Cataluña y Bárcenas
«No volverán a sentarse en el Consejo de Ministros», espetó el vicepresidente del Gobierno a la bancada del PP, el pasado mes de septiembre, durante una sesión de control al gobierno. Les acusaba de no tener ningún proyecto de país, señalaba el peligro de los acuerdos de gobierno alcanzados con la derecha populista de VOX y clamaba por la falta de voluntad de diálogo para llegar a acuerdos con las fuerzas nacionalistas. «Va a ser el propio planteamiento que hacen las derechas de un Estado centralista que expulse de su seno a millones de ciudadanos el que las va a mantener fuera del Gobierno», sentenció. Profecía que tiene ciertos tintes de verosimilitud.
La derecha tiene un nuevo problema –uno más– para volver a sentarse en el consejo de ministros de España. Luís Bárcenas, ha puesto en marcha el ventilador sobre el PP, acusando a los conservadores de presunta corrupción a través de un sistema de financiación con percepciones en dinero negro, que se realizaban a través de donativos. Bárcenas está enfadado, le cayeron 29 años por la trama Gürtel y aún tiene juicios pendientes, como el que debe comenzar en los próximos días sobre la caja B. Lleva cuatro años entre rejas y está harto de callar. La gota que ha colmado el vaso de la lealtad de Bárcenas, es ver a su mujer también entre rejas. El pacto de silencio implicaba que ella debía quedar al margen, pero resulta que también ha ido a juicio, también está condenada y también está en prisión. Demasiada humillación para un hombre orgulloso.
Tras la sentencia del Tribunal Supremo por el caso Gürtel, siguen abiertas una quincena de piezas a raíz de la investigación por la mayor trama de corrupción en España, vinculada al Partido Popular. Desde que en el 2009 saltó el escándalo, el Alto Tribunal ha confirmado dos sentencias; hay dictadas otras tres por parte de la Audiencia Nacional pendientes del recurso de casación; otra de las piezas está a la espera de sentencia, y todavía quedan seis juicios pendientes. Kitchen, Púnica, Lezo, el caso BPA, la operación Taula, el caso Zaplana, demasiados procedimientos judiciales abiertos que afectan directamente a administraciones responsables del Partido Popular. Bárcenas amenaza con aportar documentación–una presunta grabación de Álvaro Lapuerta– que certificaría la financiación irregular, la existencia de sobres, aportaciones efectuadas por personas relacionadas con empresas beneficiarias de importantes adjudicaciones públicas, sueldos «extra». Todo ella amenaza con lastrar la presidencia de Pablo Casado al frente del Partido Popular. Difícil sobrevivir ante este panorama.
Tras la debacle electoral en el País Vasco, donde el PP es residual, los populares podían afrontar con garantías de éxito las elecciones autonómicas catalanas de este próximo 14 de febrero, y resarcirse de los desastrosos resultados alcanzados
Todo amenaza con lastrar la presidencia de Casado al frente del PP. Es un panorama difícil para sobrevivir
en 2017 (4 diputados de un total de 135), Sin embargo, el ex tesorero Luis Bárcenas se les ha cruzado por el camino, y los constitucionalistas defraudados con la errática huida de los dirigentes de Ciudadanos, no apoyarán la propuesta popular de Alejandro Fernández, sino que se refugiarán en torno a Salvador Illa. Y con el riesgo añadido del «sorpasso» de VOX y la probabilidad de quedar como última fuerza electoral catalana. Desastre sin precedentes.
El centro derecha –que pretende gobernar en España– es irrelevante en el País vasco está desaparecido en Navarra, perdió el poder en la Comunidad Valenciana y en las Islas Baleares y no parece que los resultados en Catalunya inviten al optimismo. La España periférica da la espalda al proyecto conservador. Y ahora con el caso Bárcenas, puede ayudar a hacer más válido el adagio del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias: «La derecha no volverá a sentarse en el consejo de ministros».