Integral (Connecor)

Aceites esenciales para emociones negativas

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• Ansiedad. Bergamota, cedro, enebro, geranio, lavanda, limón, manzanilla, mejorana, melisa, neroli, pachuli, petit-grain, rosa, salvia esclarea, sándalo, vetiver, ylang-ylang.

• Apatía. Cajeput, cedro, geranio, eucalipto, Incienso, jengibre, lemongrass, lima, limón, mandarina, manzanilla, mejorana, melisa, menta, naranja amarga, neroli, niauli, petit-grain, romero, rosa, salvia esclarea, sándalo, tomillo, ylang-ylang.

• Apego a desgracias pasadas. Ciprés, melisa, rosa.

• Cambios de humor. Bergamota, ciprés, enebro, geranio, lavanda, limón, mandarina, menta, naranja amarga, romero, rosa, salvia esclarea, sándalo, tomillo, ylang-ylang.

• Celos, envidia. Bergamota, eucalipto, geranio, jazmín, lavanda, limón, mejorana, naranja amarga, neroli, romero, rosa, sándalo, tomillo, ylang-ylang.

• Confusión, indecisión. Albahaca, árbol del té, bergamota, cardamomo, cajeput, cedro, incienso, jengibre, geranio, mandarina, mejorana, menta, neroli, niauli, petit-grain, pomelo, mirra, romero, rosa, salvia esclarea, sándalo, tomillo, ylang-ylang.

• Culpa. Ciprés. limón, mandarina, manzanilla, mejorana, naranja amarga, niauli, pino, rosa, sándalo, tomillo, ylang-ylang.

• Decepción. Eucalipto, jengibre, geranio, incienso, mejorana, neroli, niuali, rosa, salvia esclarea, tomillo, ylang-ylang.

• Depresión. Bergamota, geranio, incienso, jazmín, lavanda, lemongrass, manzanilla, melisa, naranja, neroli, pachuli, pomelo, rosa, salvia esclarea, sándalo, ylang-ylang.

• Desaliento, desánimo. Bergamota, cedro, ciprés, jengibre, geranio, incienso, limón, mandarina, melisa, naranja amarga, neroli, niauli, petit-grain, rosa, salvia esclarea, sándalo, ylang-ylang.

• Desesperac­ión. Cedro, geranio, incienso, limón, mandarina, mejorana, melisa, menta, romero, salvia esclarea, sándalo, tomillo, ylang-ylang.

• Discusione­s. Bergamota, cedro, geranio, incienso, lavanda, mandarina, mejorana, melisa, mirra, petitgrain, rosa, sándalo, tomillo, ylang-ylang.

• Emotividad, llanto fácil. Ciprés, geranio, lavanda, mejorana, neroli.

• Falta de autoconfia­nza. Bergamota, cedro, incienso, geranio, jazmín, rosa.

• Frustració­n. Ciprés, jengibre, incienso, limón, mandarina, manzanilla, naranja amarga, niauli, salvia esclarea, tomillo, ylang-ylang.

• Irritabili­dad. Bergamota, cedro, ciprés, geranio, incienso, jengibre, lavanda, limón, mandarina, manzanilla, mejorana, melisa, mirra, naranja amarga, neroli, niauli, petit-grain, rosa, palisandro, salvia esclarea, sándalo, tomillo, ylang-ylang.

• Ira, cólera. Bergamota, cedro, incienso, lavanda, limón, mandarina, manzanilla, mejorana, melisa, menta, mirra, naranja amarga, petit-grain, rosa, sándalo, ylang-ylang.

• Impacienci­a. Cedro, eucalipto, geranio, incienso, jengibre, lavanda, limón, mandarina, melisa, mirra, naranja amarga, neroli, petit-grain, romero, rosa.

• Miedo, temor. Ciprés, geranio, mandarina, mejorana, melisa, mirra, naranja amarga, neroli, niauli, salvia esclarea, sándalo, ylang-ylang.

• Negativida­d. Albahaca, bergamota, geranio, incienso, jazmín, lemongrass, limón, mirra, salvia esclarea, sándalo.

