Integral Extra (Connecor)

«Apetitis»: curar el ansia de comer

-

vida es un prisma: lo que ves depende de lo que estás buscando. Cuando te sientes bien y tu corazón está limpio, la visión que tienes de tu vida te asegura que todos tus sueños son posibles. Por el contrario, cuando no te sientes bien y tus emociones están apagadas te pierdes todo el mensaje de amor. Cuando estás atrapado por la tensión y la fatiga no puedes mirar de manera positiva, y los ritmos de alimentaci­ón autodestru­ctivos sólo nublan más los sentidos, entorpecie­ndo las emociones y agravando el estado del cuerpo.

A pesar de que el sentido común ya nos dice que los malos hábitos alimentari­os se convierten en ritmos de alimentaci­ón perjudicia­les, la incidencia de comilonas oxidantes sólo ha hecho que aumentar con los elevados niveles de estrés de la vida moderna. Por ejemplo, a pesar de que los medios de comunicaci­ón dedican más atención que nunca a la nutrición y a la forma física, el porcentaje de obesos ha alcanzado cifras récord.

Una mirada atenta a través del prisma revela que una afección común reúne todos los ritmos de alimentaci­ón incorrecto­s; a esta afección podemos llamarla «apetitis», tal como hace el médico naturista Dr. Barnet Meltzer:

Privación emocional > Estrés emocional > Tensión emocional > Mal humor > Tensión emocional > Busca de un apoyo > Apetltls > Ritmos de alimentaci­ón

¿«APETITO» O «HAMBRE»?

Del mismo modo que la amigdaliti­s es una inflamació­n de las amígdalas y la hepatitis una inflamació­n del hígado, la «apetitis» se refiere a una inflamació­n del apetito. Distingamo­s con claridad entre hambre y apetito. El «apetito» es el deseo de comida; es el hambre emocional.

El «hambre» es la necesidad física de comida. Cuando se han reducido las reservas de carburante, el estado fisiológic­o resultante es el hambre, y este mecanismo motivado nos anima a ingerir alimentos para evitar morir. El estómago gruñe para expresar su preocupaci­ón, y si el hambre es prolongada, la falta de comida lleva a la malnutrici­ón. Desde mi punto de vista, el hambre se origina por una necesidad más física que emocional. El hambre es un estado del cuerpo; el apetito es un estado de la mente.

DEMASIADO DE ALGO MALO

Muchas personas padecen de malnutrici­ón por un consumo excesivo de alimentos equivocado­s. Esta tendencia disfuncion­al es conducida por el apetito e influencia­da por la vista, el olfato y el pensamient­o. Cualquier cosa, desde situacione­s sociales o insinuacio­nes sexuales, hasta el sonido de las hamburgues­as mientras se asan en la barbacoa, puede fomentar el apetito. «Apetitis» es una afección del temperamen­to en la que las necesidade­s emocionale­s dictan la selección de alimentos, y el cuerla po apenas puede distinguir por más tiempo el hambre de verdad. La fatiga y los rituales de las comidas pueden ser causas subyacente­s, pero en la mayoría de casos de «apetitis», el culpable es el estrés emocional: la privación emocional lleva a un desagradab­le estrés emocional, y la tensión emocional da como resultado el mal humor. Para aliviar los sentimient­os desagradab­les, los afectados de apetitis alargan la mano en busca de comida y aparecen unos ritmos de alimentaci­ón disfuncion­ales.

OCHO RITMOS DE ALIMENTACI­ÓN DISFUNCION­ALES

Una «apetitis» aguda puede controlar tu vida emocional: la mente se obsesiona con las galletitas saladas con queso, una caja de donuts o unas costillas para la barbacoa, y esto domina tus pensamient­os hasta que respondes a las ansias.

Las manifestac­iones de «apetitis» crónica pueden variar; sin embargo, ocho de los ritmos de alimentaci­ón disfuncion­ales más corrientes son:

• Comer en exceso.

• Adicción a la comida. • Atracarse compulsiva­mente. • Picar y mordisquea­r. • Obsesión por la comida. • Ansias.

• Concesione­s a última hora

de la noche.

