Biden promete confrontar el autoritarismo de China y Rusia
«América ha vuelto» subraya en la sede del Departamento de Estado de EE UU
«América ha vuelto», dijo Joe Biden desde la sede del departamento de Estado. «Este es el mensaje que el mundo quería oír», añadió, «América ha vuelto, y la diplomacia vuelve a ser el centro de nuestra política internacional». El presidente de EE UU, afirmó que el liderazgo americano debe de estar a la altura de este momento histórico, de avance del autoritarismo, y citó a China y a Rusia, y no dejó de condenar la situación del opositor Alexei Navalni. Opinó que los retos no pueden afrontarse en solitario.
Para retomar la agenda internacional la Casa Blanca quiere reanimar el diálogo con los socios de la Alianza Atlántica. En esa ecuación destaca de forma prioritaria Alemania, después de que Trump ordenara reducir el número de tropas desplegadas en ese país. Fueron dramáticos los choques protagonizados por el ex presidente con la canciller alemana, Angela Merkel. Por no hablar de las filípicas vertidas contra los socios de la OTAN, acusados reiteradamente de incumplir sus obligaciones económicas y sus compromisos militares. Para Biden, la potencia de EE UU en el mundo ha sido «atrofiada por cuatro años de negligencia y abuso». «Las alianzas de Estados Unidos», añadió, «se encuentran entre nuestros mayores activos. Y liderar con diplomacia significa estar hombro con hombro con nuestros aliados y socios clave una vez más». Biden desea aumentar de forma significativa el cupo de refugiados que Estados Unidos admite, fue reducido de forma drástica por el anterior gobierno. En estos momentos el país admite a menos refugiados que nunca desde hace 40 años.
Se trata de la clase de mensaje que todos esperaban de un líder que alcanzó la Casa Blanca con el mandato de reconectar con las ideas globalistas acaudilladas por George W. Bush y Barack Obama. El aislacionismo de la anterior administración quedaba reemplazada por la apuesta por la cooperación internacional, las alianzas con los socios tradicionales y la voluntad de resituar a Estados Unidos en el damero mundial. Para subrayarlo Biden quería hacerlo desde el corazón de la política internacional, desde la sede del departamento de Estado. Un organismo sometido a graves vaivenes en estos años. La agenda rebosa cuestiones inaplazables. Según había anunciado el secretario de Seguridad Nacional, Nacional, Jake Sullivan, EE.UU. renunciará a mantener su apoyo a la ofensiva en Yemen. Una guerra devastadora que llegó tras la fallida primavera árabe, alimentada por los afanes geoestratégicos de Arabia Saudí e Irán, sazonada con el concurso del terrorismo yihadista, y que ya ha provocado más de 233.000 muertos, incluidos miles de niños a consecuencia de la hambruna, y millones de desplazados. Y según The National el presidente Biden ha elegido a Timothy Lenderking para que como enviado especial a Yemen. Está por ver cuál será la reacción de Arabia Saudí, aunque los cambios ya habían sido telegrafiados durante la campaña. Y no todas las políticas del gobierno Trump serán revertidas. De hecho, según ha explicado el propio Sullivan, los acuerdos patrocinados por EE.UU. entre entre Israel y Marruecos, Bahrein, los EAU y Sudán serán potenciados, con la clara intención de lograr otros similares y de que la nueva red de alianzas comerciales, tecnológicas y políticas abra una nueva era en una región perennemente torturada. En el marco de un debate con Robert O´brien, su predecesor en el cargo, Sullivan explicó que estos pactos han sido «positivos para la seguridad en la región, positivos para el desarrollo económico en la región y positivos para los intereses nacionales de Estados Unidos». Tampoco se prevé un cambio de rumbo respecto a la alianza con Japón, Australia y la India, decisiva para consolidar un contrapoder frente a la deriva crecientemente autoritaria y expansiva de China. El llamado Diálogo cuadrilátero sobre seguridad fue especialmente mimado por Mike Pompeo.