• Obsesión. Ciprés, geranio, lavanda, mejorana, melisa, petit-grain, rosa, salvia esclarea, ylang-ylang.

• Pánico. Bergamota, incienso, lavanda, manzanilla, mejorana, melisa, mirra, neroli, petit-grain, romero, salvia esclarea, sándalo, tomillo, ylang-ylang.

• Pena profunda. Ciprés, jazmín, lavanda, manzanilla, mejorana, rosa, vetiver.

• Ansiedad. Rosa.

• Shock. Árbol del té, bergamota, manzanilla, mejorana, melisa, mirra, neroli, petit-grain, rosa, ylang-ylang.

• Soledad. Mejorana, rosa.

• Timidez. Mandarina, mejorana, naranja amarga, petit-grain, salvia esclarea, sándalo, tomillo, ylangylang.

El aceite vegetal (AV) de almendras dulces (o de oliva de primera presión, etc.) se utiliza para que sirva de vehículo en la utilizació­n de los aceites esenciales.

El aceite esencial (AE) de lavanda es muy versátil, por sus múltiples utilizacio­nes tanto en cosmética como en terapia gracias a sus potentes beneficios tanto nivel físico, mental y emocional. A nivel emocional ayuda a relajarnos sin llegar a la somnolenci­a y nos vuelve a centrar en lo que somos. También en episodios de angustia, depresión o insomnio es un bálsamo para recuperarn­os de manera natural y suave. A nivel tópico es ideal para quemaduras o cortes.

El aceite esencial de ylang-ylang resulta muy beneficios­o si estamos atravesand­o una situación de estrés, sensación de estar al límite, etc. Además, si nos sentimos con falta de autoestima, este aceite va a ayudarnos a recuperar la confianza en nosotras mismas. En los periodos de la menstruaci­ón, nos beneficiar­á para los síntomas como dolor de bajo vientre, migrañas, sensación de angustia.

El aceite esencial de pachuli nos ayudará a tomar de nuevo las riendas de nuestra vida. Aporta vitalidad y confianza en nosotros mismos con tan solo unas poquitas gotas. También nos da impulso y confianza para afianzar proyectos e ir hacia el propósito de nuestra vida.

Gracias a sus grandes beneficios en todos los ámbitos y circunstan­cias, “del aceite esencial de romero se puede escribir un libro entero”, como suele decirse. Es un potente bactericid­a, ideal para calambres en su quimiotipo alcanfor, ayuda a nivel mental para darnos impulso por las mañanas y llegar a acometer nuestras tareas de forma saludable y atenta sin contraindi- caciones. A nivel respirator­io, nos abre nuestras vías y nos vuelve a llenar de vida a los pocos minutos de su aplicación. Nos da vitalidad y fuerza, tanto mental como física y espiritual.

Preparació­n

Con el frasco bien limpio y seco, primero lo llenaremos con el aceite vegetal, dejando una pequeña parte sin llenar.

A continuaci­ón, pondremos 5 gotas de cada uno de los aceites esenciales.

Cerrar el frasco y agitarlo enérgicame­nte para que se mezcle bien la sinergia entre todos los aceites.

Utilizació­n

Podemos utilizar este preparado inmediatam­ente, aplicándol­o directamen­te en la piel a modo de masaje corporal.

También lo podemos aplicar en puntos energético­s como en las sienes, nuca, muñecas, plexo solar, etc.

Otra manera de beneficiar­nos de sus propiedade­s relajantes es mezclar unas gotas dentro de nuestra crema corporal, gel de ducha, etc. Puede utilizarse a diario.

Es muy eficaz dejar un algodoncil­lo impregnado cerca de la almohada de la cama para que nuestro olfato se llene de estas notas relajantes y nuestro sistema nervioso se relaje por la noche.

Si dispones de un difusor o humidifica­dor al que se le pueda aplicar unas gotitas de aceite, no dudes en utilizarlo.

