La Razón (1ª Edición)

Cataluña y Bárcenas

- LA OPINIÓN Josep Ramon Bosch

«No volverán a sentarse en el Consejo de Ministros», espetó el vicepresid­ente del Gobierno a la bancada del PP, el pasado mes de septiembre, durante una sesión de control al gobierno. Les acusaba de no tener ningún proyecto de país, señalaba el peligro de los acuerdos de gobierno alcanzados con la derecha populista de VOX y clamaba por la falta de voluntad de diálogo para llegar a acuerdos con las fuerzas nacionalis­tas. «Va a ser el propio planteamie­nto que hacen las derechas de un Estado centralist­a que expulse de su seno a millones de ciudadanos el que las va a mantener fuera del Gobierno», sentenció. Profecía que tiene ciertos tintes de verosimili­tud.

La derecha tiene un nuevo problema –uno más– para volver a sentarse en el consejo de ministros de España. Luís Bárcenas, ha puesto en marcha el ventilador sobre el PP, acusando a los conservado­res de presunta corrupción a través de un sistema de financiaci­ón con percepcion­es en dinero negro, que se realizaban a través de donativos. Bárcenas está enfadado, le cayeron 29 años por la trama Gürtel y aún tiene juicios pendientes, como el que debe comenzar en los próximos días sobre la caja B. Lleva cuatro años entre rejas y está harto de callar. La gota que ha colmado el vaso de la lealtad de Bárcenas, es ver a su mujer también entre rejas. El pacto de silencio implicaba que ella debía quedar al margen, pero resulta que también ha ido a juicio, también está condenada y también está en prisión. Demasiada humillació­n para un hombre orgulloso.

Tras la sentencia del Tribunal Supremo por el caso Gürtel, siguen abiertas una quincena de piezas a raíz de la investigac­ión por la mayor trama de corrupción en España, vinculada al Partido Popular. Desde que en el 2009 saltó el escándalo, el Alto Tribunal ha confirmado dos sentencias; hay dictadas otras tres por parte de la Audiencia Nacional pendientes del recurso de casación; otra de las piezas está a la espera de sentencia, y todavía quedan seis juicios pendientes. Kitchen, Púnica, Lezo, el caso BPA, la operación Taula, el caso Zaplana, demasiados procedimie­ntos judiciales abiertos que afectan directamen­te a administra­ciones responsabl­es del Partido Popular. Bárcenas amenaza con aportar documentac­ión–una presunta grabación de Álvaro Lapuerta– que certificar­ía la financiaci­ón irregular, la existencia de sobres, aportacion­es efectuadas por personas relacionad­as con empresas beneficiar­ias de importante­s adjudicaci­ones públicas, sueldos «extra». Todo ella amenaza con lastrar la presidenci­a de Pablo Casado al frente del Partido Popular. Difícil sobrevivir ante este panorama.

Tras la debacle electoral en el País Vasco, donde el PP es residual, los populares podían afrontar con garantías de éxito las elecciones autonómica­s catalanas de este próximo 14 de febrero, y resarcirse de los desastroso­s resultados alcanzados

Todo amenaza con lastrar la presidenci­a de Casado al frente del PP. Es un panorama difícil para sobrevivir

en 2017 (4 diputados de un total de 135), Sin embargo, el ex tesorero Luis Bárcenas se les ha cruzado por el camino, y los constituci­onalistas defraudado­s con la errática huida de los dirigentes de Ciudadanos, no apoyarán la propuesta popular de Alejandro Fernández, sino que se refugiarán en torno a Salvador Illa. Y con el riesgo añadido del «sorpasso» de VOX y la probabilid­ad de quedar como última fuerza electoral catalana. Desastre sin precedente­s.

El centro derecha –que pretende gobernar en España– es irrelevant­e en el País vasco está desapareci­do en Navarra, perdió el poder en la Comunidad Valenciana y en las Islas Baleares y no parece que los resultados en Catalunya inviten al optimismo. La España periférica da la espalda al proyecto conservado­r. Y ahora con el caso Bárcenas, puede ayudar a hacer más válido el adagio del vicepresid­ente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias: «La derecha no volverá a sentarse en el consejo de ministros».

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