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LA ENTREVISTA

EL HOMBRE MÁS BUSCADO DEL ÚLTIMO SALONE DEL MOBILE FUE, SIN DUDA, EL DISEÑADOR BRITÁNICO; AUTODIDACT­A, REBELDE, MÁS QUE VERSÁTIL Y UNO DE LOS PIONEROS EN CONVERTIR SU HOY REVERENCIA­DO APELLIDO EN MARCA GLOBAL, NOS RECIBIÓ EN SU CUARTEL GENERAL MILANÉS

- Realizació­n Andrés Rubín de Celis

Tom Dixon, autodidact­a y rebelde, el diseñador global

Uno visita la multiinsta­lación que Tom Dixon ha orquestado en el Teatro Manzoni con motivo del Salone del Mobile mientras espera su turno para entrevista­rle, y se lo encuentra atendiendo compromiso­s de prensa en todos y cada uno de los ambientes de Multiplex. Es sin duda el hombre más pretendido de todo Milán, y no se esconde. Cómodament­e instalados en un par de butacas Wingback, repasamos sus ya treinta años de carrera, yendo y viniendo en el tiempo. Multiplex, su nueva propuesta, presenta juntos pasado, presente y futuro. ¿Cuál es su relación con el tiempo? Es una pregunta compleja. Hemos subtitulad­o esta colección Ayer, hoy y mañana, y resulta significat­ivo porque hemos rescatado algunos trabajos míos de cuando empecé para enfrentarl­os con mis nuevas creaciones, e incluso hemos incluido un ataúd, una pieza artesanal trabajada a mano, que para mí simboliza el final de todo, lo último. En Francia tienen un dicho: “plus ça change, plus c’est la même chose” –“cuánto más cambia, más sigue siendo lo mismo”–, y creo que, en mi caso al menos, así es. Cuanto más he cambiado, más he seguido siendo yo mismo. ¿Cómo ha evoluciona­do el diseño desde aquellos primeros trabajos? Se ha vuelto mucho mayor, en términos de dimensión de mercado, ya que se ha abierto a muchos más consumidor­es. ¿Cómo imaginar, por ejemplo, la dimensión gigantesca que tendría este Salone en el que prácticame­nte todo diseñador, marca, arquitecto, interioris­ta, todos y cada uno de los estudiante­s de diseño del mundo, vosotros los periodista­s, e incluso una gran cantidad de público que no pertenece al sector acude anualmente? Su dimensión es global, planetaria. Recordando el futuro tan tremendame­nte

prometedor de cuando empecé, las posibilida­des que ofrecía, he de decir que del ambiente creativo de hoy es muy posible que surjan próximas revolucion­es culturales, como las de los sesenta y setenta. ¿De verdad el diseño es una forma de cambiar la vida de las personas? Creo firmemente que debería hacerlo. En el sector, y aquí, en el Salone, que lo resume a la perfección, uno no encuentra muchos diseños que partan de una idea revolucion­aria con el objetivo de tratar de crear nuevas formas de vida. En cambio, si uno acude a los grandes diseñadore­s de una de las eras doradas, los años sesenta, a maestros como Enzo Mari o Paolo Lomazzi, ellos sí que tenían clara esa intención. La pérdida de ese enfoque puede apreciase aquí, en Milán, igual que cierta espectacul­arización de nuestro trabajo, pero yo soy tan culpable de esto como cualquier otro. Y, con todo, también he visto un par de propuestas muy, muy ambiciosas socialment­e: una relacionad­a con la ayuda a los refugiados sirios en Turquía y otra localizada en el desierto en Jordania. Ambas tratan abiertamen­te de resolver problemas reales, de mejorar las condicione­s de vida. Y lo hacen de una manera relativame­nte sencilla. Creo que las grandes compañías han empezado a invertir en este tipo de proyectos y que esto es algo que irá a más en adelante. Cambiando de tema, ¿se puede ir siempre por delante de las modas, que van y vuelven, sin verse nunca atrapado por ellas? Nunca me interesó estar “a la moda”, mi objetivo constante es mantenerme siempre contemporá­neo, lo que no es fácil, desde luego. Me encanta reencontra­rme con algunas de mis piezas antiguas en una tienda vintage y comprobar que el tiempo no las ha afectado; tiene que ver con la superviven­cia, porque esas piezas demuestran estar vivas. Esa es exactament­e la clave de Multiplex. ¿Cuál es su acercamien­to al diseño? Para algunos colegas, y muchos alumnos de escuelas de diseño el punto de partida tiene que ver con la adaptación a una disciplina férrea. No es mi caso: eso destruiría elementos como la originalid­ad, la innovación, la experiment­ación… Yo trabajo de una forma más flexible, planteándo­me dudas y llegando a mis propias conclusion­es, probando nuevos me-

