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FETICHISMO

Especialis­ta en diseño en Batavia, David Pastor nos cuenta cómo decoró su hogar

- Fotos Belén Imaz Estilismo Pete Bermejo Texto Andrés Rubín de Celis

Es uno de sus últimos ensayos, La llama doble, dedicado a desentraña­r los nudos del amor, la atracción, la pasión y el erotismo, Octavio Paz juzga que el amor no alberga otro deseo mayor que el de completud. La historia de David, Alberto y su casa –ubicada en lo alto de un edificio del siglo a cuatro

XIX pasos del Rastro madrileño– es una verdadera relación triangular que parece empeñada en demostrarl­o. “Alberto, que tiene muchísimo ojo, la compró hace trece años y la tiró abajo, con excepción de algunos elementos originales como las chimeneas. Unos años después, cuando vine a vivir con él, me ocupé de la decoración, que también fue borrón y cuenta nueva. Apenas salvé la mesa de comedor y alguna otra herencia familiar –recuerda David, especialis­ta en diseño de mobiliario e interiores en Batavia–. En los proyectos pienso a la vez en el espacio-circulacio­nes y en el contenido, y quería, con la practicida­d como prioridad, crear rincones que funcionase­n dentro del conjunto, como pequeños escenarios para mis fetiches”. Y, cuando habla de ‘fetiches’, se refiere tanto a muebles, unas butacas diseñadas por Finn Juhl, una lámpara TMM de Miguel Milá, una cómoda Biedermeie­r o un taburete de cerámica con forma de piña comprado por tres euros en un mercadillo durante unas vacaciones en el Loira, como a su pequeña pero

exquisita colección de arte con obras de Amparo Garrido, Ángeles Agrela, Pipo Hernández, Luis Feo o Jordi Alcaraz. Alberto, también devoto del culto al objeto (de diseño), contribuyó por su parte con un auténtico alud decorativo: recuerdos de viajes, provocador­as escenograf­ías en miniatura, fotografía­s y tarjetas de amigos… “No me obsesiono con una época o un estilo determinad­o, son las piezas las que me atrapan, no su catalogaci­ón. Las joyas se encuentran en cualquier parte, y el cariño hace imposible separarse de algunas cosas que, por muy malas que sean, le recuerdan vivencias, momentos y personas”, dice David, que se confiesa rastreador compulsivo “de todo aquello que me enciende”. En este piso de un eclecticis­mo desatado han vivido felices, aunque estén a punto de mudarse a otro a la vuelta de la esquina. “El espíritu será el mismo, pero es bastante más grande. Ya estoy encajando la arquitectu­ra, grandes ventanales, suelos de pino melis típico de las tarimas sobre rastreles, y cerámica hidráulica en damero, con las piezas que nos han acompañado durante años y todas las nuevas que estamos comprando…”, nos cuenta. Completud: dícese de la cualidad de lo completo;

empezar.• volvamos a

“no me obsesiono con una época o un estilo determinad­o, son las piezas las que me atrapan. las joyas se encuentran en cualquier parte, y el cariño hace imposible separarse De algunas cosas que te recuerdan vivencias y personas”

 ??  ?? Rincón del salón. Butacas Diplomat de Finn Juhl, en Batavia, lámpara vintage y cuadros de Jordi Alcaraz y Pipo H84erInNáT­EnRdIOeRzE­SRivero, en NF Galería.
Rincón del salón. Butacas Diplomat de Finn Juhl, en Batavia, lámpara vintage y cuadros de Jordi Alcaraz y Pipo H84erInNáT­EnRdIOeRzE­SRivero, en NF Galería.
 ??  ?? Cocina En esta estancia, detalle de molduras de cemento recuperada­s, espejo inglés del siglo XVIII, lámpara danesa midcentury, lámina de los Sanfermine­s de los años cincuenta y taburete de IKEA.
Cocina En esta estancia, detalle de molduras de cemento recuperada­s, espejo inglés del siglo XVIII, lámpara danesa midcentury, lámina de los Sanfermine­s de los años cincuenta y taburete de IKEA.
 ??  ?? Rincón de chimenea Chimenea, de lo poco salvado, sobre la mesa set de candelabro­s Nagel, de Caesar Stoffi, en Batavia, lámpara Tripod de Louis Kalff para Philips.
Rincón de chimenea Chimenea, de lo poco salvado, sobre la mesa set de candelabro­s Nagel, de Caesar Stoffi, en Batavia, lámpara Tripod de Louis Kalff para Philips.

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