Minimalismo vital . . . . .
Simplicidad para una vida plena y con sentido.
Ya hace tiempo que el sueño americano ardió en las llamas del consumismo exacerbado, una cultura de usar y tirar en la que comprar y adquirir bienes materiales es parte de la neurosis colectiva.
Esto no podía durar para siempre. Las cenizas de este modelo también han llegado a Europa y resto de países de cultura capitalista.
Consumimos con ansia en busca de la felicidad, tratando de llenar nuestro vacío interior poseyendo cosas que en el fondo nos poseen a nosotros, ya que para conseguirlas entregamos a cambio nuestro tiempo.
«La misma búsqueda de la felicidad es lo que frustra la felicidad», escribió el psiquiatra austriaco Viktor Frankl.
Buscamos secretamente la felicidad en todos nuestros actos, también en las compras, pero nada de eso puede llenarnos, porque el sentido de la vida no puede adquirirse con dinero.
Cuando comprendemos que tener más y más cosas no nos hará dichosos, podemos despertar y tomar alternativas fuera de la corriente principal.
REGRESANDO
A LA SIMPLICIDAD
Un enfoque vital alternativo, opuesto a un salario anual de seis dígitos con sesenta horas o más de trabajo por semana —noches y fines de semana incluidos, en muchas ocasiones—, puede ser el movimiento de la vida lenta, también denominado downshifting.
En el Manifiesto de reducción de marcha escrito por Tracy Smith, hablaba de dos claves:
El dinero. Estamos rodeados por la cultura del crédito del “Compre ahora, pague después” y hemos olvidado el valor de nuestros ingresos reales. Cuanto más dinero gastamos, más tiempo debemos trabajar para pagarlo. Recordemos - Las mejores cosas en la vida son gratis. Vuelva a aprender el valor del dinero y viva con lo que gana.
Tiempo. ¿Cuál es el punto de poseer una fortuna, si no tenemos tiempo para gastarla? Recordemos - El regalo más importante es el tiempo. Disfruta de más tiempo con las personas más importantes de tu vida.
Esta filosofía vital se llamó en sus inicios simplicidad voluntaria, y nos invita a dejar atrás la fijación por el trabajo y el gasto a cambio de tiempo para las cosas con las que realmente disfrutamos.
Entender que las cosas materiales jamás podrán comprar el bienestar interior ha sido reconocido a lo largo de la historia de la humanidad, aunque posiblemente es algo que cada persona necesita alcanzar por sí misma.
Al alcanzar esta comprensión, sentimos la necesidad de frenar el ritmo y decir adiós a todo lo accesorio e innecesario; dejar atrás la carga y tomar nuestro tiempo para lo realmente importante y así iniciar una transformación vital.
Cada vez hay más personas que eligen la simplicidad y la vida lenta en lu-
gar de la complejidad y las prisas. Veamos algunos de los guías de esta nueva corriente.
REDEFINIENDO LAS NECESIDADES
Si hemos tomado la decisión de cambiar nuestro estilo de vida, ya somos afortunados. Una existencia insatisfactoria conduce, semana tras semana, al vacío, la tristeza y la decepción.
Según Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus, creadores de la exitosa web The Minimnalists (www.theminimalists. com), hay cinco aspectos o valores básicos comunes para cada vida, y que están directamente relacionados con nuestra felicidad, ya que nos ayudan a encontrar el significado de la vida.
Veamos cómo llegaron a estas conclusiones y de qué se trata.
Como explican en su reciente libro Minimalismo para una vida con sentido (Kairós), en 2009 ambos se sentían profundamente insatisfechos con sus vidas, a pesar de que trabajaban en la misma empresa desde hacía años y, a cambio de más de setenta horas de trabajo semanales, ingresaban un salario anual de seis dígitos.
Se conocían desde hacía veinte años, y ambos descubrieron que habían sentido esa insatisfacción durante la mayor parte de sus vidas; básicamente desde la adolescencia.
Tras muchos años luchando contra la realidad y buscando la felicidad por su cuenta, en 2004 coincidieron en la misma empresa y volvieron a conectar. Ambos se vieron con buenos sueldos e infelices. No sabían qué hacer con sus vidas.
«Y, no obstante, por mucho que lo intentamos, nuestra búsqueda de la felicidad a través del estatus y las posesiones materiales nunca nos proporcionó ni felicidad ni satisfacción reales y duraderas», escriben en su libro.
