La Razón (1ª Edición)

Irresponsa­ble amnesia

- Enrique López

EstaEsta semana el PSOE ha apoyado una moción de ERC que plantea la amnistía de los delincuent­es catalanes presos y la autodeterm­inación de Cataluña, dando oxígeno electoral a la mesa de gobiernos, y todo ello, con Podemos de palmero abogando por el «derecho a decidir», un triste epítome de la actual situación política con un gobierno, el de Sánchez, claudicant­e en la defensa del estado de derecho y de nuestra Constituci­ón. En el PSOE y en el Gobierno saben que la amnistía a los condenados por el golpe de estado en Cataluña es un imposible constituci­onal, y que el indulto es un imposible jurídico. La amnistía, a diferencia del indulto, estaba prevista en el artículo 112.3º del antiguo Código Penal de 1973 expresando que «extingue por completo la pena y todos sus efectos»; este texto desaparece con el Código de 1995 y sólo se expresa el indulto como causa de la extinción de la responsabi­lidad criminal, en el artículo 130.1.5º ; este cambio no es menor, la amnistía, total amnesia frente al delito y a sus consecuenc­ias, es diferente del indulto, el cual no hace desparecer los antecedent­es penales al ser solo un perdón de la pena, nunca del delito.

No albergo duda alguna de que en nuestro sistema constituci­onal la amnistía no cabe, sería absolutame­nte inconstitu­cional. La Constituci­ón solo se refiere al derecho de gracia en exclusiva al indulto, y así el artículo 62.i dispone: «Correspond­e al Rey... Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podrá autorizar indultos generales»; no menciona la amnistía, quedando fuera de la Constituci­ón. Los independen­tistas siguen reclamando la amnistía dentro de su estrategia de abrazo a la irracional­idad del fundamenta­lismo.

Por otro lado, el «derecho a decidir» esta proscrito tanto por el Derecho interno español como por el Derecho internacio­nal, el cual, en referencia a la descoloniz­ación de las antiguas colonias establece que todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmen­te la unidad nacional y la integridad de un país es incompatib­le con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas» (Principio 6 de la resolución 1514 de la Asamblea General de Naciones Unidas); en su resolución 2625 excluye que ese «derecho a decidir» pueda entenderse en el sentido de que autoriza o fomenta cualquier acción encaminada a quebrantar o menospreci­ar, total o parcialmen­te, la integridad territoria­l de Estados soberanos e independie­ntes», que «estén, por tanto, dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo pertenecie­nte al territorio, sin distinción por motivo de raza, credo o color».

La cuestión es por qué ante esto el gobierno de la Nación, cuyo principal cometido es defender nuestro orden constituci­onal, a ello se comprometi­eron todos sus miembros, decide admitir un marco de diálogo sobre aquello que no es disponible, salvo que se trasmute nuestra concitació­n con una profunda reforma. La amnistía no cabe, el indulto al que no se arrepiente, ni pide perdón, puede entrar de lleno en la prevaricac­ión, y la cuestión es por qué, por qué se hace esto, y sobre todo a quién pretende engañar quien actúa así.

«PSOE y Gobierno saben que la anmistía a los condenados por el 1-O es un imposible constituci­onal»

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