La remontada de Canales
Un doblete del cántabro relanza al Betis a costa de un Celta huérfano sin Iago Aspas
La remontada del Betis, en 2021 y en el partido de anoche sobre el Celta, tiene el sello de Sergio Canales, recuperado fulgurantemente de una lesión que iba a tenerlo en el dique seco hasta marzo y constructor desdoblado en goleador en un mes de enero de ensueño. Con él, sueña su equipo con Europa igual que sin Iago Aspas, vaga perdido por los campos el suyo.
Los contendientes mostraron su cara y su cruz en una primera parte vistosa, en la que Celta y Betis jugaron bonito y defendieron fatal. Los locales concedieron tres ocasiones claras en un cuarto de hora, que se culminó con el primer gol del partido, obra de Santi Mina, a la salida de un córner que remató con el pie en el segundo palo. Pero la ventaja, lejos de calmar al necesitado equipo vigués, lo puso en modo verbena y apareció el talento que los de Pellegrini tienen a raudales, singularmente en las personas de Fekir y Canales, que se entienden sin hablar porque dominan el idioma universal de los superdotados.
La zurdera es un don porque el zocato, más que clase, lo que tiene es pellizco. Cuando los dos genios verdiblancos frotan la lámpara, surgen prodigios como el doblete de Canales, uno con cada pierna, tras sendas asistencias de Fekir, la primera tras pivotar en el área y la segunda tras robarle la merienda a Denis. Coudet echa de menos a Iago Aspas, y es normal, pero debería añorar más un rigor defensivo que brilla por su ausencia. El argentino es novato en el fútbol europeo y si quiere que su carrera aquende el Atlántico dure, debe dedicar más horas de trabajo a conjurar las virtudes del rival.
Manuel Pellegrini adormeció el partido en la reanudación, consciente de que su feble zaga podía quebrarse si el duelo seguía desbocado. Lo logró durante media hora, pero el Celta se le echó encima en el tramo final y generó algunas ocasiones, como una llegada de Baeza que cortó la salida oportuna de Robles y un despeje aventurero de Miranda, que estuvo a punto de meterla en su portería. No entró la pelotita y Coudet perdió contra su maestro y mentor.