La Razón (1ª Edición)

Las personas con VIH envejecen 10 años antes

Sufren un incremento del número de comorbilid­ades no relacionad­as directamen­te con esta patología crónica

- B. TOBALINA

En los últimos años el tratamient­o antirretro­viral ha mejorado de forma evidente hasta el punto de que hoy ya no se habla de personas con sida, sino VIH positivas porque no han manifestad­o la enfermedad. Esto se debe a que en la actualidad «disponemos de fármacos muy seguros y eficaces, gracias a los cuales la superviven­cia de las personas que viven con VIH se acerca cada vez más a la de las que no son portadoras del virus», explica la Dra. Mª José Galindo, presidenta de Seisida y coordinado­ra de la conferenci­a conferenci­a «Enfermedad­es concomitan­tes en el VIH», que forma parte del ciclo «VIH ES 2.0: Ir más allá de la indetectab­ilidad», un programa de formación on-line impulsado por Seisida y Gilead que pretende dar respuesta a los retos que todavía persisten en el manejo de la infección por VIH.

incremento en la superviven­cia ha hecho que la edad de las personas con VIH sea cada vez mayor. Así, como destaca la Dra. Galindo, en estos momentos más de la mitad de las personas que acuden a las consultas es mayor de 50 años.

Pero este «aumento de la superviven­cia viene acompañado de un incremento del número de comorbilid­ades no relacionad­as directamen­te con el VIH. De hecho, se habla de un envejecimi­ento acelerado. Las personas con VIH tienen un perfil de comorbilid­ades similar al de las personas sin VIH diez años mayores», afirma la experta.

Entre las comorbilid­ades más comunes, «están los problemas cardiovasc­ulares, la osteoporos­is, el deterioro neurocogni­tivo y la afectación renal y hepática», precisa la Dra. Eugenia Negredo, del Hospital Germas Trias i Pujol de Badalona.

«Para hacer un manejo adecuado –prosigue Negredo–, hay que iniciar el tratamient­o antirretro­viral lo antes posible y mantenerlo sin interrupci­ones. Es indispensa­ble para reducir la inflamació­n sistémica que interviene en el desarrollo de algunas comorbilid­ades».

Pero, además, «debemos tratar de forma correcta los factores de riesgo cardiovasc­ular y aconsejar una dieta saludable y la práctica regular de ejercicio. Por último, el uso de antirretro­virales menos tóxicos también ayuda a disminuir la prevalenci­a de algunas de las comorbilid­ades», añade la especialis­ta.

Además de las comorbilid­ades, «las personas con el VIH padecen otros problemas y trastornos de la salud que deterioran su bienestar y calidad de vida», apunta Juanse Hernández, del Grupo de Trabajo sobre Tratamient­os del VIH (GTT-VIH). Y, por ello, es importante «incorporar el enfoque holístico en la atención clínica del VIH, que implicará prestar atención a aspectos relevantes de las áreas física, mental y social de la salud de los pacientes», hace hincapié el experto.

OBJETIVO: 90-90-90

Todo esto es fundamenta­l para mejorar la calidad de vida de los pacientes con el virus de la inmunodefi­ciencia humana y conseguir el triple objetivo de 90-9090 marcado por Onusida para el pasado año: que el 90% de las personas que viven con el VIH conozca su estado serológico respecto al VIH; que el 90% de los ciudadanos diagnostic­ados con el VIH reciban terapia antirretro­viral continuada y que el 90% de los individuos que reciben terapia antirretro­viral tengan supresión viral. Un ambicioso objetivo de tratamient­o para contribuir al fin de la epidemia de sida. A nivel mundial, 26 millones de personas tenían acceso a la terapia antirretro­viral (al cierre de junio 2020); 38,0 millones vivían a finales de 2019 con el VIH; 1,7 millones de personas contrajero­n la infección por el VIH (a cierre de 2019), y alrededor de 7,1 millones de personas, no sabían que estaban viviendo con el VIH, según datos publicados por Onusida.

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DREAMSTIME Más del 50% de personas con VIH que acuden a consulta tiene más de 50 años

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