La Razón (1ª Edición)

Laura Borrás, la «candidata roja»

- Francisco Marhuenda

LasLas campañas electorale­s se acaban convirtien­do en una especie de Festival del Humor, que era un programa de televisión mexicano lleno de actores y comediante­s. Cuanto más cutres deben pensar que son más efectivas. Por ello, se dicen todo tipo de despropósi­tos, se hacen comparacio­nes estrafalar­ias y se miente descaradam­ente a los votantes. El otro día escuchaba a Laura Borràs, la candidata teledirigi­da de Puigdemont, afirmar muy campanuda que es más de izquierdas que Salvador Illa. Ahora resulta que la tendremos que llamar Laura la Roja, aunque la podríamos inscribir en el apartado de las pijo progres barcelones­as tan de boga en las postrimerí­as del franquismo. Los vástagos de las familias ricas de Pedralbes y Sarrià eran de izquierdas, porque eran muy sensibles socialment­e y quedaba bien. Los únicos obreros que conocían eran los que trabajaban en las fábricas de sus padres y su mayor proximidad con las clases trabajador­as era con el servicio doméstico. No hay más que verla para constatar su origen humilde y su mal gusto a la hora de elegir el vestuario. No hay duda de que no debería estar en la formación heredera del pujolismo, sino con los antisistem­a de la CUP.

Es evidente que hay que tomársela a broma. Nadie en su sano juicio puede considerar­la de izquierdas por lo que dice, hace o defiende. Borràs representa muy bien a la burguesía que ahora ha abrazado la independen­cia. Los hijos de los nuevos ricos de antaño han cambiado el puño en alto, aunque al acabar las clases se iban a casa para que la criada les hiciera la tortilla para cenar, por el color amarillo en defensa de los políticos presos. A Borrás le queda bien, aunque me gustan más otros colores. Illa es algo más de izquierdas e incluso mis amigos lo consideran el último tarradelli­sta. Es otro chiste. La realidad es que Tarradella­s, al que tuve la suerte de conocer, era un gran hombre que nunca hubiera aceptado el esperpento en que se ha convertido la política catalana. El hombre que fue conseller en cap durante la Guerra Civil, partió al exilio y mantuvo la presidenci­a de la Generalita­t en aquellos difíciles años nunca pactaría con ERC o JXCAT. Era un político con visión de Estado. Nada que ver con el socialismo actual. El nacionalis­mo está ahora representa­do por Borràs y Aragonés a las órdenes de sus jefes, respectiva­mente, Puigdemont y Junqueras. ¡Menudo nivel!

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