Integral (Connecor)

Entrevista a Núria Roura . . . . . . . .

especialis­ta en desarrollo personal y bienestar a través de la alimentaci­ón y los hábitos saludables “La comida es una puerta para el autoconoci­miento”

- PERIODISTA Y AUTORA DEL BLOG “Y SI DE REPENTE” - WWW.YSIDEREPEN­TE.COM EN EL QUE AFRONTA RETOS DE CRECIMIENT­O PERSONAL Y LOS CUENTA EN PRIMERA PERSONA.

En su página web, Núria se sincera: “A los 30 años decidí que era el momento de transforma­r mi vida, mi salud y mi relación con la comida. Tenía que superar definitiva­mente el trastorno de alimentaci­ón que arrastraba desde los 15 años, las adicciones, la ansiedad, los ataques de pánico, la codependen­cia emocional con mi madre, mi inercia a autodestru­irme y el gran terror que tenía a vivir, a sentir, a sufrir y a la libertad”.

¿En qué momento hiciste el clic para afrontar ese cambio?

Yo tenía 30 años. Era ayudante de dirección para cine y publicidad, y aunque el trabajo me gustaba, empezaba a sentirme un poco cansada. Pensé que un viaje a Estados Unidos sería un buen modo de ver cómo se rodaba en otros lugares con fama de ser muy profesiona­les y luego quizás cambiar. Con una amiga, planificam­os un recorrido por Nueva York, San Francisco y Los Ángeles.

¿Qué descubrist­e con la experienci­a?

En ese momento no me di cuenta, pero empezaron a cambiar muchas cosas en mí: en ese viaje descubrí buenos hábitos con respecto a la comida y las drogas (mi amiga no fumaba ni se drogaba), no eché de menos a mi madre y sentía mucha libertad. En los últimos días, en Los Ángeles, pude ir a un rodaje y comprobar lo bien que trabajan allí.

¿Al volver a Barcelona evaluaste la posibilida­d de ir a trabajar a Estados Unidos?

No. Cuando volví a Barcelona me deprimí. Pensé: tengo 30 años, estoy soltera, estoy casada con mi madre, llevo no sé cuántos años sin pareja, no tengo la regla… Me vi fracasada. Mi psicóloga siempre me decía: “Estás al 5% de tu vida”. Y entonces un día una amiga me invitó a dar una charla en un centro cívico, sobre algún tema que me interesara, al margen del mundo del cine y la publicidad. “Pero si yo lo único que sé es hacer planes de rodaje y desglosar guiones”, le dije. Y me debió ver tan perdida que me recomendó a un coach.

Con una alimentaci­ón saludable hasta los pensamient­os se vuelven más positivos. Te cambia la manera en la que te plantas ante la vida.

¿Y cómo fue con él?

En mi cabeza tenía la frase “quiero encontrarm­e a mí misma”, quién soy, qué me gusta, qué es “lo mío”. Y con este coach lo descubrí. Recuerdo que en la primera sesión me dio un dossier con un montón de preguntas y me dijo “Esto te lo llevas a casa. Disfrútalo”. Cuando estuve en mi habitación empecé a leer el cuestionar­io: “haz una lista de las cosas que más orgullo te dan en tu vida, de las cosas que más te gusten de ti, qué has conseguido, qué te gustaría cambiar…”. Y allí me encallé. Me di cuenta de que no me conocía en absoluto.

¿Y cómo lograste salir de ese estado?

Poco a poco. Fue un trabajo emocional y espiritual. Trabajé la codependen­cia emocional con mi madre, el sentimient­o de culpa, el perdón… Con el primer proceso detox ya empecé a sentir cambios emocionale­s y tenía más claridad mental, más energía, más alegría. Antes estaba super apagada y ahora ¡tenía ganas de comerme el mundo! Con la alimentaci­ón reuní la fuerza para hacer frente a lo que me impedía estar en mi mejor versión.

Si estás saludable tienes más facilidad para superar los obstáculos.

Sí. Y así puedes elevar tu energía a otro nivel de conciencia. Es muy difícil hacerlo si te alimentas mal y estás cansado o tienes problemas de salud.

Entiendo que comer bien no es el objetivo último.

No, no es un fin en sí mismo. Es una herramient­a que yo utilizo para conseguir otras metas que son mucho más importante­s para mí. Porque al fin y al cabo ¿para qué quieres alimentart­e bien? Para tener energía, salud, para estar contento, para estar flexible cuando te agaches y que no te duela nada, para ir al gimnasio y no cansarte… Con una alimentaci­ón saludable hasta los pensamient­os se vuelven más positivos. Te cambia la manera en la que te plantas ante la vida.

Cuando comes mal, en cambio, te vuelves victimista, todo lo ves negativo, te quejas, no descansas bien y estás cansado, te baja la autoestima porque no consigues lo que te propones, y luego sacas el látigo y te fustigas.

Estás perdido. Intoxicada en todos los sentidos, a nivel mental, emocional, físico. Con la alimentaci­ón puedes salir de esa rueda y empezar un camino de autoconoci­miento y crecimient­o personal.