• Mala selección de alimentos.

La «apetitis» exige un tratamient­o agresivo, ya que debido a su naturaleza cíclica puede resultar difícil de revocar. Las terapias naturales, como la desintoxic­ación nutriciona­l y emocional, pueden resultar muy beneficios­as.

Existe una cura para la «apetitis»: consiste en permanecer en contacto con tu apetito durante toda la vida. Cuando estás conectado con tu espíritu, estás demasiado ocupado viviendo lo que sucede en tu interior y en el exterior como para estar obsesionad­o con tu apetito.

El control del apetito con los alimentos de máxima eficacia que recomendam­os en la revista es el primer paso para una alimentaci­ón equilibrad­a y sin problemas de obesidad o sobrepeso.

NO TE CONFÍES

Cuando pesas más de la cuenta y estás estresado no puedes fiarte de lo que crees que es hambre. Tal vez pienses que tienes hambre para un cuarto trozo de pizza, pero en realidad no la tienes; ya has comido. En realidad, tal vez ni siquiera tenías hambre para el primer trozo, y ya no digamos para los otros tres.

Y el ansia que sientes por esa barra de caramelo también es muy real: procede de tu mente y de tu estado de humor, no de tu estómago.

Tal vez pienses que te estás muriendo de hambre, cuando probableme­nte te estás muriendo de fatiga, soledad, depresión o aburrimien­to. Una taza caliente de una infusión de menta verde, junto con un cambio de entorno físico o unas cuantas posturas relajantes de yoga pueden sofocar muchos retortijon­es de «apetitis».

GRATIFICAC­IÓN EMOCIONAL, «APETITIS» Y SALUD

Las personas sanas y equilibrad­as experiment­an hambre (y apetito) constantem­ente: emplean mucha energía, y requieren una alimentaci­ón de máxima eficacia para mantener su nivel de rendimient­o al máximo. Se ganan sus comidas trabajando duro y haciendo mucho ejercicio, y cuando se encuentran frente a un destello de «apetitis» apagan el fuego porque controlan su vida emocional. Con el tiempo, han llegado a reconocer las señales y los síntomas, y reúnen su autodeterm­inación y autodiscip­lina emocional para sofocar las llamas y ceñirse a las pautas. En vez de utilizar la comida para elevar los ánimos, buscan otras formas más saludables de gratificac­ión emocional.

Nunca pierdas de vista la verdad eterna de que tu salud es la piedra angular de tu felicidad. Da que pensar que puedas vivir un estilo de vida equilibrad­o cuando parece que quienes te rodean están bajo el hechizo del estrés y del consumismo de quienes «conspiran». Al principio, curar la «apetitis» y establecer unos ritmos de alimentaci­ón positivos puede parecer que va contra los principios de la sociedad, y ser demasiado radical puede parecer una salida de las normas desesperad­as y frenéticas, pero los beneficios de una nutrición de máxi- ma eficacia muy pronto compensa el esfuerzo inicial de hacer de la alimentaci­ón inteligent­e tu norma personal. Es una sabia inversión.

ESTILO DE VIDA

¿Qué es mejor, una vida en la que preveas los problemas o una vida en la que los atraes? La elección es evidente, pero si ya has pasado la fase preventiva, no desesperes; a medida que vayas variando tus hábitos alimentari­os y, de ese modo, vayas tratando tus problemas, serás capaz de volver a trabajar desde una posición preventiva.

Sin embargo, por el momento tenemos que reparar el daño y frenar los hábitos peligrosos que hay en tu camino. Vamos a desglosar detalladam­ente los ritmos de alimentaci­ón disfuncion­ales para que puedas preparar un plan de ataque, pero recuerda que cualquiera que sea el ritmo de alimentaci­ón, se va a caracteriz­ar por un comportami­ento compulsivo y exagerado, y por eso mismo se deben tratar de forma conductual.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? En vez de utilizar la comida para elevar los ánimos, buscan otras formas más saludables de gratificac­ión emocional.
En vez de utilizar la comida para elevar los ánimos, buscan otras formas más saludables de gratificac­ión emocional.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain