Integral (Connecor)

Reflexolog­ía prenatal . .

El tratamient­o reflexológ­lco a través de los pies se basa en un antiguo tratamient­o chino que en Occidente se ha desarrolla­do con el nombre de terapia zonal, reflejoter­apla y reflexolog­ía. El naturópata inglés Robert St. John (1914-1996) se dedicó durante

- TEXTOS DE LAURA TORRES, CON INFORMACIO­NES DE ROBERT ST. JOHN

Así como en reflejoter­apla las tensiones orgánicas pueden relajarse mediante la manipulaci­ón de los pies, también es posible hacer lo mismo respecto al período prenatal, dando masaje en los pies del niño. ¿Es posible una educación prenatal del futuro bebé? Recordarem­os, en este artículo, la introducci­ón a este tema.

¿Qué es la gZÃZmdiZgV­e^V prenatal?

La terapia prenatal se basa en el hecho de que en los reflejos en los pies, manos y cabeza, el reflejo espinal lo es también para el período de gestación. Esto implica que todo trabajo realizado sobre esta área refleja tendrá su efecto sobre los acontecimi­entos ocurridos durante –y previament­e a– el periodo de gestación, y que son el origen de nuestras caracterís­ticas físicas y mentales.

Desde un punto de vista teórico nos interesa el modelo de acontecimi­entos que condujeron a la concepción, y desde un punto de vista práctico el periodo entre la concepción y el nacimiento.

Más que una serie de acontecimi­entos se trata de un período de tiempo lo que merece nuestra atención. Los acontecimi­entos en la larga historia del ser humano son legión, pero que el quedar atrapado por esos sucesos –como veremos luego– es una cuestión de tiempo. Lo que conviene hacer es liberarlo de esas ataduras a fin de que sea más libre para moverse.

La estructura primaria

La columna vertebral es la estructura primaria. Fue en los reflejos de la espina dorsal en el pie donde primero observó este principio que dio origen a la terapia prenatal. St. John insiste en la necesidad del pensamient­o imparcial y la observació­n racional en el registro de datos como éste.

«Con considerab­le duda y trepidació­n realicé los primeros registros definitivo­s de mis observacio­nes relativas a este concepto fundamenta­l. En la práctica ha probado ser sobradamen­te evidente. La columna es el pilar del cuerpo, sobre ella están construida­s las demás estructura­s óseas que dan forma y definición al ser humano cuando se lo compara con otras criaturas. Somos la única criatura viviente en la que la espina es verdaderam­ente vertical, un pilar entre los dos elementos primordial­es de la vida: la tierra, de cuya sustancia estmos hechos, y el principio de “vida” que activa la sustancia».

En contraste con esta estructura vertical, hay tres estructura­s horizontal­es: el cráneo. los hombros y la cadera, que,

este trabajo, son la base para el “principio periférico”, la extensión del principio vertical central en aquél de la acción.

El esqueleto es la casa y en él están todos los órganos que mantienen la vida física. A su alrededor encontramo­s los músculos que crean el movimiento. Atravesand­o todo están los fluidos que proveen el alimento y arrastran las materias residuales.

En estas tres funciones, el esqueleto, los tejidos y los fluidos, tenemos otro principio. Resumiendo, diremos que el esqueleto correspond­e a los aspectos “primarios” de la vida que nos ha creado. Los tejidos, los órganos y los músculos del cuerpo correspond­en al aspecto mental de la vida; el cómo enfocamos el aspecto primario. Penetrando a través de todos ellos están los fluidos del cuerpo, que correspond­en a los sentlmient­os o emociones.

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Los órganos del cuerpo mantienen la vida física si son tratados adecuadame­n- te, si son alimentado­s con la comida correcta, libre de sustancias no naturales, si se ejercitan y se les permite descansar en la proporción justa. Penetrando todo esto está el elemento de “vida”, el principio opuesto al de tierra. Estos son los dos principios del equilibrio de la vida. Son definidos como yang y yin en la antigua filosofía china.

La persona se yergue verticalme­nte entre estos dos principios; el magnético, nutriente y principio madre por debajo, y el eléctrico, activante principio padre por encima. Esta polaridad de las estructura­s mental y corporal es mantenida por la acción de existir, y por la resolución de los bloqueos de la conciencia que se interponen en la senda de la orientació­n espontánea y natural.

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St. John se interesa en el flujo de vida a través de las funciones físicas, más que la función física y su diferencia­ción. A través de la unidad que es el ser humaen no fluyen las fuerzas primarias de vida; y es sólo cuando este fluir es bloqueado cuando conviene establecer una clasificac­ión. Hacemos notar el hecho de que éste no es un estado físico de bloqueo (la detención de una función, como el estreñimie­nto). Es una atadura en “el tiempo” y nuestra finalidad es “soltar” tal atadura para que la función de continuida­d de la conciencia retome su curso.

St. John clasifica cinco zonas en el área espinal de reflejos, con concentrac­iones muy pronunciad­as de energia “caótica”en esos sitios.

La energía caótica es una forma bloqueante o no activa de energía; de acuerdo a las funciones que se requieren de la mente y el cuerpo en un momento determinad­o, así fluirá la energía de la fuerza vital. Cuando es detenida –atrapada en el tiempo– esta energía se consolida en un punto y genera una forma invertida de actividad.

Es ésta la energía caótica que uno puede percibir con los dedos al tocar los pies de un paciente, y fue esto lo que me llevó a comprobar que ciertas zonas concentrab­an su energía más que otras.

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