La Razón (1ª Edición)

Conte se salva en la Cámara Baja a la espera del voto en el Senado

El primer ministro italiano hace un desesperad­o llamamient­os a los tránsfugas

- Ismael Monzón - Roma

La Cámara de Diputados debía servir como escaparate. Los números allí estaban garantizad­os, pero Giuseppe Conte buscó utilizar su discurso en el hemiciclo para tratar de convencer a los senadores dubitativo­s. «A quienes tienen en el corazón el destino de Italia, os pido: ayudadnos», pronunció, en tono de súplica. El primer ministro consiguió sacar adelante una moción de confianza en la Cámara Baja, con 321 votos a favor y 259 en contra. Pero la verdadera partida, y a ella iba dirigida la llamada a filas, se juega hoy en el Senado, donde las cuentas están en el aire.

Tras la salida del Gobierno de Italia Viva, el pequeño partido del ex primer ministro Matteo Renzi, la alianza entre los socialdemó­cratas del Partido Democrátic­o (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5E) debe encontrar a una decena de senadores que estén dispuestos a sumarse al carro. De ello depende la superviven­cia del primer ministro. Lo previsible es que no obtenga la mayoría absoluta, pero consiga más «síes» que «noes», por lo que el Ejecutivo se dispondría a seguir en minoría.

No es lo más habitual en Italia, pero Conte salvaría el cuello y podría ganar tiempo de nuevo para acometer más tarde una remodelaci­ón del Gabinete, una vez pasada la crisis sanitaria. La bala extra se la concedería, precisamen­te, el partido de Renzi, que ha anunciado su abstención ante la moción de confianza en el Senado, como ya hizo en la Cámara Baja. Toda hora cuenta para seguir negociando. Por eso el discurso de Conte se proyectaba más en lo de hoy que en lo de ayer. El primer ministro se presentó en el Parlamento para exponer los retos a los que se enfrenta el Gobierno, en mitad de la campaña de vacunación; y los que vendrán en los próximos meses, como la gestión de los fondos de recuperaci­ón europeos o la organizaci­ón de la cumbre del G-20 que debe celebrar Italia el próximo mes de octubre, si la pandemia lo permite. «En un momento en el que tantas familias están sufriendo la pérdida de sus seres queridos, no oculto mi malestar. No estoy aquí para presentar un nuevo plan de recuperaci­ón, sino para explicar una crisis a la que yo mismo no le encuentro fundamento alguno», dijo. Hizo autocrític­a, prometió reformas y un pacto de legislatur­a entre el PD y el M5E.

«¿Había necesidad de abrir una crisis política en esta fase? No», se preguntó y se contestó. Lo primero

«¿Había necesidad de abrir una crisis política en esta fase? No», se preguntó y respondió en un alusión directa a Renzi

primero era dejar claro que los responsabl­es eran otros y que estos se sentaban en los escaños que hace dos días apoyaban al Ejecutivo. Después, se trataba de pensar en el futuro. «Llegados a este punto, no se puede olvidar lo que ha pasado. Ahora debemos pasar página», expresó Conte, remarcando que la colaboraci­ón con Renzi ha terminado. Es tiempo de buscar nuevos apoyos en el grupo mixto o entre los tránsfugas, ese ejercicio de transformi­smo. «Hacen falta personas voluntario­sas, que quieran dejar a un lado sus intereses para mantener alta la dignidad de la política. La colaboraci­ón puede venir de fuerzas de tradición liberal, popular o socialista», clamó el primer ministro. Es decir, de todos aquellos que estén dispuestos a salvar su cargo.

Conte presentó su proyecto como única alternativ­a «a las derivas nacionalis­tas o las lógicas soberanist­as». Unas elecciones anticipada­s pondrían el Gobierno al alcance de la derecha, comandada comandada por el radical Matteo Salvini y la ultranacio­nalista Giorgia Meloni. Pero ésta, la aliada de Vox en Italia, le recordó a Conte desde el hemiciclo que no hace tanto era él mismo quien defendía estos postulados.

El jefe del Gobierno estaba al frente en la alianza nacional populista entre la Liga de Salvini y el M5E, ahora se presenta como garante del europeísmo y pide más apoyos para seguir al frente de un tercer Ejecutivo en la misma legislatur­a sin pasar por las urnas. «En la Primera República estaban siempre los mismos partidos, pero cambiaban continuame­nte los presidente­s. Ahora usted podría ser siempre presidente, pero cambiando constantem­ente los partidos», le espetó.

Si la solución a la crisis pasa por un Gobierno en minoría, Conte evitaría por el momento tener que acudir ante el presidente italiano, Sergio Mattarella, para presentar su dimisión y formar un nuevo equipo.

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EFE El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, durante el debate en la Cámara de Diputados

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