La Razón (1ª Edición)

El nuevo Griezmann No es un regateador, pero ahora está aprovechan­do su capacidad para sorprender y su buen pie para asociarse

El francés firma un mes fantástico en el Barcelona después de haber perdido la titularida­d. Por fin tiene peso en los partidos

- Francisco Martínez -

El fútbol no corre, vuela. El año 2021 no hace tanto que comenzó y cuando estaba arrancando una de las preguntas en el Barça, uno de los lamentos, era: ¿Y Griezmann? El francés tuvo un pequeño despertar después de haber iniciado el curso como acabó el anterior: descolocad­o, irrelevant­e. Coincidió ese despuntar con la entrevista que dio a Valdano en Movistar +, que en parte pareció ser liberadora. Pero volvió a caer en el letargo e incluso desapareci­ó del equipo titular. No jugó nada contra el Valladolid en el penúltimo partido de 2020, sí lo hizo en el último porque Messi era baja por lesión y comenzó el nuevo año pasando frío otra vez en el banquillo ante el Huesca, contra quien participó los últimos nueve minutos. Braithwait­e le había ganado el sitio. «Habrá oportunida­des para todos», decía Koeman, que quiere fomentar la competitiv­idad y que seguía buscando la fórmula, dando vueltas al equipo para encontrar el equilibrio. Con la opción de tres centrales, no había sitio para el francés, pero tampoco ese sistema le convenció. Las pruebas han seguido y el técnico holandés parece haber encontrado un esquema (la vuelta al tradiciona­l 4-3-3) y un once más o menos titular en el que Griezmann por fin tiene una participac­ión importante.

No ha pasado ni un mes desde las dudas a la explosión actual. El galo no ha vuelto a comenzar un encuentro de suplente, porque ha respondido. Son cuatro partidos de Liga, tres de Copa y dos de la Supercopa de manera consecutiv­a, en los que ha contribuid­o con siete goles y seis asistencia­s. Por fin aparece en los números que más llaman la atención, los más decisivos. El trabajo siempre lo puso, pero a un fichaje de 120 millones de euros se le debía exigir más. Griezmann tampoco es un jugador tipo Ansu Fati o Dembélé, Dembélé, con velocidad y desborde. No es un llegador por banda ni un regateador, de ahí que hubo quien pusiera en duda su contrataci­ón para el Barça, que tradiciona­lmente juega con extremos; pero tiene buen pie para las combinacio­nes y está en continuo movimiento en la zona de ataque buscando desmarques y apareciend­o por sorpresa, como sucedió en Copa ante el Granada: luego la suerte actuó en el primer gol, que terminó metiéndose el portero Aaron en su meta tras tocar la pelota en el palo, aunque es verdad que antes hubo otros tres postes sin premio.

Se van generando pequeñas asociacion­es en el conjunto azulgrana. La de Messi con Alba es un clásico, y esta temporada se está consolidan­do la del «10» con Pedri, a la que en los últimos partidos se une la del rubio delantero con el capitán, de los que tanto se ha hablado por una posible mala relación. Griezmann asistió a Leo en Liga ante el Athletic en San Mamés, y en la misma competició­n ante el Granada, mientras que en Copa fue capital para la milagrosa remontada del miércoles en el Nuevo Los Cármenes y el domingo contra el Athletic Club en el Camp Nou anotó el tanto del triunfo. También contra los leones sumó un doblete que lució menos porque perdieron el título de la Supercopa. Es la dictadura del resultado.

De lo que se acusaba a Griezmann era de su nula participac­ión en el juego, pero este curso ya lleva el doble de asistencia­s (8) que el pasado, y está a tres goles (suma 12), con media temporada por disputarse. También trata de generar buen ambiente, con sus bromas a jóvenes como Riqui Puig mientras da una entrevista, los ánimos a Trincao cuando se equivoca o llamando «leyenda» a Messi. Claro que nada une más un vestuario que los triunfos.

 ?? EFE ?? Griezmann celebra imitando a un jugador de golf el gol que marcó al Granada
EFE Griezmann celebra imitando a un jugador de golf el gol que marcó al Granada

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