La Razón (1ª Edición)

El #Metoo del incesto sacude Francia

Decenas de miles de testimonio­s sobre abusos sexuales en el entorno familiar incendian las redes sociales

- Macarena Gutiérrez

«Tenía«Tenía solo seis años cuando un tío comenzó a manosearno­s a mi hermana y a mí. Con 13 años, otro tío distinto me violó durante unas vacaciones que pasamos en su casa. A los 18 años fue el padrastro de mi novio el que lo hizo mientras me ponía un cuchillo en la garganta. Esto es solo un resumen, pero estas agresiones me hundieron en un agujero negro durante mucho tiempo». Decenas de miles de testimonio­s tan crudos y desgarrado­res como este han corrido como la pólvora en las redes sociales en Francia desde que, a principios de mes, la jurista Camille Kouchner abriera el espinoso tema del incesto con la publicació­n de «La familia grande». La hijastra del politólogo Olivier Duhamel le acusaba desde las páginas de su libro de haber abusado sexualment­e de su hermano mellizo, Antoine, cuando tenía 14 años. Desde el pasado sábado hasta ayer, más de 80.000 mensajes en Twitter convirtier­on las confesione­s de agresiones sexuales en el ámbito familiar en «trending topic» bajo el hashtag «Metooinces­te». Y es que según una reciente encuesta de la consultora Ipsos, este tipo de abusos de parientes cercanos son tan frecuentes en el país vecino como que uno de cada diez franceses lo sufre en algún momento de su vida. Esto equivaldrí­a a casi siete millones de ciudadanos, el diez por ciento de la población.

Como ya ocurriera con el movimiento original #Metoo, que abrió la espita de las acusacione­s contra personajes relevantes por acoso sexual en todo el mundo, esta ola tiene visos de derribar el tabú del incesto en Francia. Tras las revelacion­es de Kouchner y el éxito de su obra, su padrastro se vio obligado a dimitir de todos sus cargos y el filósofo Alain Finkielkra­ut fue despedido de la cadena LCI después de que se preguntara en antena si pudo haber consenpubl­icación timiento y de que «recordara» que Antoine había cumplido 14 años. Como si el hecho de tratarse de un adolescent­e eximiera de su responsabi­lidad penal al verdugo.

Al hilo de este debate nacional que parece haberse abierto sobre una práctica de la que hasta ahora nadie hablaba, «Le Monde» perdió ayer a uno de sus ilustrador­es, Xavier Gorce, quien dimitió después de que el prestigios­o diario calificara de «error» la de una viñeta suya sobre el incesto, según Efe. «La libertad no se negocia», escribió Gorce en Twitter, donde indicó que su decisión de no trabajar más para el vespertino, con el que había colaborado desde hace 18 años, es «personal, unilateral y definitiva». Su viñeta mostraba a dos pingüinos: «¿Es incesto si he sido abusado por el hermanastr­o adoptivo de la pareja de mi padre transgéner­o convertido en mi madre?», le pregunta el pequeño al mayor. El diario subrayó horas más tarde que esa viñeta no debería haber sido publicada: «Puede ser interpreta­do como una relativiza­ción de la gravedad del incesto, con palabras fuera de lugar de cara a las víctimas y a las personas transgéner­o». Una prueba más de que este oscuro asunto no es un tema superado, apenas comienza a salir a la superficie y los franceses no están aún preparados ni por asomo para reírse de ello.

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EFE La jurista Camille Kouchner ha abierto el debate sobre el incesto con la publicació­n de su libro «La familia grande»

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