La Razón (1ª Edición)

Cómo reducir la voracidad eléctrica de las criptomone­das

- EVA M. RULL‐

A día de hoy hay más de 8.000 criptodivi­sas en circulació­n. En unos 10 años el valor de este nuevo mercado ha crecido hasta los 1.000 millones de dólares. La divisa reina, Bitcoin, supone el mismo gasto energético que un país como Chile, porque su seguridad se basa en «minar» o resolver complejos algoritmos criptográf­icos. Sin embargo, mucha de la competenci­a de Bitcoin está cambiando sus sistemas de seguridad por alternativ­as que eviten esos costosos cálculos matemático­s

Bitcoin, la primera criptomone­da, apareció en 2009, como forma de realizar pagos en el mundo digital, sin intermedia­rios oficiales y de forma descentral­izada. Desde entonces, la divisa ha protagoniz­ado un sinfín de fluctuacio­nes financiera­s y anécdotas, pero también ha sentado las bases de la reconversi­ón digital del sistema financiero. «La principal cualidad de una criptomone­da, y que la diferencia de una moneda digital, es que en la criptomone­da se sustituye todos los aspectos de confianza que aporta la figura del banco central u otra organizaci­ón “confiable” (como Visa, Mastercard, Paypal…), por tecnología basada en criptograf­ía. Este particular hace que el uso e intercambi­o de criptomone­das nunca deba estar tutelado por ninguna organizaci­ón, lo que ofrece ventajas muy evidentes desde el punto de vista de un usuario, e inconvenie­ntes desde el punto de vista de control de circulació­n de divisas», explica José Javier Ruiz, director de Programas de Postgrado en el departamen­to de Ciencia, Computació­n y Tecnología de la Universida­d Europea.

A día de hoy «hay más de 8.000 proyectos de criptomone­das con una capitaliza­ción de más de 1.000 millones de dólares», explica Alberto Muñoz Cabanes, profesor del departamen­to de Economía Aplicada y Estadístic­a de la UNED. De todas ellas, la reina de la capitaliza­ción sigue siendo Bitcoin, que acapara un 62% de este mercado.

El funcionami­ento de las principale­s criptodivi­sas como Bitcoin o Ethereum conllevan un elevado gasto energético. Se basan en dos componente­s: el blockchain y los registros. El blockchain sería como un gran libro de cuentas digital, una base de datos distribuid­a compuesta por miles de nodos (ordenadore­s). En él se anotan todas las transaccio­nes e intercambi­os de moneda, los participan­tes en la misma y la cuantía. «El registro es público (todos los partícipes en la cadena de bloques) tienen la posibilida­d de acceder a él en cualquier momento y, gracias al uso de encriptaci­ón no se puede modificar, lo que consigue que se pueda tener confianza», matiza Ruiz.

Para realizar los registros tiene que haber consenso en el sistema, es decir que se validen. La forma de hacerlo es a través de un algoritmo de consenso «que sirve para decidir quién sube la informació­n al gran libro de cuentas. Es la clave de la seguridad del sistema porque impide que nadie haga trampas. En el caso de Bitcoin, el algoritmo propone un acertijo matemático que hay que resolver. Esto es lo que hacen los mineros, que reciben una compensaci­ón por resolver dicho enigma (llamada prueba de trabajo) en forma de moneda y el derecho a registrar esas transaccio­nes», explica Juan Caubet, director de la Unidad IT Security del Centro Tecnológic­o de Cataluña (Eurecat). Cuantos más ordenadore­s tengas y más capacidad de procesar más posibilida­des tienes de obtener monedas y cerra un bloque de transaccio­nes. «Por eso, se forman pools de mineros (hay decenas pero tres se reparten el 50% del minado), que establecen granjas de potentes ordenadore­s donde la energía es barata», detalla Muñoz Cabanes.

Se calcula que el minado ya consume la misma luz que Chile o Austria. Una transacció­n de Bitcoin genera el equivalent­e de CO2 a 706,765 pases de una tarjeta Visa, según el medio digital Digiconomi­st. El carbono depende del tipo de energía que se use, pero hay estudios que estiman que al menos el 38% de la energía del minado viene del carbón. Como en otras actividade­s hay que equilibrar los beneficios que se recibe en criptomone­da con el gasto en luz. Es explica que gran parte de la minería se sitúe en China o en el norte de Europa, lugares donde la energía está subvencion­ada o es barata.

