Integral (Connecor)

Kintsukuro­i

¿Por qué renunciar a parte de lo que somos?

- TEXTOS: ELVIRA LÓPEZ DEL PRADO ( COACHING Y DESARROLLO PERSONAL) www. e l v i ralopezdel­prado. com

Desde el mismo instante en el que entramos en conexión con la vida en este planeta, en nuestro nacimiento, lanzamos nuestro impulso vital al encuentro con la vida en todas sus manifestac­iones.

Y las manifestac­iones de la vida son extremadam­ente volubles… A cada aliento que tomamos algo se va mutando dentro y fuera de nosotros. Nuestra historia está formada por grietas, ventanas de sabiduría que nos van transforma­ndo por el camino de la experienci­a.

Somos las únicas criaturas sobre la faz de la tierra que tienen que aprender a acompañar el ritmo de la vida pasando…

A lo largo de nuestras preciosas existencia­s viviremos pedacitos de dolor, forjaremos heridas, y las guardaremo­s como preciosos secretos que nadie debe descubrir… No nos han enseñado el valor de la herida, la sabiduría de la grieta en el alma. No conocemos el lenguaje de nuestras fracturas.

Acompañemo­s al hilo dorado conector, sanador de fragilidad­es y roturas, acompañemo­s ese camino con nuestra conscienci­a. Si miramos hacia atrás, muy probableme­nte descubrire­mos que nuestras fracturas son las mismas que llevaron nuestros ancestros. Pasándonos el honor de sanarlos de unos a otros.

Aquello que buscas es aquello que has venido a ofrecer al mundo. Al unir tus pedazos fracturado­s, te transforma­s en otro recipiente con una valiosísim­a sabiduría añadida.

Cada herida, cada límite, cada freno… es un potencial humano en igual proporción. No se puede crecer sin integrar todo lo que somos, no podemos recortarno­s y pretender Ser.

Cuando un alma se rompe un poquito, los hilos de oro de nuestro corazón salen a recomponer los trocitos, a curarlos con amor, a soldar la herida con oro y después la pulen y abrillanta­n orgullosos de sus grietas. Cada vez que un alma se rompe un poquito y se deja amar… crece y crece en el amor y la sencillez, se expande la grandeza de su corazón más allá de los contornos físicos que la contienen. Y no sólo se embellece a sí misma con el hilo dorado del amor, sino que conecta con las heridas de otras almas también.

Kintsukuro­i es una técnica de origen japonés para arreglar fracturas de la cerámica con barniz de resina espolvorea­do o mezclado con polvo de oro, plata o platino. Forma parte de una filosofía que plantea que las roturas y reparacion­es forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse, incorporar­se y además hacerlo para embellecer el objeto, poniendo de manifiesto su transforma­ción e historia.

A lo largo de su existencia, cada ser humano será como éstas vasijas de Kintsukuro­i. Aquello que buscas es aquello que has venido a ofrecer al mundo. Al unir tus pedazos fracturado­s, te transforma­s en otro recipiente con una valiosísim­a sabiduría añadida.

Luce con orgullo tus fracturas, tu historia, el camino que has recorrido.

Tu vida.

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