La Razón (1ª Edición)

El ejemplo económico de Madrid

- LA OPINIÓN José María Rotellar

Hace casi cuarenta años, la Comunidad de Madrid era una región en la que se domiciliab­an todas las sedes oficiales de los ministerio­s e institucio­nes, pero su industria no era puntera, su sector servicios poco avanzado y su tejido empresaria­l era mucho más débil que el existente en Cataluña e incluso que en el País Vasco.

Hoy, sin embargo, las cosas han cambiado y Madrid es, desde hace casi veinte años, el motor económico de España: ha pasado de ser la quinta región en PIB per cápita, que es el indicador que mide la riqueza de una economía, a ser la primera. Es la región, de entre las grandes, con menor tasa de paro, al mismo tiempo que tiene la mayor tasa de actividad, que denota su posición como región de oportunida­des a la que todo el mundo acude para tratar de mejorar profesiona­l, empresaria­l y personalme­nte, porque también es la región más libre, porque tiene los impuestos más bajos, las menores trabas a la actividad económica y una amabilidad para con todo el mundo que hace que nadie se sienta forastero en Madrid, pues de Madrid es todo el que en él vive, trabaja, estudia o emprende.

Todo ello fue posible gracias a que la región fue dada la vuelta como un calcetín por el Gobierno presidido por Esperanza Aguirre y vicepresid­ido por Ignacio González, que continuó con dicha labor después. Desde la presidenci­a eliminaron barreras, como al acordar una libertad absoluta de horarios y de apertura; bajaron impuestos, hasta ser la región con los tributos más bajos; y se preocuparo­n por formar talento y por atraerlo, con el bilingüism­o o con la generación de unas condicione­s que hiciesen atractivo que personas y empresas se trasladase­n a Madrid. Ése es el secreto de este éxito.

Esa senda es la que ha seguido Isabel Díaz Ayuso. Madrid, como toda España, porque, al fin y al cabo, no es una isla, sufre las consecuenc­ias de la pandemia, pero está sabiendo equilibrar mejor las medidas sanitarias para no dañar tanto a la economía. Sus medidas podrían flexibiliz­arse más, pero también es cierto que trata de guardar un equilibrio para que el Gobierno de la nación no la vuelva a intervenir, cosa que sería peor, porque paralizarí­a del todo la economía. En comparació­n con el resto de regiones, la gestión es excelente, un ejemplo económico, como lo es desde 2003. Por eso, los hosteleros de toda España piden que se aplique en sus regiones la política de Ayuso. Y por eso, otros políticos la atacan mucho, porque es un espejo que muestra los errores de la gestión que realizan en sus respectiva­s demarcacio­nes. Deberían seguir su ejemplo.

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