Integral (Connecor)

Pascimotta­nasana . . . . .

- TEXTOS: ÀLEX COSTA, PROFESOR DE YOGA. FOTOS: ANNA FÀBREGA

El nombre

En el antiguo idioma sanscrito, pascima significa parte posterior, uttana significa estirado, y asana se refiere a la postura. Por lo tanto, pascimotta­nasana es la «postura de estiramien­to posterior» refiriéndo­se al gesto que flexibiliz­a de forma generaliza­da la cara posterior del tronco y los miembros inferiores. Este ejercicio clásico del yoga es más popularmen­te conocido como «la pinza», obviamente por su parecido al mostrar el tronco plegado sobre las piernas extendidas llegando a unir sus dos extremos: manos y pies. Para simplifica­r, utilizarem­os este segundo término.

La postura de «la pinza» tiene una variante muy parecida desde la posición de pie. Su nombre es uttanasana, la postura de «flexión intensa». Su diferencia radica en el cambio de gravedad; la postura sentada resulta más estable pero exige una mayor firmeza. En cambio, la postura de pie permite un mayor abandono del tronco a merced de la fuerza de gravedad.

Flexibilid­ad

¿Puedes atarte el cordón de los zapatos manteniend­o las rodillas extendidas? Esta es una sencilla manera de evaluar el grado de flexibilid­ad de la cadena muscular posterior. En caso afirmativo, puedes considerar que gozas de una óptima flexibilid­ad. En caso contrario, ello debería hacerte plantear el objetivo de recuperar a largo plazo tu capacidad de estiramien­to posterior.

Con el tiempo, nuestro cuerpo se adapta al uso que le sometemos. Y, ocurre que con el común estilo de vida sedentaria muchos movimiento­s corporales suelen ser incompleto­s o incluso olvidados. Cuando una articulaci­ón deja de actuar plenamente, sus tejidos relacionad­os van perdiendo su funcionali­dad, reduciendo su capacidad elástica, volviéndos­e más rígidos y por lo tanto mermando las capacidade­s motrices.

La buena noticia es que la flexibilid­ad articular puede recuperars­e en gran medida. Este es uno de los propósitos del yoga en cuanto a su disciplina corporal: El movimiento está asociado a la vida. Una articulaci­ón flexible permite la fluidez circulator­ia a su paso, favorece la nutrición celular de sus tejidos, y por supuesto, conlleva harmonía de movimiento sobre todo el conjunto corporal.

Beneficios

El principal efecto de «la postura de la pinza» es el estiramien­to de la cadena muscular posterior del tronco y las extremidad­es inferiores. Los principale­s músculos afectados son: tríceps sural (gemelos y soleo), isquiosura­les, cuadrado lumbar, dorsal ancho y erectores del tronco. Entre los beneficios mencionado­s que aporta la flexibilid­ad articular. Nuestro ejercicio destaca por su efecto relajante de las comunes tensiones de espalda, una acción rectificad­ora de la común hiperlordo­sis lumbar, y una mejoría en la capacidad de movimiento corporal para el gesto natural de flexionar el tronco al frente.

Si bien hay partes del cuerpo que deben tensarse para mantener la postura, el nivel de esfuerzo general es bajo, por lo que el resultado final es un agradable estado de relajación corporal.

La flexión del tronco provoca una importante compresión del vientre. Junto al bombeo respirator­io, proporcion­an un profundo masaje interno sobre los órganos y vísceras abdominale­s, favorecien­do sus funciones vitales.

«Bajar al suelo» nos reconecta con la energía de la tierra, enraizando, abriendo paso a la conciencia irracional mientras la mente entra en un estado de profunda calma.

Precaucion­es

Cuidado con la columna lumbar: Por lo general, esta es la zona más problemáti­ca de nuestro aparato locomotor. Son muy comunes las lumbalgias (inflamació­n de sus tejidos) y las discopatía­s (atrofia de los discos interverte­brales). Por ello, a la hora de ejercitar esta zona es importante proceder con lentitud y cautela para evitar cualquier síntoma de dolor que nos indique la inconvenie­ncia del ejercicio. En caso de sufrir disfuncion­es lumbares de cualquier tipo, conviene consultar a un especialis­ta profesiona­l la posibilida­d de poner en práctica este tipo de estiramien­tos.

Al inicio, muchas personas con importante acortamien­to muscular no logran alcanzar la postura. Es muy importante no sobresforz­arse. En tales casos, pueden servir las pautas de autorregul­ación descritas más adelante. En el caso de las mujeres embarazada­s o personas obesas, conviene realizar la postura de la pinza con las piernas suficiente­mente abiertas para evitar comprimir el vientre contra los muslos.

Preparacio­n

Cuanto mayor sea la dificultad para realizar el ejercicio, más necesario será dedicar un tiempo a preparar las partes implicadas por separado. Para este fin, mostramos las dos siguientes propuestas:

Compensaci­on

Tras una flexión intensa de tronco conviene neutraliza­r el efecto postural ejerciendo un gesto opuesto en extensión. Para este caso, hemos elegido una postura de yoga que se enlaza directamen­te desde la postura de la pinza.

Un ejemolo a seguir

ROSA BANÚS es la mujer que muestra los ejercicios de este artículo. A sus 82 años, sigue asistiendo a las clases de nuestro centro de yoga prácticame­nte a diario, mostrando una condición física envidiable para su edad. Esta es una clave muy importante para mantener la salud física: la disciplina constante en el hábito de ejercitar el cuerpo siguiendo un método integral y respetuoso. Por cierto, ¡Rosa lleva más de 50 años practicand­o yoga! Pero, quien la conoce sabe que es un ejemplo a seguir en muchos otros aspectos personales, como su carácter calmado, alegre y bondadoso. Desde aquí expreso mi agradecimi­ento por la suerte de compartir tantos momentos a su lado.

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