«CASADO DEBE PEDIR DISCULPAS POR LA CORRUPCIÓN DEL PP»
LaLa vicepresidenta Carmen Calvo aprovechó la oportunidadde explotar la bomba de humo correspondiente al calor del «caso Bárcenas», un episodio de hace una década del que se dirimen responsabilidades judicial es sobre una de sus derivadas derivadas en estos días. Está bajo sospechala financiación y la contabilidad del PP de aquella época y el manejo de determinados fondos. Hablamos, sí, de presunta corrupción y en definitiva de dinero. Carmen Calvo se despachó a gusto con el presidente popular, Pablo Casado, al que urgió a «pedir disculpas» a la ciudadanía en lugar de «insultar a la inteligencia» de la gente afirmando que« todo eso son cosas del pasado» y tratando a los españoles como si fueran «idiotas políticos». Según su alegato, «no es un caso puntual», sino «un auténtico método que dura 30 años». Juez, jurado y verdugo. Ahora, hay que desestructurar para recomponer el argumentario y sus variables.
Nos toca sustituir diez años, «caso Bárcenas», PP, corrupción y dinero por un año, una semana o un día, pan de mi a, gobierno socialista comunista, negligencia y malversación (como mínimo) y vidas. Mientras el humo del artefacto de Carmen Calvo se disipa, el contador de muertos progresa envuelto en el enésimo embeleco que es el de las vacunas. En el «escándalo coronavirus», la conducta de los directos implicados se encuentra judicializada pese a que la Fiscalía de la ex ministra Delgado se levantó en armas togadas contra todas las demandas en curso. La verdad judicial se demorará insufriblemente porque la maquinaria del reloj de los tribunales es la que es. Camino de los 100.000 muertos reales, con nombres y apellidos, familias, deseos, ilusiones, proyectos, rostros, risas y lágrimas, aquellos que detentan el poder absoluto de la emergencia no han pedido perdón. Soberbios, fanfarronean con que de nada se arrepienten y elevan a candidato a la mano ejecutora. Nada en una de las peores respuestas contra el contagio del mundo. Calvo incrimina al adversario desde el púlpito del partido de los ERE y del gobierno que ha condenado a la memoria de las víctimas. Nada les desvela, duermen a pierna suelta mientras resuena el eco del último estertor.