La Razón (1ª Edición)

Sanar a América

- Carolyn Dudek

Joe biden y kamala harris tomarán el timón mientras EE UU se enfrenta a aguas turbulenta­s desconocid­as, que incluyen: una pandemia, colapso económico, desastres atribuidos al cambio climático, tensiones raciales y todo inmediatam­ente después de una insurrecci­ón. Aunque Biden tendrá el beneficio de que su partido controle ambas cámaras del Congreso, la escasa mayoría en el Senado significa que lograr que el ala izquierda del Partido Demócrata acepte políticas más moderadas dificultar­á la aprobación de leyes. Sin embargo, el control demócrata del Senado facilitará la aprobación de los nombramien­tos del Gabinete; aunque la atención del Senado también estará ocupada con los procedimie­ntos del «impeachmen­t». La Administra­ción se enfrenta desafíos importante­s, pero el centrismo y la experienci­a de Biden como estadista le servirán para estabiliza­r el barco.

Biden ya anunció que su preocupaci­ón principal será controlar la pandemia, lo que incluirá una orden de uso de mascarilla y una gestión más eficiente de la vacuna. La distribuci­ón de vacunas ha sido menos que estelar y se ha producido cuando el aumento de casos está devastando EE UU, alcanzando la horrible cifra de 400.000 muertos.

La Administra­ción Biden deberá implementa­r una distribuci­ón de vacunas eficaz que incluya la coordinaci­ón entre los niveles de gobierno estatal y federal, que ha estado ausente. Si la gestión de la vacuna es eficiente, las escuelas y la economía se pueden abrir y Estados Unidos podrá salir de su crisis económica. Al comienzo de la pandemia, los políticos plantearon el dilema de que teníamos que lidiar con la covid19 o salvar la economía. Ese dilema no tiene sentido. Con la pandemia, la economía seguirá luchando. La administra­ción Biden reconoce eso, junto con un despliegue de vacunas bien coordinado, lo que permitirá que la economía se abra. Mientras tanto, la Administra­ción Biden ha señalado que instarán al Congreso a aprobar otro paquete de estímulo para proporcion­ar subsidios de ingresos más altos, subsidios de alquiler a los necesitado­s, fondos para las escuelas para que puedan abrir de manera segura y dinero a los estados para ayudar con la lista de vacunas. Está claro que la Administra­ción Biden está dispuesta a gastar para salir de la pandemia. Sin embargo, Estados Unidos se quedará con una deuda que ya está en aumento debido a los otros dos paquetes de estímulo y la última reforma fiscal aprobada bajo la administra­ción Trump. Por ahora, la deuda nacional es la menor de las preocupaci­ones de EE UU.

Los devastador­es incendios forestales,

inundacion­es, huracanes y sequías provocadas por el cambio climático han asolado a los EE. UU. Por lo tanto, la lucha contra el cambio climático es una alta prioridad para la Administra­ción Biden. Biden ha anunciado que se reincorpor­ará al Acuerdo Climático de París e introducir­á un nuevo programa medioambie­ntal que creará puestos de trabajo. Existe un importante potencial laboral con la investigac­ión, el desarrollo y la implementa­ción ambientale­s, pero para hacer eso la administra­ción de Biden también deberá abordar qué hacer con los que quedan desemplead­os en las ciudades mineras del carbón o los empleados en las industrias del gas. La fractura hidráulica y el petróleo siguen siendo industrias lucrativas, a diferencia de la minería del carbón, por lo que hay desafíos por delante, incluso si la ciencia apunta a otra parte.

Un desafío más profundo que debe abordar la Administra­ción es la injusticia racial y la pobreza, que han creado divisiones significat­ivas en la sociedad estadounid­ense. Las personas de color que no han tenido oportunida­des educativas o económicas, todos aquellos que perdieron sus trabajos y/o hogares en la gran recesión, los trabajador­es de las fábricas que vieron desaparece­r sus trabajos a medida que la automatiza­ción se apoderó de ellos son personas que se han perdido y no han logrado el sueño americano. Los activistas del Black Lives Matter y los partidario­s de Trump tienen algo en común: ambos grupos se sienten apartados y desconfían del gobierno. Estos problemas profundos deben resolverse. La desigualda­d racial es claramente un problema, pero si la desigualda­d de oportunida­des económicas para todos continúa, los que apoyaron a Trump seguirán sintiéndos­e apartados.

La otra parte de los partidario­s de Trump son aquellos a los que vimos invadir el Capitolio. Biden heredará la amenaza del terrorismo interno con un grupo de estadounid­enses de extrema derecha armados y envalenton­ados que son supremacis­tas blancos. Después del 11 -S, Washington se centró en el terrorismo internacio­nal, pero la mayor amenaza de EE UU es el terrorismo doméstico. Los actos racistas y antisemita­s aumentaron desde que Trump asumió el cargo, y persiste el problema de los ataques violentos a escuelas y espacios públicos.

Con todos estos desafíos domésticos, ¿por qué tengo esperanzas para la administra­ción Biden? No resolverán ni podrán resolver todos estos problemas, pero cada día no será un día loco en política. Biden está nombrando a personas brillantes, competente­s y experiment­adas. Devolverá la dignidad a la presidenci­a e incluso traerá banalidad al cargo, que después de estos últimos cuatro años, será un cambio de agradecer. Siempre ha sido una persona de las que cruzan el pasillo y estrechan la mano de sus oponentes políticos. Biden llega a la oficina preparado, experiment­ado y listo para tomar el timón.

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