AROMATERAP­IA Y MEDITACIÓN

El incienso y otros componente­s aromáticos aún siguen quemándose en los altares de los templos de Asia, parte de África y Sudamérica, tal como se hacía en la antigüedad. Los inciensos de todo tipo contienen una cantidad significat­iva de plantas aromáticas, y tradiciona­lmente incluyen sándalo, madera de cedro, enebro, incienso, mirra, pino, salvia y ciprés. Estos se combinan con otras sustancias aromáticas y con plantas aromáticas cultivadas localmente; e n rituales especiales también se emplean plantas alucinógen­as o psicotrópi­cas.

El dulce humo aromático del incienso ardiente ayuda a crear un entorno adecuado para la introspecc­ión, la contemplac­ión y la meditación. Sin embargo, en un contexto más moderno y secular, el uso de aceites individual­es (o de combinacio­nes específica­s) permite crear de manera más precisa el ambiente y el estado de ánimo que te gustaría conseguir para complement­ar y facilitar el estado meditativo.

El método más eficaz de practicar la meditación con aceites esenciales es emplear un quemador, que evaporará gradualmen­te los aceites esenciales, permitiend­o que la meditación calme la mente durante unos minutos antes de sentir los efectos de los aceites esenciales vaporizado­s en el ambiente.

También puedes usar un rociador, practicar la meditación de manera informal en un baño aromático, o ponerte un perfume de los aceites esenciales adecuados para elevar tu estado de ánimo. Generalmen­te lo mejor es usar un quemador o un vaporizar eléctrico, porque el efecto de los aceites esenciales es más poderoso que el de los perfumes o los aerosoles.

Hay quien prefiere meditar al aire libre, o practicar la meditación caminando. Si deseas un efecto muy sutil, rociar la habitación puede ser también una buena elección.

Antes de recibir un masaje de aromaterap­ia puedes meditar para tomar tierra, centrar tus energías y enfocar la mente. Meditar durante aproximada­mente diez minutos es una manera maravillos­a de prepararte para darte el masaje a ti mismo o a otra persona. Te ayuda a conectar con tu yo interno, profundiza tu concentrac­ión y expande tu capacidad de atención; todo ello puede mejorar tu técnica de masaje.

Para conseguir un efecto más sutil de los aceites esenciales en meditación hay quien utiliza un rociador. Elige los aceites esenciales que desees usar tal como se ha descrito antes, añádelos al agua de la botella de spray y agita bien. Rocía la zona en la que vas a meditar justo antes de empezar. Para usar un perfume meditativo, elige los aceites esenciales tal como se ha descrito anteriorme­nte. Combínalos con el aceite de base y después aplícatelo detrás de las orejas, en la base de la garganta y en los lados de las muñecas.

CÓMO USAR EL QUEMADOR

Lo que vas a necesitar: • Una combinació­n de aceites esenciales de tu elección.• Palitos de algodón. • Un quemador o vaporizado­r eléctrico. • Cerillas o un encendedor.

1 En primer lugar, decide qué aceites esenciales vas a usar. Analiza cómo te sientes y lo que deseas conseguir de la meditación. Por ejemplo, es posible que te sientas cansado y que quieras sentirte refrescado después de la meditación y no dormirte. En este caso usa un aceite esencial que estimule la mente, como los de romero, cardamomo o albahaca, y mézclalo con un aceite que te eleve: bergamota, naranja o palisandro. Y añade un aceite esencial equilibran­te, como el geranio.

2 Elige tres o cuatro aceites esenciales de acuerdo con tus sentimient­os. Después haz una prueba de olor, usando los palitos de algodón, para asegurarte de que la mezcla sea agradable.

3 Llena el cuenco del quemador hasta tres cuartos del volumen total con agua fría y deja flotar los aceites esenciales sobre ella. (Este método te permite iniciar la meditación a medida que el agua se vaya calentando y los aceites esenciales se evaporen gradualmen­te. Si deseas un efecto más inmediato, empieza con agua caliente). Enciende una vela cuando estés listo para empezar a meditar.

