La Razón (1ª Edición)

La colisión de dos galaxias podría evaporar el agujero de su centro

Una nueva simulación sugiere que, en contra de lo que se pensaba, la colisión de dos galaxias podría «matar de hambre» a sus agujeros negros en lugar de «alimentarl­os» con más materia

- Ignacio Crespo - Madrid

El universo está lleno de galaxias, algunas relativame­nte cerca de otras y en movimiento. Su masa es tan descomunal que, durante su viaje, pueden verse atraídas unas hacia otras, colisionan­do entre sí. Un suceso como este podría durar en torno a un millón de años, y los expertos han tratado de deducir qué tipo de consecuenc­ias podrían tener sobre las galaxias y los objetos astronómic­os astronómic­os que estas contienen. Esto implica hablar sobre planetas, estrellas y, por supuesto, también de agujeros negros. Lo más intuitivo era pensar que, si una de las galaxias implicadas en la colisión contaba con un agujero negro en su centro, la nueva materia de la otra galaxia podría caer en él, alimentánd­olo y haciéndolo crecer todavía más. Sin embargo, un nuevo modelo computacio­nal diseñado por la Universida­d de Tokio sugiere que podría llegar a ocurrir lo contrario. Si este estudio está en lo cierto, la colisión de dos galaxias podría llegar a «matar de hambre» al agujero negro. La colisión entre dos galaxias puede parecer un evento realmente destructiv­o, y en parte lo es, pero no por lo que solemos pensar.

El equilibrio perdido

La mismísima Vía Láctea, nuestra galaxia, ya ha sufrido algunos eventos parecidos en el pasado o, al menos, eso parecen indicar las pruebas. A decir verdad, si la colisión no es completa, sino algo tangencial, lo más probable es que se produzca un intercambi­o de materia entre ambas galaxias y que estas sigan su camino, algo cambiadas. Claro que, si chocan de lleno, la historia cambia.

Lo cierto es que las distancias entre las estrellas de una galaxia son tan descomunal­es que se vuelve bastante improbable que estas terminen chocando unas con otras. Es como si lanzáramos un par de granos de arroz a un enjambre de mosquitos, posiblemen­te no haya impacto alguno, pero existirán turbulenci­as que desequilib­ren a algún que otro insecto. En las galaxias, sus estrellas y planetas también se mueven siguiendo cierto equilibrio, con regularida­d, pero una colisión cambiaría las reglas del juego, tendrían que volver a «encontrar» un equilibrio, una nueva regularida­d en sus movimiento­s. No obstante, lo que nos compete en este caso concreto no es tanto el futuro de estos sistemas solares como el de un potencial agujero negro en el corazón de la galaxia.

Nuestra Vía Láctea, por ejemplo, tiene un agujero negro supermasiv­o en su centro llamado Sagitario A*. Actualment­e no está activo, no «ingiere materia», aunque sin embargo no parece que siempre haya sido así. De hecho, conocemos otras galaxias con núcleos activos, en pleno proceso de «alimentar a su agujero negro». Para entenderlo bien, podemos simplifica­r el complejo concepto de agujero negro e imaginar simplement­e una región del espacio cuya densidad es tan descomunal que atrae cualquier cosa que pase suficiente­mente cerca de ella. Ni siquiera la luz es capaz de escapar si cruza una frontera llamada «horizonte de sucesos». En estos casos la gravedad de la bestia astronómic­a mueve la curva a voluntad. Para hacernos una idea de sus proporcion­es, se estima que el agujero negro del centro de la galaxia NGC 1277 supone el 14% del peso total de su galaxia. Teniendo esto en cuenta, es de esperar que ante un choque de galaxias un agujero negro engulla todas las estrellas y planetas que, desestabil­izados por el choque, se acerquen a él. Tanta cantidad de materia cayendo al agujero negro liberaría, a priori, un considerab­le volumen de radiación altamente energético en forma de dos chorros perpendicu­lares a la galaxia. No obstante, la Universida­d de Tokio ha puesto estas colisiones a prueba simulando una buena cantidad de condicione­s iniciales posibles y no todas coincidían con este desenlace. En algunas simulacion­es, de hecho, las galaxias chocaban «de refilón», en otras frontalmen­te, y algunas parejas de galaxias tenían tamaños parecidos, mientras que otras eran muy dispares, etc.

Huelga de hambre

Cuando el programa simulaba una galaxia, colisionan­do frontalmen­te con otra mucho mayor, en determinad­as condicione­s, la más pequeña desestabil­izaba a las masas de gas más interiores de la grande, expulsándo­las de la galaxia y dejando al agujero negro aislado, sin apenas materia que «devorar». Es muy pronto para poder asegurar la validez de estos resultados, pero hay algo interesant­e que añadir.

Sabemos desde hace tiempo que los agujeros negros se evaporan constantem­ente. Así se llama a la pérdida de masa que experiment­an por una serie de procesos relacionad­os con la física cuántica. Normalment­e, cuando un agujero negro incorpora materia a un ritmo mayor al que se evapora, su tamaño se mantiene estable o incluso aumenta, pero si deja de «alimentars­e», la evaporació­n sigue su particular ritmo y, poco a poco, comienza a encogerse. Si todo ello se llegara a confirmar en los próximos años o décadas, podría suponer un avance realmente importante para nuestra comprensió­n sobre la evolución de galaxias.

 ??  ?? La hilera de la izquierda muestra el caso de una colisión que reduce la actividad de su agujero negro, mientras que la de la derecha señala lo contrario
La hilera de la izquierda muestra el caso de una colisión que reduce la actividad de su agujero negro, mientras que la de la derecha señala lo contrario
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain