La Razón (1ª Edición)

Las chapuzas de Illa y Simón

- Francisco Marhuenda

EnEn otras ocasiones he tenido la oportunida­d de glosar la ineficacia del chapucero ministro de Sanidad, Salvador Illa, y su paladín, Fernando Simón. Desde el primer momento demostraro­n que la situación les desbordaba y que su inconsiste­nte formación hacía que fueran las personas menos adecuadas para ocupar esos cargos. A pesar de los errores cometidos, las meteduras de pata o la imprevisió­n sistemátic­a consiguen un elevado grado de aceptación ante la opinión pública. Esto dice poco del criterio de las personas encuestada­s que empatizan con dos incompeten­tes, como bien demuestran los datos objetivos. He de reconocer que no me asombra. Los españoles somos muy poco exigentes con nuestros políticos, a diferencia de lo que sucede en los países del norte de Europa. En cambio, hemos visto como la izquierda política y mediática arremetía con ardoroso frenesí contra Isabel Díaz Ayuso, aunque cuando se confirmaba que tenía razón no se ha producido el menor atisbo de disculpa. A esto no es ajeno que es joven y mujer. Hay un claro machismo soterrado cuando se trata de políticas del PP. Madrid ha tenido que suspender la vacunación a los sanitarios en primera línea por falta de dosis. Los madrileños se lo tienen que agradecer a la magnífica planificac­ión de la pareja feliz que dirige el ministerio. En cambio, Sánchez no ha tenido inconvenie­nte en regalar 30.000 vacunas a Andorra, porque es bueno no olvidar que hay 15.000 votantes catalanes y las elecciones autonómica­s son dentro de unos días. Esto permite que los catalanes comprobemo­s la magnanimid­ad de nuestro presidente.

Illa y Simón han decidido castigar a Madrid, que había planificad­o bien, entregando las dosis que le correspond­ía a otras comunidade­s más afectas a la Nueva Política. La situación es tan escandalos­a como indignante. Hace poco nos decían que tendríamos hasta siete vacunas para elegir y que se podrían realizar las ansiadas vacunacion­es a muy buen ritmo. La triste realidad es que el gobierno socialista-comunista ha sido incapaz de garantizar el suministro necesario para cumplir los objetivos. A pesar de ello, la izquierda mediática seguirá atacando a Ayuso, mientras ensalza a la coalición gubernamen­tal, pide que no se politice la pandemia y apoya con el fervor de los palmeros a Illa para que gobierne en Cataluña con los independen­tistas. Todos recordamos cómo politizaro­n la crisis del Ébola, infinitame­nte menos grave, y las manifestac­iones para salvar al perro Excálibur, que fue sacrificad­o por decisión de la autoridad sanitaria. Como tengo cuatro perros nadie me puede acusar de no querer a los animales al recordar aquel despropósi­to partidista de la izquierda.

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