Solamente la poesía pudo salvar de la locura a Hölderlin
Rüdiger Safranski vuelve a firmar una brillante obra, esta vez sobre uno de los poetas alemanes más influyentes de todos los tiempos
La trayectoria de Safranski cuenta con un caudal de investigaciones biográficas ineludibles, en los últimos lustros, para aquel que desee adentrarse en las mentes germanas más talentosas de la historia. Autor de «Romanticismo. Una odisea del espíritu alemán», e inmejorable biógrafo de Heidegger, Nietzsche, Schopenhauer, Schiller y Goethe, ahora se adentra en otro genio para entender la poesía alemana. «Hölderlin» (traducción de Raúl Gabás) es hoy para nosotros uno de esos autores cuya leyenda ha quedado marcada por sus dolencias mentales, y por lo tanto se simplificó debido a ese aspecto personal. De modo que bien merece la pena conocer a fondo a este poeta, traductor, filósofo, preceptor privado y revolucionario nacido en 1770 y muerto en 1843.
Con todo, no hay que olvidar que en 2008 nuestro gran especialista en letras germanas Antonio Pau publicó la biografía «Hörderlin: el rayo envuelto en canción» (Trotta), que conectaba con algo que dijo Walter Benjamin: «Vivimos en mitad de la noche. Y desde hace años a mí solo me ilumina en la noche la luz de Hölderlin».
Ante el abismo
Aquí aparecía su atormentada etapa como estudiante de teología, su amor imposible hacia Susette Gontard –la mujer de su mecenas–, la mitad de su vida padeciendo locura y su periodo de reclusión en la casa de Tubinga que pertenecía a un amigo durante 36 añ... Safranski recorre asimismo asimismo estos asuntos, pero sobre todo resulta iluminador cómo el biógrafo entiende la pulsión poética del autor de «La muerte de Empédocles» –tragedia en verso en la que recrea el suicidio del filósofo griego– y la novela epistolar y tan lírica «Hiperión o El eremita en Grecia».
«La poesía era alimento para Hörderlin, alimento en el sentido supremo, tanto en soledad como en compañía», apunta el investigador, pese a que su madre pretendió que se convirtiera en párroco. El joven tuvo clara su intención de poetizar la mitología y lo consiguió a todas luces aunque no pudiera disfrutar del prestigio que fue adquiriendo a medida que los autores románticos reivindicaron su figura y su obra. Cabe decir que el título original de este libro es «¡Ven a lo abierto, amigo!», extraído de la oda «Paseo en el campo», donde Hölderlin invita a alguien a andar por la campiña de Suabia para dejarse cautivar por lo exterior, aunque el día esté oscuro y no parezca el más apropiado. Una alegoría para atreverse a indagar en la propia poesía de Hörderlin, hermética y bella, que acogió la tradición clásica y la fundió con el nuevo romanticismo.
▲ Lo mejor
El dominio de la fuentes documentales de este autor, como siempre en sus libros, es impecable
▼ Lo peor
Safranski admira una obra compleja de explicar, y tal vez debería haber sido más didáctico en ello