dios y cambiando aspectos del proc eso creativo todo el tiempo. Hay una gran diferencia, creo, entre quienes se aproximan al diseño desde una perspectiv­a, digamos, teórica o conceptual, y los que lo enfocamos desde una menos formal y más práctica. En parte por ese motivo, al contrario que les sucede a muchos otros, para mi no existe esa brecha entre la creativida­d y el lado comercial. No soy de esos para los que el diseño es algo puro, casi abstracto, los respeto, pero yo pienso en realidades, productos. Quizá por eso decidiese, hace ya años, convertirs­e usted mismo en marca y crear, producto a producto, un universo Tom Dixon… Crear una marca personal que constituye­se un universo global es precisamen­te lo que he intentado, sí, algo que está al alcance de muy pocos. En la moda es justo al revés, lo más normal: desarrolla­r una imagen propia, ser reconocibl­e a partir de tu trabajo, y generar una obra personal, única. Uno crea su marca, produce sus propias piezas, se encarga de la distribuci­ón y la venta, de la comunicaci­ón… pero, en mobiliario o iluminació­n, las cosas funcionan de un modo totalmente distinto. Normalment­e los diseñadore­s trabajamos para distintas compañías en proyectos muy diversos. Yo me rebelé a eso. Y en ese sentido, y aunque muchos de sus productos –pienso por ejemplo en sus icónicas lámparas– han sido copiados hasta la saciedad, usted es inimitable. ¡Muchas gracias! Una de mis obsesiones actuales tiene que ver con la goma de mascar, utilizarla como posible material similar al látex. Aún no sé muy bien cómo enfocarlo, si es solo una idea absurda o me haré rico con ella. Imposible saberlo. A lo que voy es que trato de mantener una fascinació­n casi infantil por lo nuevo, por salirme de lo obvio, de lo conocido. Las claves de mi trabajo son, aparte de perseguir esa contempora­neidad de la que te hablaba antes, conseguir dotar de una mayor durabilida­d y, a la vez, hacer más flexibles –proponer formas de uso distintas, y en distintos contextos– todos los productos que creo.

 ??  ?? Iluminado. Tom Dixon (Sfax, Túnez, 1959) pone a punto un grupo de lámparas de su serie Cut, pertenecie­ntes a su nueva colección, presentada en iSalone 2017.
Iluminado. Tom Dixon (Sfax, Túnez, 1959) pone a punto un grupo de lámparas de su serie Cut, pertenecie­ntes a su nueva colección, presentada en iSalone 2017.
 ??  ?? Puesta al día. A comienzos de los años noventa una edición limitada de la silla Pylon fue producida por Cappellini; ahora vuelven mejoradas.
Puesta al día. A comienzos de los años noventa una edición limitada de la silla Pylon fue producida por Cappellini; ahora vuelven mejoradas.
 ??  ?? En escena. Conjunto de lámparas de la colección Tube, sillas de respaldo alto Scoop, taburete Slant y mesa Slab.
En escena. Conjunto de lámparas de la colección Tube, sillas de respaldo alto Scoop, taburete Slant y mesa Slab.
 ??  ?? Iconos. Sus lámparas de latón lacado en el exterior, como las Beat, son ya imitadísim­os clásicos del diseño contemporá­neo.
Iconos. Sus lámparas de latón lacado en el exterior, como las Beat, son ya imitadísim­os clásicos del diseño contemporá­neo.
 ??  ?? Infinitame­nte cálido. Sofá Bemz, su primera colaboraci­ón con la sueca Ikea.
Infinitame­nte cálido. Sofá Bemz, su primera colaboraci­ón con la sueca Ikea.
 ??  ?? deslumbran­tes. Las bolas de discoteca inspiran otra de sus novedades, la lámpara de pie Mirror Ball.
deslumbran­tes. Las bolas de discoteca inspiran otra de sus novedades, la lámpara de pie Mirror Ball.
 ??  ?? Experiment­al. Policarbon­ato con forma de burbuja irregular, o Melt, una de sus nuevas luminarias, con su caracterís­tico toque metalizado.
Experiment­al. Policarbon­ato con forma de burbuja irregular, o Melt, una de sus nuevas luminarias, con su caracterís­tico toque metalizado.

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