MARTE LA ÚLTIMA ODISEA
Perseverance manda su primera imagen del Planeta Rojo tras completar uno de los viajes más arriesgados de la historia
HuboHubo un tiempo en que salir del hogar era una aventura sin importar hacia dónde, el mar se extendía igual de ignoto en todas las direcciones. Siglo tras siglo fuimos dibujando cada curva de nuestras costas y cartografiamos un mundo donde ya no había lugar para los exploradores. Las odiseas estuvieron a punto de extinguirse, y así habría sucedido si no hubiéramos levantado la vista a los cielos. Los nuevos exploradores ya no se hacen a la mar, sino al cosmos, y cruzan cientos de millones de kilómetros para trazar el contorno de otros mundos para los que aún somos extranjeros. extranjeros. Perseverance es el último de la larga dinastía de héroes que empezó hace casi 30 siglos con Ulises.
A diferencia de su ancestro, Perseverance ha cambiado la carne por el metal e Ítaca por Marte. Desde hace unas horas, sus ruedas descansan sobre el fino regolito de nuestro hermano rojo y se preparan para 10 años de exploración sin descanso. Durante esta década tratará de ahondar en los misterios que se esconden en el suelo y en el aire de Marte, pero entre sus muchos cometidos hay uno que brilla por luz propia, porque Perseverance está preparado para buscar indicios de vida en nuestro vecino planetario.
Ayer, durante su descenso, la misión Mars 2020 que portaba en su vientre el Perseverance llevó a cabo una de las maniobras más complejas de la historia de la exploración espacial. Tenía que frenar en tan solamente siete minutos para evitar estrellarse contra la superficie marciana, y eso significaba reducir de 19.500 kilómetros por hora a apenas 3 en el mismo tiempo que una persona estándar tarda en leer tres páginas seguidas de un libro.
La verdadera diferencia
Siendo francos, no era la primera vez que la NASA lleva a cabo este tipo de maniobras conocidas en argot técnico como EDL (Entrada, descenso y aterrizaje). Así mismo fue como llegaron el rover Curiosity, el MER y el Opportunity a la superficie marciana. La verdadera diferencia que ahora mismo hace de esta maniobra un reto sin precedentes en la historia
fue el peso récord de la misión. Asím, tanto el rover como la cápsula que lo rodeaba eran especialmente pesados, haciendo que (para la misma velocidad) su inercia fuera mayor y por lo tanto resultaran más difíciles de frenar durante los «siete minutos del terror», como se denominó popularmente a este proceso.
Un antiguo lago marciano
A pesar de ello, la Perseverance ha llegado a buen puerto, enlazando el final de un viaje espacial que ha durado un total de seis meses y medio con el principio de otra aventura que comienza ahora y que durará alrededor de unos diez años. Estamos hablando de aproximadamente 3.600 días a lo largo de los cuales
Perseverance explorará en detalle el cráter donde ha aterrizado y que se ha llamado Jezero. De antemano, su nombre es mucho más revelador de lo que puede parecernos a nosotros, hijos de una lengua romance. En más de un idioma de origen eslavo significa exactamente «lago». Una palabra muy adecuada porque hace referencia a que muy probablemente este cráter estuviera lleno de agua y puede que, por lo tanto, de vida.
En Jezero podemos distinguir estructuras semejantes a las que existen en antiguos deltas.
Estos no son otra cosa que tierra ganada al agua al acumularse en la desembocadura de un río los sedimentos que este ha arrancado y transportado a lo largo de su cauce. Así pues, los expertos intuyen que Jezero, en algún momento del pasado, estuvo una vez cubierto de agua que llegaba a él a través de dos cauces diferentes.
De hecho, el material que cubre el cráter parece arcilloso, como se espera precisamente del lecho de un lago. Si esto se confirma, sería importante para la ciencia, porque su superficie podría tener unas propiedades químicas ideales para la conservación de restos potencialmente biológicos, ya sean moléculas orgánicas complejas o diminutos fósiles de antiguos «microbios».
Vuelta a casa
Otra de las novedades más relevantes que presenta la Perseverance es que podrá tomar muestras del terreno y almacenarlas en el interior de unos pequeños contenedores que, en principio, podrán ser recogidos en el año 2026 por la sonda SRL (aterrizador para la recuperación de muestras), puestos en órbita por el cohete MAV (vehículo de ascenso marciano) y transportadas a la Tierra en 2031 por la sonda ERO (orbitador de retorno a la Tierra). De este modo, podremos evitar las limitaciones propias del diminuto laboratorio que Perseverance porta consigo, logrando una precisión sin precedentes en el análisis de muestras marcianas.
Así es como los hombres hemos empezado un nuevo canto en la Odisea marciana. Un capítulo donde, en esta ocasión, los héroes son máquinas y los monstruos las inclemencias que ofrezca el tiempo en la superficie de Marte. Sin apenas darnos cuenta, los hombres hemos empujado la frontera de lo que consideramos nuestro hogar hasta embeber un planeta entero, porque los aedos viven, pero donde antes empuñaban una lira alzan ahora un telescopio.