que ha quedado el restaurante.
Este hombre conoce a Pepe Camacho desde hace muchos años y afirma que piensa “ahora mismo más en Pepe que en lo material”, un hombre que lleva muchos años con el negocio y que “le ha dado muchos momentos buenos a la playa de Punta Umbría”. “Se merece todo el apoyo del pueblo de Punta Umbría”, añade con emoción en la voz y sin poder apartar la mirada de los restos del local.
El apoyo al propietario y a su familia era palpable entre un sentimiento de profunda lástima que inundaba el lugar en la mañana de este lunes. A los empleados del restaurante también les costaba contener la emoción al ver su trabajo, su sustento, calcinado en la arena. No saben qué van a hacer ahora ni cuál va a ser su futuro, solo pueden ver los restos de El Tabla mientras se llevan las manos a la cabeza sin poder articular ninguna palabra. Desde la distancia, entre las dunas, no se atrevían a acercarse mucho a lo que durante mucho tiempo ha sido su segunda casa. La tristeza les podía.
Una extrabajadora del restaurante estuvo también acompañando a quien fuera su jefe. Tras enterarse de la noticia, fue al lugar para darle su apoyo y comprobar los efectos terribles que tiene el fuego: “Es terrible ver cómo la vida se cambia en un segundo”. Pese a haber trabajado tan solo un verano en el restaurante, sabe lo importante que era éste para Pepe Camacho, para todos los ciudadanos de Punta Umbría y para los visitantes que han disfrutado de muchas comidas y fiestas allí.
El Tabla es un icono para todos los puntaumbrieños y para todos los visitantes, muchos famosos entre ellos, que han pasado por allí. “Creo que toda España ha estado comiendo en El Tabla en algún momento”, señala la ex trabajadora, que asegura que está dispuesta a ayudar lo necesario.