LOS PILARES DE LA VIDA
El punto de inflexión se produjo en octubre de 2009, cuando la madre de Joshua falleció después de luchar más de un año contra el cáncer.
«Una semana después de la muerte de la madre de Joshua, tuvimos una conversación sobre la felicidad. Hablamos de por qué no estábamos contentos y de qué nos haría felices. Era evidente que la vieja fórmula de “Si fuéramos capaces de ganar X dólares, entonces seríamos felices”, no había dado resultado. Los dos teníamos sueldos de seis cifras, los dos éramos jóvenes ejecutivos exitosos de veintiocho años, y los dos “habíamos resuelto nuestras vidas” según los estándares culturales. Pero era evidente que no habíamos resuelto nada (…), cuanto más hablábamos de nuestro sueño de ascender por la escalera corporativa, más nos parecía una pesadilla.
La muerte de la madre de Joshua lo puso todo en perspectiva: en este mundo sólo disponemos de una cantidad de tiempo finita.»
«El secreto de la felicidad no reside en tener más, sino en desear menos.» ELAINE ST. JAMES
Decidieron reinventar sus vidas y así vivir una existencia con significado; lo que no necesariamente excluiría el dinero, pero éste no sería el propósito principal. Como consecuencia, identificaron los cinco aspectos o pilares vitales más importantes de la verdadera felicidad:
1. Salud
2. Relaciones personales
3. Pasiones
4. Crecimiento personal
5. Ayudar a los demás
Con estos grandes temas como foco, lograron identificar las nuevas pautas para una vida digna de ser vivida, aunque no tenían aún idea de cómo llegar hasta ahí.
DESPERTAR DEL SUEÑO COLECTIVO
Cuando Joshua y Ryan buscaban soluciones para su vida, descubrieron la red de Colin Wright, quien prendió la luz con sus ideas de vida minimalista.
Luego encontraron los ejemplos de
«No puedes canjear las cosas materiales por amor, dulzura, ternura o el sentimiento de camaradería.» ALBERT EINSTEIN
Leo Babauta, el creador del blog con dos millones de seguidores Zen Habits. Babauta había alcanzado en pocos años muchos de sus objetivos gracias a simplificar su vida y hacer del minimalismo su propósito. También conocieron a Joshua Becker, quien dedicaba su tiempo libre a educar a otros a través de su web Becoming Minimalist.
Empezaron a transitar por un camino allanado por otros pioneros como Elaine St. James, autora estadounidense que publicó el primer bestseller sobre el tema, ya en 1994: Simplifica tu vida*.
No es que no hubiera libros escritos sobre un estilo de vida simple, pero no existía ninguno que fuera realmente práctico.
Es por eso que St. James, después de haber conquistado grandes cambios, tanto en su vida como en la de su esposo, a través pequeños pasos, escribió sus experiencias en una guía para ayudar a que los demás adquirieran más tiempo para vivir realmente.
* Podremos encontrar un antecedente, a finales de la década de 1970, en «Voluntary Simplicity» de Duane Elgin, un primer intento de renovación en la actividad social del que nos hicimos eco en la revista (ver «Simplicidad voluntaria», en el número 5 de Integral).
PEQUEÑOS PASOS PARA UN GRAN CAMBIO
Hay muy pocas guías sobre estilo de vida que, habiendo sido publicadas hace más de veinte años, todavía sean relevantes en la era digital. El libro de St. James es uno de ellos.
Al reparar en el grado de infelicidad que la tenía atrapada en un estilo de vida estresante, St. James decidió pasar un fin de semana retirada en una cabaña para ver qué podía hacer.
«Durante los días que siguieron, me senté en soledad en el pacífico silencio de la casa y se me ocurrió una lista de cosas que podíamos hacer para mejorar la calidad de nuestras vidas, a la vez que disminuíamos su complejidad. Cuando llegué a casa, me senté con Gibbs y repasamos la lista. Afortunadamente, estuvo de acuerdo con todos los cambios importantes, y la mayoría de los menores, que propuse.
Lo primero que hicimos fue deshacernos de todas las cosas que ya no usábamos. Dimos un paso de gigante y nos mudamos al otro lado del país, para poder trabajar donde queríamos vivir y hacer lo que realmente queríamos hacer. En el proceso, nos mudamos a una casa más pequeña. En los años siguientes, simplificamos nuestros hábitos alimentarios, consolidamos nuestras inversiones, vendimos el maldito barco, reconsideramos nuestros hábitos de compra y reducimos drásticamente nuestras necesidades de bienes y servicios.»
