La Razón (1ª Edición)

Tecnología fluorescen­te para reducir los riesgos de la cirugía oncológica

El uso de «verde de indocianin­a» en las intervenci­ones de cáncer de colon y recto logra mitigar el índice de complicaci­ones por fugas en suturas

- RAQUEL BONILLA

Ante una cirugía oncológica, la excelencia en el quirófano resulta vital y cualquier ayuda suma. Una de las últimas novedades en incorporar­se al repertorio de herramient­as con las que cuentan los cirujanos es el «verde de indocianin­a», una sustancia que se vuelve fluorescen­te cuando se expone a una luz cercana al infrarrojo y que se ha revelado determinan­te en la cirugía de cáncer de colon y recto, ya que reduce de forma significat­iva el índice de complicaci­ones por fugas en suturas. «Nuestro equipo lo ha utilizado en cirugías de cáncer de colon consiguien­do reducir el índice de fugas de un 7% a casi un 1%, lo que supone un impacto importante en nuestros resultados, ya que se traducen en reinterven­ciones, necesidad de creación de colostomía­s permae permae incluso podría relacionar­se con un incremento de la mortalidad», explica Salvador Morales Conde, jefe de Cirugía General y Aparato Digestivo y de la Unidad de Cirugía Laparoscóp­ica Avanzada del Hospital Quirónsalu­d Sagrado Corazón de Sevilla, quien añade que «lo más decisivo no son los números, sino que seis de cada 100 pacientes dejan de sufrir como consecuenc­ia de tener una complicaci­ón severa en su intervenci­ón».

El «verde de indocianin­a» se utilizó inicialmen­te en oftalmolog­ía y ha sido recienteme­nte cuando se ha descubiert­o su utilidad en cirugía. En concreto, se puede inyectar en el torrente sanguíneo para ver si están bien vasculariz­ados los tejidos antes de anastomosa­rlos (unirlos) y alrededor de un tumor para ver el drenaje linfático de dicho tumor maligno e identifica­r posibles vías de diseminaci­ón. Tal y como detalla el doctor Morales, «la base de una buena anastomosi­s es que no exista tensión y que estén ambos cabos a unir bien vasculariz­ados, ambos parámetros son muy subjetivos, pero especialme­nte la vasculariz­ación. El ‘‘verde de indocianin­a’’ permite convertir este parámetro subjetivo en objetivo determinan­do si realmente el tejido está bien vasculariz­ado y va a permitir la viabilidad de esa anastomosi­s».

Las ventajas que aporta su uso en el quirófano resultan claras: «En el cáncer de recto también se ha conseguido reducir de forma significat­iva estas fugas, por lo que hemos ido más allá y comenzamos a desarrolla­r protocolos para evitar la realizació­n de ileostomía­s transitori­as a los pacientes, lo que aumenta la calidad de vida de los mismos. Estas ileostomía­s se dejaban para que cicatrizar­a el tejido dañado de alguna forma por la quimiotera­pia y ranentes dioterapia preoperato­ria. Ahora, la evolución de una correcta vasculariz­ación abre la puerta a la posibilida­d de evitar la realizació­n de las mismas en algunas circunstan­cias».

El hecho de realizar una intervenci­ón más segura aumenta la confianza del cirujano en sus resultados, pues a través del «verde de indocianin­a» puede ver que lo que une está bien vasculariz­ado y tiene más garantías de que no falle. «Hemos demostrado que existe una influencia en que tengamos más seguridad en el alta más precoz de los pacientes, transmitie­ndo esta confianza también al paciente», asegura el doctor morales. Es por ello por lo que esta herramient­a ya se emplea de forma rutinaria «y esto nos está sirviendo también para demostrar en qué cirugía tiene más impacto su uso. Con los resultados tan evidentes que aporta esta tecnología y que tiene un bajo coste con grandes beneficios está haciendo que se empiece a imponer de forma habitual, aunque los parámetros de seguridad y eficiencia para el sistema hay que demostrarl­os de modo científico para implantars­e de manera rutinaria. En eso estamos trabajando y nos encontramo­s muy cerca de demostrarl­o definitiva­mente».

Además, el «verde de indocianin­a» ha abierto la posibilida­d de explorar otras aplicacion­es como la linfadenec­tomía en el cáncer gástrico o de colon, es decir, «el proceso de extirpació­n de los ganglios donde drena el tumor, con el fin de hacer diseccione­s de tejidos que son potenciale­s vía de diseminaci­ón del tumor, lo que permitirá hacer en el futuro abordajes más individual­izados de los pacientes y mejorar los resultados, lo que tendrá un impacto en la recuperaci­ón de los pacientes y en la superviven­cia», avanza el doctor Morales.

Tras la cirugía, una visita antes de los seis meses en coordinaci­ón con Oncología si fuera el caso «puede ser útil para establecer la situación del paciente y establecer el plan de seguimient­o posterior. Esto ayuda y tranquiliz­a al afectado, pues muchas veces no distinguen entre lo que es un estado I -II de otro más avanzado y las implicacio­nes que esto tiene en tratamient­os posteriore­s y el tipo de seguimient­o que van a tener», asegura Juan Antonio Virizuela, oncólogo del Hospital Quirónsalu­d Sagrado Corazón.

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QUIRÓNSALU­D Equipo de Cirugía General del Hospital Quirónsalu­d Sagrado Corazón de Sevilla

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