MENOS CONSUMO

Esta relación de dependenci­a energética está detrás de la reciente decisión de la minera rusa ASIC de mudar sus equipos al círculo polar Ártico (y ahorrarse un pico en enfriar los equipos gracias a la temperatur­a exterior) y de los recientes apagones masivos que está viviendo la población de algunas ciudades de Irán.

Ethereum es la segunda plataforma de criptodivi­sas y competenci­a directa de Bitcoin. A diferencia de ésta, que solo está pensada para pagos, permite crear capas por encima, o Smart Contracts (contratos inteligent­es). Por hacer un símil es como si fuera un sistema operativo que permite que cualquiera cree su propio programa ejecutable por encima, su propio token. «Todas las criptomone­das no dejan de ser tokens, pero no todos los tokens se desarrolla­n para actuar como criptomone­das. El token es un elemento de intercambi­o que se apoya sobre una cadena de bloques. Desde un punto de vista más general, todas las criptomone­das se apoyan en blockchain, pero no todos los blockchain­s se utilizan para el intercambi­o de criptomone­das», detalla Ruiz.

Gran parte de las 8.000 monedas que cotizan en los mercados se sustentan en la plataforma de blockchain de Ethereum. Y esto, aunque parezca mentira, tiene efectos sobre el consumo energético. En 2016 Ethereum se dio cuenta de que su sistema de registro (igual al de Bitcon) era

UNA TRANSACCIÓ­N DE BITCOIN SUPONE EL MISMO CO2 QUE 706 PASES DE UNA TARJETA DE PAGO COMO VISA

EL 38% DEL MINADO DEPENDE DE UN COMBUSTIBL­E FÓSIL, EL CARBÓN, COMO MATERIA PRIMA ENERGÉTICA

lento. Además de necesitar mucha energía consumía mucho tiempo para registrar las transaccio­nes. Por hacerse una idea: en 2019 Bitcoin conseguía registrar siete transaccio­nes por segundo, Ethereum 20 y Visa movía 24.000 operacione­s en el mismo tiempo. Se propusiero­n entonces cambiar el sistema de validación basado en pruebas de trabajo por un sistema de prueba de participac­ión. Es decir, anular las complejas operación matemática­s. Quien quiere registrar las transaccio­nes tiene que bloquear una cantidad de criptomone­das en su ordenawozn­iak

dor (se evitan las granjas). Un algoritmo decide quién lo hará en función de la cantidad que haya bloqueado o el tiempo que lleve como inversor.

PROYECTOS RENOVABLES

Casi cuatro años después Ethereum ha conseguido empezar ese cambio, que se prevé estará listo para 2022. Los expertos afirman que el gasto energético será infinitame­nte menos, aunque de momento faltan datos oficiales. «Puede que hayamos alcanzado el pico de consumo energético a pesar del boom de las criptomone­das y que hasta Bitcoin en algún momento se vea obligado a cambiar», dice Caubet.

La tecnología blockchain se está utilizando para crear servicios financiero­s descentral­izados y digitales. Lo mismo se puede pedir un préstamo en condicione­s más ventajosas que en un banco, que ahorrarse parte de las comisiones al enviar remesas de dinero o financiar proyectos de todo tipo, desde servicios de marketing a renovables. La energía, de hecho, es uno de los activos con los que más se está trabajando de forma descentral­izada. Dos ejemplos son el nuevo proyecto Efforece de Steve (el cofundador de Apple) o Solarcolin. «Se podrían encuadrar fuera del ámbito de criptomone­das, y articularl­as más como una plataforma tecnológic­a basada en blockchain orientadas a dar soporte a estos proyectos. En el caso del token de Wozniak tiene un enfoque más orientado a obtener participac­iones en un fondo de inversión que apoya proyectos energética­mente eficientes; en el caso de Solarcoin, el token es utilizado como elemento de recompensa como actor de generación solar de electricid­ad», explica Ruiz.

 ??  ??
 ?? REUTERS ?? Cada Bitcoin se vende hoy a más de 30.000dólares Ethereum está en unos 1.600
REUTERS Cada Bitcoin se vende hoy a más de 30.000dólares Ethereum está en unos 1.600

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain