RAÚL MARTINS DISTINCIÓN
POCOS INTERIORISTAS NACIONALES COMBINAN ELEMENTOS DIVERSOS CON SU GUSTO Y CRITERIO; O DOMINAN LA PALETA DE COLOR COMO ÉL. LO SUYO –SE TRATE DE ESPACIOS U OBJETOS– ES VERDADERO DISEÑO A MEDIDA. VERDADERO LUJO
En su Tratado de la vida elegante, Honoré de Balzac señala que ese esmero “en los modales, ese je ne sais quoi fruto de una educación completa” que llamamos ‘elegancia’ no es otra cosa que “el alto valor que la mayoría otorga a la instrucción, a la pureza en el hablar, a la gracia en el porte, a la mayor o menor facilidad con que se lleva un tocado, al gusto en la decoración interior, a la perfección, en fin, de todo aquello que procede de la persona” y tiene un único secreto. Raúl Martins lo conoce. Se trata de la determinación de no seguir modas y tendencias, sino atreverse a imponerlas. Es su caso. Y de ahí que la elegancia sea su rasgo distintivo, personal y profesionalmente. Nuestro último Premio Interiores al Diseñador Nacional celebra este año los 20 en activo de su estudio, lo que nos permite volver a encontrarnos con él. Un auténtico placer.
Hijo de ingeniero y hermano de arquitecto y, además de arquitecto de interiores, eres diseñador y paisajista. Y antes de decidirte por este camino creativo estudiaste Ciencias Políticas… ¿Lo tuyo fue una vocación atendida a tiempo? Siempre me atrajo, pero parece más sencillo dedicarte a algo, digamos, más convencional… Pero yo lo tenía muy interiorizado. En casa siempre hubo revistas y libros de decoración, y era algo que gustaba y se valoraba. En 3º de Políticas empecé a pensar en mi futuro laboral, y surgió la posibilidad. Era algo que ya estaba muy presente: siempre pensé que el interiorismo podía ser mi profesión. ¿Qué recuerdas del primer día de trabajo en tu propio estudio? Recuerdo la primera medición que hice, que fue un auténtico desastre (risas). Me acompañaba una colega amiga para ayudarme, y se desmayó. Fue un mareo y no la medición (risas).
Y, ¿cuáles han sido las principales lecciones que has aprendido en estas dos décadas?
Es una pregunta muy buena… Va a parecer una obviedad, pero es la verdad: he aprendido a desarrollar la profesión. La carrera te da herramientas teóricas necesarias, pero ejercer el oficio es algo totalmente distinto. Yo tenía 24 años cuando afronté mi primer proyecto… Y te encuentras con que tienes que hacer un presupuesto, por ejemplo. Y que sea rentable. Tienes también que aprender a vender tu trabajo. A gestionar oficios y mandar equipos. A tratar con los clientes y a leer entre líneas para llegar a lo que a veces no son capaces de expresar… Una de las
cualidades que más he desarrollado con los años es la empatía, con todo el mundo, pero particularmente en el contacto con los clientes.
Insistes mucho en que tu trabajo, ya sea proyectando un interior o diseñando un mueble, consiste en dar forma a las ideas de los clientes, en materializarlas, ya que esos espacios y objetos no son tuyos, sino suyos.
Hay un punto en el que ganar una batalla significa perder la guerra. Yo no puedo imponerme. A lo largo de los años me ha tocado pelear muchas cosas, pero tengo clarísimo que esos espacios y objetos no son para mí. Y también que cada persona vive su vida de una forma particular y tiene una manera diferente de entender el confort o la funcionalidad, en casa y con sus cosas. Aunque tengamos vidas que pueden parecer similares, en el fondo no lo son tanto. Ahora, cuando creo que algo es un error, insisto e insisto; me pongo muy pesado. Pero la decisión final no es mía.
En ese sentido, la palabra ‘estilo’ es al menos sospecha en tu profesión. ¿Cómo te llevas con ella?
¡Bien! O, la primera sensación es buena… Creo que es una palabra ambiciosa, y no sé si la manejamos del todo bien. Desde luego es mejor tener un estilo definido que estar a la moda –lo que significa que dentro de poco ya no lo estarás–, pero es difícil…
¿Te atreverías a esbozar el tuyo? O, si no, a señalar aquellos rasgos comunes en todos tus proyectos… En general, son heterogéneos por mezcla, tienen diseño propio, e integran arte y antigüedades. Esos tres elementos te distinguen y le dan exclusividad al cliente. ¿Qué acabas de entregar y con qué te has puesto? Pues, estoy empezando un hospital en Barcelona, no muy grande, que es mi primer proyecto sanitario. Es un hospital muy amable, que humaniza la experiencia de estar ingresado –también la de ir de visita durante días–, y de cinco estrellas. También un proyecto de venta online que espero lanzar en primavera. Arte, antigüedades y diseño mío. Hemos entregado mucha casa. Y también un proyecto que me da mucha satisfacción, en plena pandemia: la casa de mi madre.
Antes has mirado atrás, a la fundación del estudio; ahora me gustaría que lo imaginaras dentro de otros 20 años. Me gustaría que, dentro de veinte años, el estudio abarcara más: abrir su abanico. Me gustaría democratizar mi diseño y llegar a muchísima más gente.
Y, por último, ¿algún proyecto que esperas como un sueño cumplido? Desde hace años tengo el sueño de hacerme mi propia casa en Portugal. Empecé muy fuerte, busqué y busqué, y luego lo dejé. Ahora que estoy trabajando en Lisboa me ha vuelto a apetecer.
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“TENGO CLARÍSIMO QUE CADA PERSONA TIENE UNA FORMA DIFERENTE DE ENTENDER EL CONFORT O LA FUNCIONALIDAD”