CONECTADA AL PAISAJE
La madera y el acero inoxidable son los materiales estrella de esta cocina que se prolonga más allá de sus límites físicos, estableciendo una conexión directa con el jardín exterior y beneficiándose a través de sus amplias cristaleras de una gran entrada
Madera y acero para una cocina con vistas
Espaciosa, acogedora, cómoda y luminosa. Así es esta cocina, un espacio perfectamente delimitado que se abre por completo al resto de zonas de día de la vivienda. Cálida y con un marcado carácter industrial, la estancia se encuentra situada en la planta baja de una casa unifamiliar estructurada en cuatro niveles y ubicada en la localidad costera de Tamariu (Girona). Se trata de un proyecto que lleva la firma del equipo de Octavio Mestre Arquitectos.
Las generosas dimensiones de la cocina favorecieron una distribución del espacio con isla central, lo que al mismo tiempo acorta de forma notable los recorridos. El resto del ambiente lo ocupa una bancada inferior y un amplio frente de módulos de almacenaje, en el que también tienen cabida algunos de los principales electrodomésticos. A medio camino entre una cocina doméstica y una de carácter profesional, la madera y el acero inoxidable son los materiales estrella, si bien la cercanía con el jardín contiguo y la abundancia de ventanales favorecen que el verdor exterior y la lua natural sean otros elementos destacados de la estancia. Con grandes tiradores que subrayan las dimensiones de los muebles que la integran, todo el mobiliario es de Santos.
Convertida pues en el eje vertebrador del espacio, la isla marca la transición entre la cocina propiamente dicha y el comedor, con capacidad para unos 8-10 comensales. Con mucho espacio para guardar, este elemento central alberga asimismo la zona de cocción, en la que destaca la potente campana extractora de superficie, un elemento que evita que nada pueda obstaculizar la visión entre las distintas áreas. También alberga una de las dos zonas de aguas de la estancia, compuesta por un fregadero de un solo seno y un vistoso mezclador monomando, al tiempo que cuenta con mucho espacio libre para manipular los alimentos.
En definitiva, una cocina de marcado sabor práctico, en la que ningún elemento se ha dejado al azar. Es el caso, por ejemplo, del contenedor para los residuos ubicado en la superficie de trabajo de la isla, o del armario con frente de persiana que alberga en su interior los pequeños electrodomésticos. Sin duda un ambiente de gran personalidad que combina con acierto la vertiente estética y el espíritu funcional.
“al abrirla al salón comedor, la cocina se convierte en un lugar de reunión familiar. por eso es importante que resulte tan funcional como cómoda”
Equipo de Octavio Mestre Arquitectos