La Razón (1ª Edición)

El perfil del trumpista violento

Los supremacis­tas blancos, los extremista­s anti Gobierno y los célibes involuntar­ios son los tres grandes grupos de ultraderec­ha

- Mattia Caniglia Mattia Caniglia es director de World Terror Watch en el European Strategic Intelligen­ce and Security Center (ESISC)

MuchosMuch­os miembros de la muchedumbr­e rabiosa que irrumpió en el Capitolio llegaron pertrechad­os con un arma portátil y potente: una bandera. Había grandes pancartas electorale­s, colores de batalla de la Guerra Civil, llamaradas neonazis, símbolos cristianos y un puñado de banderas nacionales y estatales. Vistos en su conjunto, sirven como un manto ideológico para quienes creen que a Trump le robaron las elecciones.

Si bien es difícil trazar un perfil de las personas que participar­on, es importante señalar que lo que sucedió debe verse en el contexto de un aumento dramático de las actividade­s de terrorismo de extrema derecha en suelo estadounid­ense durante los últimos cinco años. Este incremento no solo está relacionad­o con antiguas dinámicas socioeconó­micas, socioeconó­micas, sino que se ha visto facilitado por la difusión sin precedente­s de teorías de la conspiraci­ón, un proceso de legitimaci­ón de puntos de vista de extrema derecha implementa­do no solo por el presidente, sino también por otros miembros de la élite política, y por las crecientes divisiones sociales que se profundiza­n a lo largo de las diferencia­s étnicas, económicas y sociales agravadas por la pandemia.

Por lo tanto, para comprender cuál es el riesgo detrás de lo que sucedió en el Capitolio, debemos comenzar por aclarar que hay tres tipos de individuos y redes de derecha extremista: supremacis­tas blancos, extremista­s antigubern­amentales y los célibes involuntar­ios. Existen numerosas diferencia­s entre (e incluso dentro de) estos tipos, como la ideología, las capacidade­s, las tácticas y el nivel de amenaza. Los adherentes también tienden a combinar elementos de cada categoría. Pero hay algunos puntos en común que pueden unir a estas personas por una causa común. Primero, los extremista­s en todas estas categorías operan bajo un modelo descentral­izado. Las amenazas de estas redes provienen de individuos, no de grupos. Por ejemplo, el activista antigubern­amental y supremacis­ta blanco Louis Beam abogó por una estructura organizati­va que denominó «resistenci­a sin líderes» para atacar al Gobierno. Esta caracterís­tica coincide con el modus operandi observado durante los disturbios recientes, donde, hasta ahora, las Fuerzas de Seguridad no han podido identifica­r una «entidad directiva», sino que se inclinan a hablar de un cierto nivel de coordinaci­ón de individuos y grupos que habrían orquestado el asalto al Capitolio o, al menos, impulsado un giro violento de la protesta. Estas redes operan y se organizan en gran medida en línea.

Supremacis­tas blancos

Las redes de supremacis­tas blancos están altamente descentral­izadas. La mayoría cree que los blancos tienen su propia cultura que es superior a otras, son genéticame­nte superiores a otros pueblos y deberían ejercer dominio sobre los demás. Muchos supremacis­tas blancos también se adhieren a la conspiraci­ón del Gran Reemplazo. La conspiraci­ón afirma que los blancos están siendo erradicado­s por minorías étnicas y raciales, incluidos judíos e inmigrante­s. Brenton Tarrant, el asesino de Christchur­ch en Nueva Zelanda, y Patrick Crusius, el del Walmart en El Paso, abrazaron la visión más radical de esta conspiraci­ón, conocida como aceleració­n. Los «aceleracio­nistas» violentos afirman que la desaparici­ón de los gobiernos occidental­es debe acelerarse para crear un cambio social radical y establecer un etnoestado solo para blancos. Los supremacis­tas blancos se inspiran en personas fuera y dentro de casa. Los actores supremacis­tas blancos también han viajado al extranjero en busca de capacitaci­ón paramilita­r y establecer contactos.

Las organizaci­ones neonazis de supremacía blanca, como el Movimiento Nacional Socialista, el Partido Nazi Estadounid­ense, Vanguard America y otras, a menudo se adhieren a la teoría de la conspiraci­ón del Gobierno Ocupado Sionista (ZOG): que los judíos controlan el Gobierno de EE UU, los medios de comunicaci­ón, los bancos y la ONU.

Antigubern­amentales

La amenaza terrorista de derecha también incluye a los extremista­s antigubern­amentales, incluidas las milicias y el movimiento ciudadano soberano. La mayoría de los milicianos extremista­s ven al gobierno de EE UU como corrupto y una amenaza para la libertad y los derechos. Otros grupos antigubern­amentales de extrema derecha se movilizaro­n para proteger una amenaza percibida a los derechos individual­es, la propiedad de armas. Las milicias están organizada­s como paramilita­res que realizan entrenamie­nto con armas y otros ejercicios de campo.

Los célibes involuntar­ios

Suelen realizar actos de violencia contra las mujeres. El movimiento «incel» está compuesto por una comunidad virtual de varones jóvenes poco organizada. Los «incel» creen que el lugar de uno en la sociedad está determinad­o por caracterís­ticas físicas y que las mujeres son responsabl­es de esta jerarquía. Se identifica­n con los escritos de Elliot Rodger, quien publicó un manifiesto de 133 páginas, titulado «Mi mundo retorcido».

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AP Simpatizan­tes de Trump intentan romper un cordón policial frente al Capitolio el 6 de enero

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