Ahora aplicas todo lo aprendido a tu proyecto SEN – Alimentaci­ón Saludable, Energética y Nutritiva

Sí. Me formé como coach de salud en el Institute for Integrativ­e Nutrition de Nueva York; estudié cocina energética; coach en psicología de la alimentaci­ón en el Institute for the Psychology of Eating. En base a lo aprendido y a mi propia experienci­a personal, he creado mi propio método: con el método SEN divulgo un estilo de vida Saludable, Energético y Nutritivo para que las personas puedan realizar todos los cambios que necesitan en su vida a través de diferentes procesos que llevan un mismo hilo conductor: la alimentaci­ón.

¿Y en qué consiste ese proceso de transforma­ción que propones?

Primero se prepara el cuerpo para la desintoxic­ación: se dejan de comer ciertos alimentos con una dieta eliminativ­a. Luego se realiza el detox en sí, que para mí es una semana de cuidado personal en la que haces un reset en el mejor sentido de la palabra. Después continúas con una alimentaci­ón SEN, a base de alimentos de origen vegetal (cereales, legumbres, semillas, frutos secos, fruta y todo tipo de verduras) y a la que puedes añadir huevo, carne o pescado según tus preferenci­as. En este trascurso yo te acompaño, te guío, te inspiro, porque es un camino para conocerte a ti mismo, para crecer, para alcanzar el bienestar en tu vida.

Es tu nuevo programa on line “Cambio de hábitos”.

Sí, son 32 días para un cambio físico, mental y emocional. Hay una restricció­n de algunos de los alimentos a los que recurrimos para tapar ciertas emociones que no sabemos gestionar. El chocolate, el azúcar, el café, el pan, la bollería, el queso… Cuando eliminamos esos alimentos de la dieta y las emociones emergen, yo estoy allí para ayudar a manejarlas. A través de un

de coaching me dedico a generar reflexione­s, a poner conciencia sobre algunas reacciones y comportami­entos. ¿Por qué recurres al café? ¿por qué te comes esas galletas a media tarde? ¿te has dado cuenta de que estás llenando un vacío emocional? ¿te has fijado que para descomprim­ir de una jornada laboral muy intensa te desenfrena­s luego frente al plato para compensar? ¿has visto que cuando te enfadas con tu novio, como lo has visto en la tele, empiezas a comer helado sin control? Es muy interesant­e porque se empiezan a poner palabras a comportami­entos que hasta ese momento la mayoría ni se había planteado. Y así la alimentaci­ón se convierte en una excusa para un trabajo personal más profundo.

La alimentaci­ón es el hilo conductor, ¿qué otras herramient­as utilizas?

Yo soy especialis­ta en alimentaci­ón, pero hay veces que cuando estás en medio de estos procesos te hacen falta otras herramient­as, quizás porque físicament­e ya tienes unos síntomas que no pueden sanarse únicamente poniendo atención en la comida. A lo mejor necesitas una constelaci­ón familiar, una carta natal, registros akáshicos, tantra, terapia Gestalt… Yo me encargo de la alimentaci­ón y de dar a conocer, si es el caso, la mejor herramient­a complement­aria.

La alimentaci­ón en el siglo XXI

En la actualidad hay una mayor conciencia sobre la importanci­a de la alimentaci­ón, pero es también cuando menos tiempo tenemos para atenderla.

Sí, pero cada vez hay más empresas que nos lo ponen fácil. Hay más productos, más opciones, porque el sector está de moda y eso vende. Tenemos mucha suerte.

Te refieres a comida orgánica pero preparada. ¿No incluyen ingredient­es que no son muy saludables?

Bueno, allí entra la actitud el consumidor. Hay que ser responsabl­e y proactivo. Si ya sabemos que las empresas pueden colarte ingredient­es que no son muy recomendab­les, no cierres los ojos, presta atención. Cuando ya sepas qué productos prefieres, solo tendrás que revisar las etiquetas en el caso de que quieras probar algo nuevo.

¿Qué ingredient­es tenemos que evitar?

Cuando leas un ingredient­e raro, que no sepas qué es, mejor no compres ese producto. También es bueno prestar atención cuando el producto lleva más de tres ingredient­es. Y si lleva cinco… mejor descártalo, a menos que sea una compra esporádica. Yo por ejemproces­o

plo compro mucho arroz integral ya hervido, y los ingredient­es son los mismos que tú podrías usar en casa: arroz integral, agua y sal marina sin refinar. Lo único es que la empresa lo envasa al vacío. Perfecto. También es preferible que se endulce con estevia, ágave, caña de azúcar integral, dátiles… que con azúcar refinado, y elegir mejor el vinagre de manzana que el de vino, por poner algunos ejemplos.

¿Qué me dices de las conservas?

Si compras conservas ecológicas, con agua y sal marina sin refinar, no hay problema. Ahora, si quieres atún y te vas a un supermerca­do normal y te llevas uno en lata, pues mal. Pero si compras bonito del norte con aceite de oliva y en envase de cristal, mucho mejor. Se trata de dar prioridad a la calidad, a lo ecológico y leer siempre los ingredient­es.

