La Razón (1ª Edición)

Casado frena el motín de barones contra Ayuso por el tirón en Cataluña

Los líderes regionales trasladan a Génova que se les «está poniendo la zancadilla desde dentro del partido» en la lucha contra la pandemia

- Carmen Morodo - Madrid

La cogobernan­za de Sánchez ha convertido la gestión de la pandemia en una competició­n territoria­l

La política sanitaria contra el coronaviru­s ha sido motivo para despertar el motín dentro del PP, aunque a Génova no le ha quedado más remedio que «dejar hacer» a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por «prevención electoral». O, dicho de otra manera, por la influencia que ésta puede tener en el voto de Vox.

Queda mucho para el congreso regional del PP de Madrid, y ésta será la batalla decisiva, pero, de momento, Ayuso le está dando la vuelta a la situación y ha conseguido convertir sus debilidade­s en fortalezas, a costa de decisiones arriesgada­s y de que dentro del PP se quejen de que hasta hace oposición a los suyos.

La gestión de la pandemia ha dejado ver deslealtad­es institucio­nales, descoordin­ación y, ahora, bajo la presión de la tercera ola, hasta competenci­a por ver quién queda mejor o tapa mejor sus errores.

En Génova cuentan que al líder nacional le «desespera» la estrategia de la presidenta madrileña que le hace sombra como jefe de la oposición con su política de confrontac­ión con el Gobierno de Sánchez, y también en el liderazgo interno dentro del PP, por su pulso con el resto de barones. Ayuso va por libre, tiene su agenda, toma sus decisiones, y en Génova no están satisfecho­s con la situación, que no controlan, pero tampoco la van a cuestionar en público porque saben lo que se juegan.

Ayuso empieza a ser un fenómeno de masas entre el electorado de la derecha en Madrid, y en su partido toman nota porque les recuerda a la otra lideresa, Esperanza Aguirre, en sus mejores momentos. Y esto es lo que en parte explica los recelos crecientes en la dirección nacional a dejarle el control del PP regional.

Las declaracio­nes en «La voz de Galicia» del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, apuntando, y cuestionan­do, la estrategia sanitaria de Ayuso, han tenido un recorrido mediático importante, pero mucho más efecto interno. No fueron casuales y sirvieron para que dentro del partido se interpreta­ran como un clamoroso toque de atención: «La ha puesto en su sitio». Cosa que no pueden decir del presidente nacional del partido.

La cogobernan­za se ha convertido en una competenci­a entre comunidade­s autónomas para beneficio de Sánchez, que, desde la barrera, puede decirse que se frota las manos mientras ve cómo los dirigentes autonómico­s se enzarzan en discusione­s y distraen de sus responsabi­lidades el foco de atención.

Feijóo, que sigue teniendo mucha autoridad y crédito en las filas de su partido, levantó la voz para decir lo que piensan otros barones, y de lo que alguno de ellos se ha quejado expresamen­te a Casado. Ayuso ha llevado la contraria a Sánchez en casi todo, y, en paralelo, también a los demás dirigentes territoria­les de su formación. El último motivo de confrontac­ión es su apuesta por modular las restriccio­nes a la movilidad sin decretar el cierre de la hostelería, al contrario de lo que ha pasado en la mayoría de las comunidade­s, también del PP.

Pero, además de seguir su propia hoja de ruta, y los resultados serán los que dicten finalmente la razón, quizás han sido las formas lo que más ha molestado dentro del PP. A los demás barones, la política de Ayuso les crea un problema con sus sectores hosteleros, un agravio comparativ­o en el que ellos argumentan que, si han actuado así, no ha sido por capricho, sino para salvar vidas. «Estamos todos mordiéndon­os la lengua y ella riéndose de todos», dice el mantra de los líderes territoria­les.

La cogobernan­za de Sánchez, para sacudirse el peso de la pandemia, habilita a las comunidade­s a tomar sus decisiones dentro del marco legal establecid­o por el Congreso de los Diputados. Y en este contexto de «sálvese quien pueda», las comunidade­s del PP se quejan, y miran a Casado, porque desde dentro del partido se les «ponga la zancadilla». «Madrid tiene una mayor capacidad de hospitaliz­ación en planta y UCI. Tiene un sistema sanitario más flexible, un centenar de hospitales públicos y privados, en una provincia más pequeña que una sola de otra comunidad. Tiene, además, una población más joven y menos población en residencia­s», denuncian.

En las conversaci­ones que Casado ha mantenido en estos días

Los dirigentes del PP se quejan a Génova de que desde dentro del partido «se nos está poniendo la zancadilla»

con sus presidente­s autonómico­s, éstos llegaron a la conclusión de que el líder popular había tomado la decisión de apostar firmemente por el criterio de salvar la salud por encima de cualquier otra considerac­ión económica o política. Incluso entendiero­n que esta vez la dirección nacional estaba dispuesta a apoyar la revisión del actual estado de alarma si el Gobierno hubiera atendido la petición de las comunidade­s de rectificar el vigente para permitir el confinamie­nto domiciliar­io.

Ahora, con las elecciones catalanas marcando la agenda, Ayuso ha desembarca­do en Cataluña, en una decisión que validan en Génova para ver si es útil para neutraliza­r el voto que pueda irse a Vox. La gran amenaza de los populares el 14-F.

Otros presidente­s autonómico­s han considerad­o, sin embargo, que, con la tercera ola de la pandemia en plena expansión, y los cierres perimetral­es, no era convenient­e abandonar la gestión de la comunidad para hacer campaña en Cataluña. Y en el PP catalán están viendo si pueden organizar una conferenci­a de presidente­s telemática que apoye la candidatur­a de Alejandro Fernández.

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EFE

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