Funcionalismo CHECO
EL CENTENARIO DE LA REPÚBLICA CHECA TE INVITA A SUMERGIRTE EN LA ATMÓSFERA DE LOS CAFÉS Y LAS VILLAS MODERNAS HEREDADAS DE ‘LOS 20 AÑOS DE PAZ’. UN PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DIGNO DE SER DESCUBIERTO
EL REVOLUCIONARIO CONCEPTO ARQUITECTÓNICO DE ADOLF LOOS SIGUE VIGENTE EN NUESTROS DÍAS
El encanto de la República Checa va más allá de hermosas localidades de cuento de hadas, castillos y espectaculares paisajes. Tras la Primera Guerra Mundial, el país se convirtió en la encarnación del movimiento modernista. Fue una época de prosperidad y creación que se reflejaba en toda la sociedad y, sobre todo, en su arquitectura, la funcionalista, que defendía aquello de “la forma de los edificios debe ser solo la expresión de su uso o función”. Fue una época floreciente. Así, las villas de las familias famosas de ciudades como Praga, Brno y Pilsen se idearon según las propuestas de los mejores arquitectos y creadores locales, como Ludwig Mies Van der Rohe, famoso por su célebre menos es
más, o el visionario Adolf Loos, máximo exponente del funcionalismo checo, que logró elevar a la cima su excepcional concepto del espacio. Fachadas libres de ornamentos y un minimalismo utilitario en los interiores de las viviendas, cuyos desniveles le daban a cada ambiente un estatus y una altura diferente según su función o materiales, como único adorno aceptado, que variaban según el uso de la estancia. Las ideas radicales de Loos tuvieron una importante influencia entre los arquitectos vanguardistas de la siguiente generación, sobre todo en Austria y Alemania.
Este tipo de arquitectura sufrió una sistemática destrucción desde 1938, que tanto el régimen nazi como el comunista intentaron borrar de un brochazo. A pesar de ello, Chequia conserva verdaderas joyas funcionalistas que hoy en día pueden ser visitadas para el disfrute de todos.