LA REFORMA
una cocina ubicada en un edificio madrileño de los sesenta se transforma en un espacio abierto singular, versátil y bañado por la luz natural. aquí los cerramientos aportan un toque industrial muy contemporáneo
Antes y después de una cocina de los 60
Un edificio madrileño de los sesenta es el escenario de este proyecto de reforma en el que, como objetivo prioritario, se ha buscado la singularidad y la funcionalidad de los espacios y la distribución, así como la puesta en valor de la entrada de luz natural. El arquitecto bilbaíno afincado en Madrid Iker López Consuegra es el responsable de su transformación. Iker no se conformó con un simple lavado de cara, sino que buscó satisfacer los gustos y necesidades de la joven pareja que habita la casa: un fotógrafo y una diseñadora de moda que querían, ante todo, un hogar multidisciplinar, creativo, cómodo, estético y armonioso con el que identificarse y en el que compaginar lo privado con ciertos aspectos profesionales.
El gran reto del proyecto ha sido ir lidiando y resolviendo sorpresas que se han encontrando. “El edificio en el que se ubica ha ido sufriendo sus propias transformaciones con el paso de los años y eso ha condicionado en gran medida los espacios”, explica López Consuegra. El diseño de la cocina ha sido especialmente meditado y se ha abordado como un elemento compositivo más, no sólo práctico. Se ha distribuido en paralelo con una gran península de la que nace una mesa a modo de office y para la que se ha reservado la zona de aguas. El módulo enfrentado acoge la zona de refrigeración, cocción y la columna para horno y microondas, además de armarios, cajones y gavetas para el almacenaje. En el desarrollo del mobiliario se ha optado por materiales contemporáneos y sofisticados, combinados con otros más tradicionales y cálidos, como la madera, que se arrastra a modo de
casa.• preámbulo de lo que acontece en el eje privado de la