BioCultura Barcelona . .
La Asociación Vida Sana prevé celebrar en noviembre el primer congreso sobre cómo la alimentación y la agricultura influyen en la salud y en el medio ambiente.
Un año después de las olimpiadas, se inauguraba en Barcelona la primera edición de BioCultura, la feria de productos ecológicos y consumo responsable organizada por la Asociación Vida Sana. Ahora, un cuarto de siglo después, la cita anual sigue en pie, más fuerte que nunca, con record de visitantes y empresas, demostrando el vigor del sector. El mes pasado, el Palau Sant Jordi ha acogido a más de 700 expositores y 74.000 visitantes.
Una de las novedades de este año ha sido la ampliación del espacio disponible a través de dos carpas exteriores. A pesar de lo positivo de este aumento de superficie, la directora del evento, Ángeles Parra, explica a Integral que ésta es solo una medida paliativa: “Nuestro objetivo es que de una vez por todas la Fira de Barcelona responda a nuestra demanda y nos permita organizar BioCultura en sus dependencias. Desde hace años la Fira de Barcelona boicotea el crecimiento
del sector ecológico impidiendo que nos traslademos allí”.
“En todos los lugares donde se lleva a cabo BioCultura, los recintos feriales y la administración municipal y autonómica ponen toda la carne en el asador para que cada feria sea un éxito y crezca el consumo interno de alimentos ecológicos. En todas excepto en Barcelona-Catalunya, precisamente donde el sector ‘bio’ siempre ha sido pionero y motor de todo el sector estatal”, dice Parra.
El balance global de estos 25 años de vida es positivo, pero los obstáculos no han sido pocos. Ahora el panorama ha cambiado porque la gran industria, sobre todo en el sector de la alimentación, ha decidido subirse al carro. Por eso nuestra misión ahora es vigilar para que tanto los pequeños como los más grandes cumplan las normativas y no engañen al consumidor”, dice la directora de BioCultura.
La actitud del público también ha cambiado en estos años, según la directora de BioCultura: ahora hay más información e inquietudes, y por eso más interés por lo ecológico. “Hay un cambio de visión. No solo se trata de comer mejor: a través de la cesta de consumo debemos provocar una transformación para lograr una mentalidad más sostenible en todos los sentidos”.
Un paso por delante
Ocho años antes de que BioCultura abriera sus puertas en Barcelona, la Casa de Campo de Madrid acogía en 1985 la primerísima edición de la feria, con 40 expositores y 15.000 visitantes. La ciudad –bajo la alcaldía de Tierno Galván- ofrecía menos trabas burocráticas y más apoyo institucional. Veinticinco años después, además de Madrid y Barcelona, la feria se celebra en Sevilla, La Coruña, Valencia y Bilbao.
De cara al futuro el impulso no para: la Asociación Vida Sana –encar-
gados durante todos estos años de llevar adelante el proyecto con una gestión independiente y auto financiada– da un paso más. Prevé estrenar en noviembre, en la próxima edición de BioCultura Madrid, un Congreso sobre cómo la alimentación y la agricultura influyen en la salud y en el medio ambiente.
“En los últimos tiempos ha habido un ensañamiento especial hacia las terapias alternativas. El lobby de la industria farmacéutica ha castigado muy duramente el sector, intentando desprestigiarlo”, dice la directora de la feria. “Por eso hemos decidido demostrar con evidencias científicas el impacto de lo que comemos en nuestra salud y en el planeta. No queremos seguir defendiéndonos de las acusaciones: con este congreso demostramos que queremos ir un paso por delante”.
En la Feria
Durante estos cuatro días de esta edición 2018, la oferta de productos, servicios y actividades ha sido exuberante en todas las áreas presentes en la feria: en las zonas de Alimentación, Cosmética, Moda Sostenible, Casa Sana, Eco Estilo de Vida, Terapias complementarias y Asociaciones. Se han celebrado más de 400 actos (talleres, conferencias, conciertos, y actividades para los más pequeños en el festival infantil MamaTerra) con el objetivo de inspirar y ayudar a las personas a cambiar, a mejorar su salud propia y la del planeta.