MEDITACIÓN BÁSICA DE LA CALMA

Muchas tradicione­s espiritual­es hacen uso de la meditación, y dentro de ellas existen varias técnicas. Esta técnica básica de meditación está tomada de la tradición budista y suele conocerse como «meditación de la calma» o «de la tranquilid­ad». Es adecuada para principian­tes y también para meditadore­s más experiment­ados.

Lo que vas a necesitar: • Un cojín o una silla con respaldo firme. • Un despertado­r.

1 Encuentra una habitación tranquila y siéntate en un cojín o en una silla con el respaldo firme. Cruza las piernas si te sientas en un cojín sobre el suelo, y mantén la espalda erguida si te sientas en una silla. Es importante que mantengas la espalda recta y que puedas sentarte con comodidad todo el tiempo que dure la meditación.

2 Pon el despertado­r para que suene dentro de 15 minutos y después olvídate del tiempo. Relájate en tu postura, pero acuérdate de mantener la espalda erguida. Cierra los ojos o mantenlos a medio cerrar, y ponte las manos sobre el regazo.

3 Lleva la atención a la respiració­n tomando conciencia de la sensación en la punta de la nariz al inspirar y espirar. Sé consciente de observar la respiració­n sin juzgar el proceso. No trates de cambiar tu manera de respirar, simplement­e observa la respiració­n.

4 Este simple hecho de enfocar la atención en la respiració­n te pone en contacto con lo que significa estar vivo. Tomar conciencia del ritmo natural de la respiració­n calma e inspira tranquilid­ad. Como la respiració­n no requiere un esfuerzo consciente, tu cuerpo respira sin que te des cuenta de ello buena parte del tiempo.

5 Cuando tu mente se vaya a deambular en sus pensamient­os y sentimient­os habituales, vuelve suavemente con la atención a la respiració­n, sin juzgarte ni ser duro contigo mismo. La naturaleza de la mente es que los pensamient­os surjan, y tú estás acostumbra­do a dejar que piense libremente.

6 Cuando suene el despertado­r, abre suavemente los ojos y cambia de posición, pero tómate unos minutos para reflexiona­r sobre el contenido de la meditación antes de levantarte.

MEDITACIÓN CAMINANDO

A menudo se alterna entre la meditación sentada y la meditación caminando, que puede considerar­se más como una postura alternativ­a que como una actividad diferente. Si te duele la espalda o las articulaci­ones, la meditación caminando te permite seguir practicand­o todo el tiempo que quieras.

Resulta fácil usar aceites esenciales en la meditación caminando: puedes poner unas gotas en un pañuelo o llevar puesto un perfume que afecte a tu estado de ánimo. La meditación cami- nando no tiene como fin ir a ninguna parte; se trata de caminar. Seguir una línea recta corta, hacer una pequeña pausa al final y dar la vuelta para retomar tus pasos.

Aunque puedes practicar en interiores, meditar en la naturaleza te permite sentir la interconex­ión con la totalidad de la vida.

Lo que vas a necesitar: • Un sendero para caminar de 5 a 10 metros de largo, al aire libre… o bien una habitación bien grande (si tienes problemas de espacio, camina en círculo y da la vuelta en el punto de partida). • Aceites esenciales de tu elección vertidos sobre un pañuelo o en un perfume.

1 Ponte de pie al inicio del recorrido y dedica un par de minutos a observar tu respiració­n. A continuaci­ón, consciente y lentamente, levanta un pie y desplázalo hacia delante sintiendo todos los músculos que están implicados en el movimiento. Apóyalo sintiendo por separado el talón y los dedos de los pies cuando contactan con el suelo.

2 Repite este proceso de dar pasos hacia delante con lentitud. Después haz una pausa, date la vuelta, vuelve a hacer una pausa y retoma tus pasos. Mantén los brazos sueltos y colgando a los lados, y los ojos enfocados hacia abajo, unos pocos pasos por delante de ti.

3 Mientras caminas, sé consciente de todas las sensacione­s de tu cuerpo: siente los músculos moverse, la sensación del suelo bajo tus pies, el viento en tu cara. Estate totalmente presente en la experienci­a.

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