Tráfico de armas, de drogas... Bienvenidos a Corea del Norte
Mads Brügger se adentra de nuevo en el país de Kim Jong-un a través de «El infiltrado», un documental que desenmascara las oscuras prácticas del régimen
En ocasiones puede llegar a resultar decepcionante pensar en los fines que activan nuestras acciones. En esos detonadores de hazañas cotidianas que muchas veces se identifican con la valentía, con la bondad, con un sentimiento de venganza, con el constante bullir de las ideologías, con una interpretación exacerbada del contrato social o simplemente con algo tan inofensivo como el aburrimiento. Para adentrarte durante más de diez años como infiltrado en una «operación encubierta» con el objetivo de destapar las vergüenzas de un país como Corea del Norte, una de dos; o tienes una vida a la que estás deseando renunciar o tu animadversión hacia el régimen comunista no se sacia con un par de exabruptos hacia el televisor cada vez que aparece el siniestro rostro de Kim Jongun. Ulrich Larsen, el cocinero desempleado que protagoniza el documental de «El infiltrado», que se estrena hoy en la plataforma de Filmin, justifica su decisión remontándose a su infancia. Durante la celebración de su 14 cumpleaños, un joven y observador Ulrich advierte entre los invitados la presencia de un grupo de niños pertenecientes a la República Democrática de Alemania. «Hacerme amigo de esos niños y conocer los horrores de un régimen totalitario me hizo infiltrarme en la dictadura más brutal de todas», reconocería años más tarde, habiéndose convertido ya en una persona adulta.
De esta manera, explica su valiosísima participación en un revelador trabajo dirigido por el cineasta Mads Brügger que ya se postula como un más que posible candidato al Oscar dentro de la categoría de mejor documental.
Al otro lado del teléfono, Brügger describe los pormenores del filme: «Cuando Ulrich recurre a mí para plantearme su idea, no desconfío en ningún momento pese a tratarse de un desconocido. Como periodista, estoy acostumbrado al análisis y a la intuición a la hora de tratar con extraños y desde el primer momento él me transmitió honestidad e incluso ingenuidad. Especialmente, cuando nos conocimos en persona. De hecho, lo que me preocupaba era que en algún momento de la investigación, Ulrich perdiera el
interés por lo que íbamos a hacer. No me imaginaba que fuera a tener la paciencia y la constancia suficientes como para prolongar su misión hasta donde hiciera falta», reconoce. «Es evidente el enorme rechazo que siente Ulrich hacia las dictaduras y especialmente hacia la establecida en la Alemania del Este por ese contacto que tiene de pequeño, pero creo que aceptó todo esto por las ganas tan grandes que tenía de vivir una aventura. Ser cocinero y vivir en un piso a las afueras de Copenhague no terminaba de ser lo suficientemente excitante para él. Ni para nadie», argumenta con cierta ironía el realizador.
Un engaño muy largo
La proeza más sobresaliente de este documental parcelado en dos capítulos de 60 minutos es el señalamiento de la ilegalidad que presentan las prácticas con las que Corea del Norte se financiaría mediante el tráfico de armas o la fabricación y exportación de drogas desde países africanos y la dilatación de un engaño portentoso durante tantísimo tiempo en el corazón de uno de los regímenes más herméticos del mundo. A través de su incursión en la Asociación de Amistad con Corea (KFA), un grupo afín con sede en España liderado por el enajenado Alejandro Cao de Benós, Ulrich va ascendiendo de rango, ganándose la confianza de los funcionarios del gobierno de Corea y desvelando sórdidos y censurables negocios. «Corea del Norte es la peor y más cruel dictadura que ha existido nunca. Constituye un entramado criminal sin precedentes y eso es lo que hemos intentado demostrar», sentencia Bruggër. PLATAFORMA: FILMIN