Los cambios para simplificar nuestras vidas pueden ser muy lentos y, aun así, funcionar muy bien. Como el objetivo general es vivir una existencia mejor y más agradable —como hemos visto con Joshua y Ryan, así como con Elaine St. James y su marido—, este es un proyecto a largo plazo y con una evaluación a largo plazo.
Sin embargo, es muy importante que todos los que viven en tu hogar estén de acuerdo con los cambios que deseas lograr. Resulta mucho más sencillo realizar cambios si tienes la voluntad de dos —o más— personas contra los antiguos hábitos.
Y no es necesario que reduzcas tu estilo de vida de la noche a la mañana. Em-
pieza por las cosas más simples y luego te darás cuenta de que puedes hacer más, y también lo desearás.
El espacio para más minimalismo se habrá abierto en tu vida.
LOS SECRETOS
DEL MINIMALISMO VITAL
El minimalismo no es una religión aunque, si te lo tomas muy en serio, puedes convertirte en un fiel guerrero de esta causa. Únete al minimalismo si realmente sientes que es lo que deseas, si tu ritmo de vida es abrumador, si no estás contento y deseas apearte de este carro que no lleva a ninguna parte.
Para Elaine St. James existen seis áreas principales donde podemos buscar la simplificación:
1) el hogar
2) el estilo de vida
3) las finanzas
4) el trabajo
5) la salud
6) nuestra vida personal.
Definitivamente, nuestro hogar es un buen punto por el que empezar, y quizá también el más fácil, ya que, con esfuerzos relativamente pequeños, podemos revisar lo que ya no necesitamos o no usamos y deshacernos de ello, regalándolo o acudiendo a un mercado de segunda mano. Al convertirlo en un ejercicio de donación, cumpliremos con los valores básicos de ayudar a los demás y también cuidaremos del medio ambiente. ¡Y eso suena como un muy buen comienzo!
MINIMALISMO MÍNIMO
La simplificación, o el minimalismo como propósito, puede traer muchas alegrías a nuestra vida. Y mucho sentido, ya que va aparejado a otros beneficios personales y para el planeta.
Podemos encontrar ese valor en particular que nos hará de guía; por ejemplo, cuidar del medio ambiente mucho más de lo que lo habíamos hecho hasta ahora, evitando la compra de bolsas de plástico y alimentos envueltos en este material. Cuando nuestra salud se vea amenazada, pondremos en marcha iniciativas que llevaban mucho tiempo postergadas, y que deberíamos haber empezado a hacer mucho tiempo antes, con una eficacia y rapidez increíbles.
Establecer nuestra dieta digital y poner barreras a partir de cuándo y cuánto estamos dispuestos a atender —ya sean llamadas, mails o whatsapp—, puede ser asimismo muy importante para nuestro bienestar general.
Y si aún no hemos encontrado cuál es nuestro propósito en la vida, aquello que nos hace avanzar, no debemos rendirnos: podemos seguir valores sólidos y mantener nuestra misión de encontrar nuestro propósito vital.
«Y TODO ESTO, ¿PARA QUÉ?»
Pero no debemos olvidar que no todo tiene un propósito, y a veces es bueno dejar pasar toda esa presión y simplemente disfrutar de ser. Si eso es lo que necesitas, refresquemos y liberemos nuestro día con uno de los escritores más originales de los EEUU, el punto de vista de Kurt Vonnegut en su libro Cuna de gato:
«Al principio, Dios creó la tierra y la observó en su soledad cósmica. Y Dios dijo: “Creemos a las criaturas vivientes del barro, para que el barro pueda ver lo que hemos hecho”.
Y Dios creó a cada criatura viviente que ahora se mueve, y una de ellas era el hombre. El barro como hombre solitario podía hablar. Dios se inclinó hacia el barro hecho hombre cuando este se sentó, miró a su alrededor y habló. El hombre parpadeó.
“¿Cuál es el propósito de todo esto?”, preguntó cortésmente.
“¿Todo debe tener un propósito?”, preguntó Dios.
“Ciertamente”, dijo el hombre. “Entonces dejo que pienses en uno para todo esto”, dijo Dios.
Y entonces se fue.»