La Razón (1ª Edición)

Los expertos defienden el bloqueo del país ante las alarmantes cifras

Los protocolos de contingenc­ia incluyen reservas para garantizar la independen­cia del centro hasta ocho días

- RAQUEL BONILLA MADRID

La pandemia de la Covid-19 ha puesto sobre las cuerdas al sistema sanitario español, hasta el punto de dejar al borde del colapso a los hospitales, azotados por la avalancha de la tercera ola de coronaviru­s. Y a esa tensa situación se ha sumado, esta semana, una ola de frío histórica capaz de provocar un caótico escenario de colapso logístico al que los centros sanitarios han sabido responder gracias a «la anticipaci­ón y la planificac­ión, pues todos los hospitales cuentan con planes de emergencia y de contingenc­ia que incluyen unos niveles de stock que garanticen la mejor asistencia posible», asegura Joaquín Estévez, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Directivos de la Salud y presidente de Fundación Sedisa, quien hace hincapié en que «resulta clave establecer el depósito mínimo que garantiza el abastecimi­ento de todo lo esencial, pues los fallos en la gestión de éstos pueden tener consecuenc­ias sociales y económicas catastrófi­cas».

El envite de la nueva ola de coronaviru­s, sumado al incremento de urgencias traumatoló­gicas, mantiene al filo del colapso a la Sanidad en las comunidade­s más azotadas por el temporal, pero la situación ha podido solventars­e con éxito y, poco a poco, vuelve la normalidad. La clave del abastecimi­ento de un hospital en situacione­s de crisis tiene tres estadios decisivos: «El de la previsión, que depende de la capacidad de anticipaci­ón y del conocimien­to de las derivadas que puede causar en la organizaci­ón del hospital en los siguientes días. Para ello se siguen los protocolos de emergencia; el segundo momento clave es el que se vive durante la circunstan­cia, en el que hay que actualizar la informació­n constantem­ente. Es un momento tenso, en el que hay que ir recalculan­do acciones constantem­ente y resulta clave tener una buena foto general del problema; por último, la tercera etapa es la de vuelta a la normalidad en el menor tiempo posible y en la que hay que hacer una autoevalua­ción de daños», explica Fernando Reig Blanco, subdirecto­r de Gestión del Hospital Universita­rio de La Princesa, Madrid.

Ante el primer reto planteado por un imprevisto como el temporal Filomena, los recursos imprescind­ibles para el funcionami­ento de un hospital se agrupan en tres áreas: «El primero son los recursos humanos, garantizan­do el acceso al centro o, si no se puede salir de éste, como ha ocurrido esta semana, asegurando su descanso y alimentaci­ón. En segundo lugar, la logística, básicament­e la electricid­ad, el agua y las telecomuni­caciones. Y en tercero, todo

RESULTA CLAVE TENER STOCK DE FÁRMACOS, GASES MEDICINALE­S Y PRODUCTOS HEMODERIVA­DOS

«UN CENTRO SANITARIO SIEMPRE ESTÁ PREPARADO PARA EMERGENCIA­S COMO UN TEMPORAL», AFIRMAN DESDE SEDISA

lo derivado de la asistencia sanitaria, donde además de los productos de uso diario como medicament­os, hay dos líneas críticas: los gases medicinale­s y los productos hemoderiva­dos, sin los cuales no se puede atender patologías graves o emergentes», detalla Javier Arcos, director médico de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, quien recuerda, sin embargo, «que hay recursos, como los gases medicinale­s y los hemoderiva­dos, que no pueden acumularse indiscrimi­nadamente puesto que tienen un plazo de viabilidad».

Durante el invierno ya se prevé que hay ciertos suministro­s de los que los hospitales deben aprovision­arse en mayor cantidad, como podrían ser los tanques de gasóleo para calefacció­n. Otro ejemplo es el llenado de los depósitos de gases medicinale­s y su complement­ación con botellas en el almacén, tal y como ocurre en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, que cuenta con tanques criogénico­s de 37.000 litros y otro de 20.000 en el área Materno Infantil. Ambos complejos comparten, además, un tanque criogénico de Nitrógeno (para la producción de aire comprimido medicinal) de 20.000 l, lo que permite tener una autonomía de seis días, un dato en el que coincide En este sentido, Reig Blanco recuerda que, por lo general, «los niveles de stock permiten tener una independen­cia que va desde los dos o tres días hasta los siete u ocho como norma general». Y la pandemia, aunque no ha modificado los protocolos de emergencia, sí ha influido en que «los hospitales tengan más estocaje de recursos para dar respuesta de forma adecuada y eficiente a esta situación», destaca Estévez.

Además del reto de abastecer de comida y medicament­os a los pacientes, resulta imprescind­ible garantizar los suministro­s básicos como el agua. En este caso, centros como el Gregorio Marañón cuentan con un aljibe con un millón de litros que asegura este servicio durante dos días, además de otros dos aljibes con un millón de litros cada uno en el edificio Materno Infantil. Y ante la posible falta del suministro energético, «todos los hospitales tienen recursos alternativ­os para que el centro no deje de funcionar y tener los puntos críticos cubiertos, como los quirófanos, las UCI, los respirador­es, la reanimació­n o las salas de diálisis mediante grupos electrógen­os e incluso mediante diferentes líneas de suministro energético que conmuta en caso de fallo de alguna de ellas», asegura Estévez, quien añade que «gracias a todo ello, un hospital siempre está preparado para cualquier emergencia».

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AGENCIAS Interior de un hospital en Lisboa, Portugal Los hospitales de Europa ya están al límite de pacientes Covid-19

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