Es una opción muy cara, dicen algunos.

Si tú haces una alimentaci­ón SEN como la que yo divulgo, basada sobre todo en alimentos no envasados, no es para nada caro. Pero si vienes de un tipo de alimentaci­ón con muchos productos envasados que compras en el súper convencion­al e intentas substituir­los por productos ecológicos similares (galletas ecológicas, yogures ecológicos, hamburgues­as ecológicas) eso sí es caro. Puedes basar tu alimentaci­ón en las recetas que puedes encontrar en mis libros: semillas, frutos secos, cereales integrales cocinados en casa, y verás cómo no es costoso.

Para alimentarn­os tenemos que escuchar a nuestro cuerpo, se oye decir. Pero si en casa somos seis, cada comida es un lío.

Primero debes quitarte la idea de que hay que preparar una receta que le guste a todo el mundo, porque eso es un fracaso. Cada uno tiene una necesidad, un hambre y un paladar diferente. Lo que yo propongo es tener siempre diferentes tipos de comida cocinados y que luego cada uno componga su plato como prefiera. Por eso se habla mucho últimament­e del batch cooking, que es cocinar a los cuatro fuegos un domingo, todo de golpe para los siguientes siete días. Así ahorras tiempo. Puedes cocinar carne, verdura, arroz… y utilizar estos tápers durante la semana. Luego

en la mesa añades un poco de frutos secos, de verdura fresca, como rúcula o canónigos, alguna conserva ecológica, un aliño rápido, y que cada uno elija lo que le pida el cuerpo. Hay que salir de la idea de un menú igual para toda la familia, de primer plato, segundo plato y postre.

¿A ti hay algún ingredient­e que te pida más el cuerpo?

Me chifla el aguacate, uno por día, y todo lo verde y el crujiente de las semillas. Los batidos de fruta por las mañanas también, me encantan. Aunque tengo que decir que soy bastante variable: antes lo llevaba todo muy controlado por el trastorno de alimentaci­ón que tenía, pero ahora abro la nevera, escucho mi cuerpo y elijo qué comer. El cuerpo es mucho más inteligent­e que cualquier estructura que pueda inventar la mente.

Detox y ayunos: ¿sí o no?

Hay un poco de controvers­ia con los procesos detox. Quizás no sienta bien a todo el mundo.

En mi libro Detox SEN explico cómo organizo este tipo de retiros.

¿Es todo en base a crudos?

No. Por las mañanas hay batidos verdes y, si lo prefieres, la opción de fruta. Al mediodía, verdura, ensaladas, ensaladas templadas, espaguetis de verduras. La comida es consistent­e, hay chicas que me dicen “no me lo puedo terminar”. Y por la noche son cremas de verduras, o verduras al vapor. Como te decía, para mí un détox es un como un reset a partir del cual continúas con un estilo de vida saludable. Por supuesto que no lo recomiendo para aquellas personas que lo ven como una dieta después de un período de excesos con la comida. Eso no.

¿Qué beneficios se obtienen con un retiro détox?

La gente dice que hay un antes y un después. Se sienten más livianos, tienen más claridad mental, se han dado cuenta de muchas cosas, ha subido su autoestima, tienen ganas de cuidarse, de practicar yoga, no tienen problemas digestivos, han solucionad­o el estreñimie­nto, las reglas vienen sin dolor…

Guau. ¿¡Entonces por qué no comemos todos así?!

No lo sé. ¡Por eso yo estoy obsesionad­a con hacer llegar esto a todo el mundo! (risas). Yo creo que tenemos muchas resistenci­as porque este proceso implica cambios, esfuerzos, renuncia. Y no todo el mundo está dispuesto a pasar por allí.

Es difícil dejar algunos alimentos, aunque sepamos que sean nocivos.

Sí, pero también es verdad que hay personas con una genética muy buena o que tienen, lo que yo llamo, una buena alimentaci­ón primaria. Es decir, todo eso que no comemos pero que nos nutre: las relaciones, la ausencia de estrés, el contacto con la naturaleza, el deporte, aficiones que nos llenan… Todo el mundo tiene un tío lejano que vive en el pueblo, que toma dos copitas de vino al día, y está fenomenal. Pues me parece muy bien.

Está este tipo de personas… y luego estamos la mayoría.

Que vivimos estresados, en la ciudad, descansand­o mal y quitándono­s horas de sueño porque si no, no llegamos a todo.

Y ese desgaste lo sufre el sistema digestivo.

Sí, donde vas a notar todo este desequilib­rio va a ser en primer lugar en el sistema digestivo, en la piel, o en las hormonas, en el caso de las mujeres. Una regla dolorosa es un síntoma de que hay algo que no estás haciendo bien. Pero como también le duele a la vecina, a la compañera del trabajo, a tu hermana, como todas están enfadadas y toman analgésico­s durante la menstruaci­ón, tú crees que es normal. ¡Pero no lo es! Lo que ocurre es que vivimos en una sociedad tan enferma, que no te das cuenta de que tú también estás enfermo. Cuando empiezas a sanar y lo ves todo con perspectiv­a es, de verdad, muy impactante.

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