DOVAIN STUDIO
Un encuentro con Sergio Prieto, uno de los más brillantes diseñadores nacionales
“SI COMO DISEÑADORES NO GENERAMOS UNA CONEXIÓN EMOCIONAL CON LA PIEZA, NO PODEMOS ESPERAR QUE OTRA PERSONA LO CONSIGA”
SI HACE UN AÑO LE PRESENTÁBAMOS COMO UN PROMETEDOR TALENTO CUYAS JUGUETONAS Y SENSITIVAS PIEZAS, ENTRE EL DISEÑO Y LA ESCULTURA, DARÍAN QUE HABLAR, HOY, SERGIO PRIETO NO SOLO FIGURA EN EL PALMARÉS DE NUESTROS PREMIOS, TAMBIÉN ENTRE LOS DE LOS MÁS BRILLANTES DISEÑADORES NACIONALES
Con 10 años Sergio pintaba profesionalmente, y poco después encontraría su vocación jugando a construir cabañas con su hermano. Siempre a medio camino entre el diseño y el arte. Sus constantes viajes le han llevado a Oporto, donde vive y trabaja actualmente. Allí formó Dovain Studio, que, en sus propias palabras, surgió “del anhelo y la búsqueda de la belleza, la sensualidad, el estilo y el refinamiento”. Hablamos con él de su momento vital y creativo.
¿Cómo resumirías brevemente tu filosofía creativa? Pienso que hay que dejar fluir los pensamientos, y no cerrarse a nada. Es muy importante mantener los ojos y el corazón bien abiertos a todo aquello que se presente ante nosotros. A veces podemos obtener una idea maravillosa fijándonos en un elemento del mobiliario urbano u observando la naturaleza, incluso cocinando… Mi filosofía creativa se basa en romper barreras y confiar en mí mismo. Cuando intento presionarme para crear algo nuevo, no suele funcionar. En cambio, mis mejores diseños han aparecido en mi cabeza en el momento menos esperado.
Has viajado por medio mundo –de China a Francia, pasando por India o Italia– y recorrido España en profundidad. Ahora vives en Portugal. ¿Necesitas el movimiento físico para que tus ideas sigan progresando?
Desde pequeño he viajado mucho, sí, y eso posiblemente me ha creado cierta necesidad de buscar información y descubrir mundos nuevos. Siempre me había generado ansiedad –y también cierto bloqueo– el pensar que estaría dos o tres meses parado en el mismo sitio, sin moverme, hasta que la experiencia del confinamiento consiguió cambiar mi forma de pensar: si no podemos tener esa dinámica, tenemos que crearla en nuestro entorno.
¿Qué papel juegan las emociones en tu forma de entender el diseño? Todo y nada. Considero extremadamente importante guiarnos por nuestro instinto, atendiendo a nuestras emociones, para conseguir crear algo fresco y diferente, pero en la fase final del diseño resulta muy importante pensar de forma fría y objetiva. Ahora, si como diseñadores no conseguimos generar nosotros mismos esa conexión emocional con la pieza, no podemos esperar que otra persona lo consiga después. Y al final la pasión es lo que mueve el mundo, ¿no?
¿Qué has aprendido en estos dos años de aventura con Dovain Studio? Lo más valioso que he aprendido es a disfrutar al 100% de lo que hago. No hay día en que no aprendas algo nuevo cuando gestionas tu propio negocio. En mi opinión, llegar a conocer y controlar todo el proceso que hay detrás de una buena pieza, de la calidad de los materiales al trato con los clientes, pasando por la cadena de producción, es esencial. Y, aunque las lecciones son infinitas, yo me atrevería a resumirlas en una: apostar por un aprendizaje y crecimiento diarios. Y, por otro lado, una de las cosas más bonitas del oficio es ver cómo los clientes valoran tu trabajo, que les hace felices. ¿Podías imaginar el aplauso tan unánime y rápido que ibas a conseguir cuando te lanzaste por tu cuenta hace apenas un año?
Uno nunca sabe qué se va a encontrar cuando se lanza al mundo de esta forma, y, no, jamás imaginé tener tantísimo apoyo por parte de tantas personas. A pesar de haber sido un año difícil, 2020 ha sido maravilloso. Y coronado por el Premio Interiores. Tengo una sensación de agradecimiento y plenitud que no podría explicar con palabras.