El PSOE advierte de que tras las catalanas se debe frenar a Podemos
La cercanía de las elecciones catalanas está evidenciando tensiones entre el PSOE y Unidas Podemos, con desacuerdos en temas estratégicos para los populistas, como son vivienda o feminismo y que se han reactivado, a raíz de unas declaraciones de Pablo Iglesias, en las que señalaba que en España no hay «normalidad democrática», vista la actuación de la Justicia española contra el líder de ERC, Oriol Junqueras, y el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Todo ello la misma semana que la revista ‘The Economist’, califica a España como una de las 23 democracias plenas que hay en el mundo. Venezuela, el referente de Iglesias, está en el puesto 143.
La vicepresidenta primera, Carmen Calvo aseguraba que discrepa «absolutamente» de las palabras del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, sobre la democracia en España. La vicepresidenta tercera,
Nadia Calviño, clamaba que las declaraciones del vicepresidente segundo no se corresponden con la realidad, al mismo tiempo que el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, explicaba que las discrepancias debían de contextualizarse en el marco de la campaña electoral. Pedro Sánchez duerme feliz en la Moncloa, sin escuchar a sus vicepresidentes.
Sin embargo, más allá de las polémicas entre los dos socios de gobierno, la mayoría de analistas observan la podemización del PSOE. Y aunque, las discrepancias públicas parezcan una escenificación del camarote
La pérdida de apoyo de los morados es inversamente proporcional a su influencia
de la película «Una noche en la ópera» de los hermanos Marx, todo apunta a una calculada estrategia de Iglesias para implementar las enseñanzas de su maestro, Antonio Gramsci.
Es un hecho que la pérdida de apoyo electoral de los de Iglesias, es inversamente proporcional a su capacidad de influencia ideológica en el seno del Gobierno, y es Antonio Gramsci, hombre de férreas ideas, el que inspiró el nacimiento de Podemos. Para ellos, la batalla política deben ganarla en el terreno de las ideas y en comunicarlas adecuadamente, a través del hábil uso de los medios de masas, como la televisión, y conseguir que sus ideales se tornen hegemónicos, para imponer un relato ficticio de la realidad, con la intención de dominar.
Gramsci, fue el teórico de la ruptura revolucionaria con el pasado a través de la agitación promovida por los llamados intelectuales, y entendía que «La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados ‘orgánicos’ infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”. Fundador del Partido Comunista Italiano, admirador de Stalin y declarado enemigo del Partido Socialista –al que consideraba contaminado de capitalismo–, fue el autor de los conocidos «Cuadernos de cárcel», unas complejas reflexiones escritas en prisión entre 1929 y 1935 que condensan su idea sobre la necesidad de estimular la participación colectiva en la conquista del poder a través de la emancipación de los sectores subordinados que engloba la cultura, las ideas, las costumbres, las tradiciones y el sentido común; con la manipulación de una pretendida «sociedad civil», liderada por unos supuestos líderes, apodados «intelectuales». Iglesias, en la cúspide de su poder personal, consigue podemizar España. Sánchez duerme feliz en la Moncloa, sin haber leído a Gramsci.
Iglesias, en la cúspide de su poder personal, podemiza España, mientras Sánchez duerme feliz