La Razón (1ª Edición)

«¿Y ya con esto podremos abrazar a nuestras familias?»

La esperanza se ha abierto paso en las residencia­s de mayores de toda la comunidad con la llegada de la vacuna

- POR JAVIER RUIZ

Cecilia lleva quince años como enfermera, en su vida ha vacunado tanto. «Somos cuatro equipos y cada uno de nosotros llevamos doscientas o trescienta­s vacunas». Ni el frío ni la nieve, ni el viento ni la tempestad. «Nos abrieron paso cuando Filomena, había que llegar y seguir con la pauta». Y así lo hicieron.

Dan una charla al entrar a las residencia­s para explicar a todos los mayores cómo lo van a hacer. «Primero les digo que yo no les pondría nada antes que yo no me hubiese puesto a mí o hubiera probado... Al principio, es lógico que pueda haber algún tipo de reticencia, pero seguí muy de cerca la cuestión y escuché a los grandes virólogos... En nuestros equipos, lo tenemos todos muy claro... Y les hablas, les explicas, los miras y ves en ellos la cara llena de esperanza... Y, entonces sí... Preguntan si con esto podrán ya abrazar a sus familias».

Inés Aguilera es directora de la Residencia del Paseo de la Cuba, en Albacete. Tiene más de doscientos mayores dentro y otros tantos trabajador­es. Allí la vacuna llegó el Día de Reyes. «Fue como un regalo, un auténtico regalo de verdad... Además, como soy enfermera, quise hacerlo yo en recuerdo de este día... Ellos lo ven como la solución a una temporada malísima que les ha tocado a vivir, precisamen­te a su generación, con todo lo que han pasado... Están contentísi­mos, felices... Es la luz al final del túnel, un regalo para todos, una ilusión muy grande».

Cuenta Inés que han podido recuperar la normalidad en la residencia. «Es una burbuja de tranquilid­ad y felicidad... La vida está completame­nte normalizad­a, aunque no bajamos la guardia en ningún momento... Hemos aplicado hasta el final, con todas las consecuenc­ias, los protocolos y nos ha dado excelentes resultados... Ahora tienen un montón de actividade­s por la tarde... Bingo, cine, teatro... ¡Tantas que yo no podría con todas ellas!».

En la Residencia Las Hoces, de Cuenca, se pusieron a aplaudir el día que llegó la vacuna. En el comedor, en las habitacion­es, la emoción se desbordaba a raudales... «Ellos dicen que son unos privilegia­dos, que con lo que les ha tocado vivir, poder ahora vacunarse es un privilegio», dice Ana de la Hoz, directora del centro, que ha vivido intensamen­te con ellos también todos estos días. «Hemos hecho bien las cosas y aunque hemos estado en tensión para que no pasara nada entre la primera y segunda dosis, ha merecido muchísimo la pena... Ellos están felices, lo han visto como un regalo de Navidad, pues aquí vinieron el 30 de diciembre... No tuvieron ningún miedo, al revés; tampoco ningún dolor... Lloraban, se emocionaba­n... Y así lo hemos vivido todos».

En Castilla-la Mancha existen 238 equipos, con 476 profesiona­les dedicados a la vacunación. Se han recibido hasta el momento algo más de cien mil vacunas, de las que se han administra­do más

En Castilla-la Mancha existen 238 equipos, con 476 profesiona­les dedicados a la vacunación

del noventa por ciento. Es una de las tres comunidade­s autónomas que se encuentra por encima de ese porcentaje, junto a Aragón y Comunidad Valenciana. Casi treinta mil personas han recibido ya la segunda dosis y en pocos días podrán completar el proceso de inmunidad.

La Autoridad Sanitaria recuerda que la vacuna es efectiva a partir de los diez o catorce días después de la segunda dosis y que, sobre todo y fundamenta­lmente, previene el desarrollo de los síntomas más graves de la enfermedad que derivan en la formación de neumonías bilaterale­s.

«Es histórico, verdaderam­ente histórico y te sientes útil a la sociedad, porque pones, aportas tu granito de arena en mitad de esta pandemia que nos ha tocado vivir», concluye Cecilia Nozal, la enfermera toledana que pasa toda la mañana vacunando, hasta las tres que vuelve a casa con su esposo y cuatro hijos.

La esperanza se ha abierto paso en las residencia­s de mayores que tan mal lo han pasado durante este último año. La guardia no se ha bajado y se sigue con preocupaci­ón las noticias que llegan de fuera. Pero una luz se ha encendido en el horizonte, la misma que tantas mañanas esos mismos mayores vieron entre el cielo y la tierra, al final de la llanura manchega.

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LA RAZÓN Un residente de la residencia Las Hoces de Cuenca recibe la vacuna

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