Hablamos con uno de los creadores del momento: Sebastian Herkner
HACE YA AÑOS QUE EL JOVEN DISEÑADOR ALEMÁN DEJÓ DE SER UNA PROMESA PARA, CONJUGANDO VISIÓN Y HONRADEZ, VALENTÍA Y EMPUJE, CONVERTIRSE EN REALIDAD. HABLAMOS CON UNO DE LOS CREADORES DEL MOMENTO, AL QUE LAS GRANDES MARCAS SE RIFAN
Nació a orillas del río Tauber, en Bad Mergentheim, al sur de Alemania, y estudió Diseño de producto en la vecina Universidad de Arte y Diseño de Offenbach del Meno, donde ya antes de licenciarse destacó por su preocupación por compatibilizar las nuevas tecnologías con la tradición artesanal y profundizar en los contextos que rodean a todo producto. Desde que fundara (en 2006) su estudio, ha desarrollado decenas de proyectos de la mano de ClassiCon, Dedon, FontanaArte, Rosenthal o Very Wood, y las ferias de Colonia y Milán le han convertido, en una década, en uno de los diseñadores del momento. Si tuvieras que definirte, tanto personal como profesionalmente, con pocos adjetivos, ¿cuáles elegirías? En realidad, en mi caso no sé si hay diferencia entre esos dos ámbitos: el diseño es mi vida, a lo que dedico la mayor parte de mi tiempo con pasión, curiosidad, la mente vacía de prejuicios, honestidad y responsabilidad. ¿Qué te mueve al diseñar? Busco crear productos que no tienen que ver con tendencias pasajeras ni estrategias de marketing, muebles y objetos que obedecen a verdaderas necesidades y que la gente querrá conservar durante toda su vida. Para mí, es un gran honor encontrar diseños míos en casas de lo que denominamos gente corriente, que los ha escogido siguiendo su propio gusto y tuvo que ahorrar para poder comprarlos. De ahí mi obsesión con que envejezcan bien, con una bella pátina; y por eso elijo materiales de la mayor calidad y técnicas artesanales para realizarlos ¿Qué define tu trabajo, ya se trate de una butaca, una lámpara, un juego de té, una estufa o una tienda? ¿Qué tienen todos en común? Los trabajos firmados por mi estudio siguen cierto instinto y una filosofía creativa comunes, que apuestan por jugar con materiales, técnicas y colores de forma tan consciente como atractiva. Además, nos gusta trabajar muy de cerca con los profesionales que materializan las piezas únicas que dan forma al ADN de la compañía y expresan nuestra perspectiva del diseño. Efectivamente, todos tus proyectos, tanto los productos como los interiores, enfrentan industria y artesanía no de una forma violenta, conflictiva, sino planteando un diálogo entre ambas… Me gusta esta forma de trabajar, sí. Nuestro objetivo es decantarnos siempre por la mejor fórmula de producción para cada espacio u objeto, y hasta para cada componente de ellos. Puede ser madera curvada al vapor o metal fresado, por ejemplo, y cada material y acabado exige una forma distinta. A veces el acabado manual es esencial, y en otras ocasiones uno busca la perfección de las máquinas. Nosotros somos siempre honestos. También con los materiales e incluso los colores: si trabajamos con latón, es el mejor latón que encontramos y no cualquier aleación metálica pintada de dorado.
“ES UN GRAN HONOR ENCONTRAR DISEÑOS MÍOS EN CASAS DE GENTE CORRIENTE, QUE LOS ESCOGIÓ POR GUSTO Y TUVO QUE AHORRAR”
A pesar de tu juventud eres ya muy prolífico, y mantienes que “el valor añadido de todo diseñador descansa en su originalidad y su determinación en dotar a sus productos de significado”, ¿cómo se consigue equilibrar ambas cosas? Desde mi punto de vista, y de partida, es imprescindible ser auténtico y honesto. Yo solo colaboro con personas –y compañías– que me gustan realmente, ya que a la hora de lanzar un nuevo proyecto uno necesita socios que compartan su visión y persigan sus mismos objetivos. ¿Cuáles? Preferir siempre ir contracorriente, y no nadar con las tendencias a favor; asumir riesgos, como el de crear cosas que puedan irritar a ciertas personas. Mis principales herramientas creativas son esta actitud y mi instinto, que nuca desoigo. Moroso, Thonet, Capellini, The Rug Company, Pulpo, &Tradition, etc., ¿cuál es el secreto para, trabajando para marcas con personalidades tan reconocibles, dejar siempre tu sello personal? Colabores con quien colabores, el comienzo es idéntico: el folio en blanco. Antes de nada, uno tiene que hacer el esfuerzo de entender profundamente el carácter de la compañía para la que trabaja. No hace falta ser director creativo para ello; incluso para una colaboración puntual es necesario llegar al espíritu. Diseñar para Moroso no tiene nada que ver con hacerlo para &Tradition, por ejemplo. Y, en mi opinión, el éxito de mis productos tiene que ver con esta forma de enfocar el asunto: yo siempre trato de conseguir el mejor resultado para mi cliente, y no reforzar mi ego. Y, en el caso de Dedon, ¿qué te une a la marca para haber desarrollado tan próspera relación? Llevamos trabajando juntos ya más de tres años en una colaboración muy intensa. Una colaboración bicéfala: por un lado, hemos desarrollado una colección totalmente industrializada y, por otro, una muy artesanal. Dos retos bien distintos, que se complementan. Eso, y la libertad para imaginar escenarios que llevan el mueble de exterior fuera de sus fronteras habituales son las principales razones. La última de las dos es la colección de lámparas Loon, que acaba de lanzarse. ¿En qué consiste? Loon es una gama de luces de exterior que combina con todas las colecciones de Dedon. Con ella hemos tratado, en primer lugar, de crear la sensación de volumen mediante la luz. Y, gracias a la tecnología led de última generación, también hemos logrado hacerla regulable para poder crear diferentes ambientes lumínicos y liberarla de los cables. Retos, siempre retos.
“PREFIERO SIEMPRE IR CONTRACORRIENTE, Y NO NADAR CON LAS TENDENCIAS A FAVOR; ASUMIR RIESGOS”