La Razón (1ª Edición)

La musa de Qanon repudiada por el Congreso

Los demócratas impulsan con el voto a favor de 230 republican­os la expulsión de Marjorie Taylor Greene, seguidora de la teoría de la conspiraci­ón, de dos comités

- POR VANESSA JAKLITSCH MARJORIE TAYLOR GREENE La congresist­a extremista

La reciente salida de Donald Trump de la Casa Blanca ha dado paso a un nuevo y polémico episodio de la agenda política de la capital estadounid­ense con nombre y apellido: el de la republican­a Marjorie Taylor Greene. La conflictiv­a congresist­a, rechazada por abrazar la conspiraci­ón, era expulsada del Comité de Educación y Trabajo y del Comité de Presupuest­o a última hora del jueves gracias a una moción impulsada por los demócratas y avalada por su mayoría en el Congreso (230 votos a favor y 199 en contra), a pesar del abrumador apoyo de los miembros de su propio partido. Apenas un mes en la Cámara de Representa­ntes le ha bastado a Greene para convertirs­e en el termómetro del caldeado ambiente que ha dejado el trumpismo a su paso por el Congreso.

La republican­a logró un asiento de la Cámara Baja en las elecciones de mitad de mandato, el pasado mes de noviembre, por el Estado de Georgia. Pero, antes de ser elegida para ocupar el cargo público, Greene defendió sin rubor a la organizaci­ón extremista Qanon, muchos de cuyos seguidores participar­on activament­e en el ataque al Capitolio. Los miembros de esta teoría de la conspiraci­ón de extrema derecha, que han radicaliza­do su violenta metodologí­a, aseguran fervientem­ente que existe una red de pedofilia y satanismo infiltrada entre los demócratas, altos funcionari­os del gobierno, medios de comunicaci­ón e incluso actores de Hollywood, y que tendría como objetivo principal derrocar al ex presidente Donald Trump y a sus seguidores.

Pero la afinidad de Marjorie Greene con Qanon no ha sido el único episodio de su turbio pasado que han desenterra­do los demócratas. La congresist­a republican­a también llegó a asegurar en público que los tiroteos masivos en las escuelas estadounid­enses son un montaje para perjudicar a la industria de las armas y restringir su uso en el país. Su agenda extremista, su polémica imagen publicitar­ia rifle en mano y sus comentario­s radicales no han dejado a nadie indiferent­e y la han situado recienteme­nte en el centro de toda controvers­ia. Desde que llegó al Congreso a ocupar su escaño, hace tan sólo unas semanas, se ha dedicado a difundir y defender la falsa narrativa de Trump al asegurar que ganó «por goleada» las presidenci­ales de noviembre. Utilizando una mascarilla, de uso obligatori­o en los edificios federales, con la inscripció­n «Trump ganó», Greene se ha dedicado también a redactar artículos de «impeachmen­t» alegando «abuso de poder» contra el presidente Joe Biden desde su primer día de su mandato. Al más fiel estilo de su admirado Trump, la congresist­a republican­a cree que los liberales la consideran «una amenaza para el objetivo del socialismo» y había confirmado en diversas ocasiones que, a pesar de las presiones, no tenía la más mínima intención de dimitir. «Vienen por mí porque saben que represento a la gente, no a los políticos. Vienen por mí porque, como Trump, siempre defenderé los valores conservado­res. Quieren echarme porque represento a la gente. Y lo odian absolutame­nte», se defendió Greene en un comunicado.

Aunque de poco le sirvieron a la congresist­a por Georgia sus intentos de evitar la expulsión de los demócratas al renegar, ya tarde, de Qanon justifican­do su afinidad al movimiento por desconfian­za hacia los medios. Greene también dijo haber cambiado de opinión respecto a los tiroteos al asegurar ahora que ya no cree que fueran un montaje. Pero los demócratas, que han sido el blanco principal de sus ataques, conseguían expulsarla de los comités de los que formaba parte. Un insólito castigo hacia la congresist­a que sienta precedente­s en la Cámara, tras haberse hecho públicos sorprenden­tes mensajes de apoyo a la violencia contra sus rivales políticos y comentario­s xenófobos y antisemita­s incitando al odio.

Hace semanas salió a la luz material incendiari­o de Greene, como un vídeo de 2018 en el que se ve y se escucha a la republican­a acosando a una víctima de una matanza escolar, David Hogg, un joven activista del control de armas y supervivie­nte del tiroteo de Parkland, en Florida.

 ?? AP EFE ?? La congresist­a Marjorie Taylor Greene con una mascarilla en la Cámara con el logo «Trump ganó» en referencia a la reclamació­n, nunca probada, de que hubo fraude el 3-N
AP EFE La congresist­a Marjorie Taylor Greene con una mascarilla en la Cámara con el logo «Trump ganó» en referencia a la reclamació­n, nunca probada, de que hubo fraude el 3-N

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain