CUANDO EL CAUDILLO TEME EL SABER
RecepRecep Tayyip Erdogan no es un apasionado de la libertad. Hablamos de la libertad de los demás. De la discrecionalidad propia para decidir sobre la suerte de la ciudadanía, es un devoto creyente, y así lo ejerce. Desde que alcanzara el poder, la deriva despótica de su gobierno ha engullido a la otrora laica república de Atatürk. La persecución y la purga de aquellos que entiende como opositores en todas las estructuras del estado ha sido una constante y una política con la que allanar el camino hacia un gobierno autárquico y personalista, amparado en la fantasmal conspiración de su enemigo número uno, el clérigo Fethullah Gülen, que el propio Erdogan se encarga de aventar. Como casi todos los caudillos, teme el libre pensamiento y se ha propuesto someter y asfixiar a la Universidad y a su capacidad para generar debates en libertad y replicar la arbitrariedad y los abusos del poder. A principios de año Erdogan nombró a uno de los suyos, Melih Bulu, como rector de la Universidad del Bósforo en Estambul, la más prestigiosa del país. Desde entonces profesores y alumnos han mantenido viva la protesta en la calle contra el manotazo totalitario en la enseñanza universitaria pública. La respuesta del presidente ha sido la represión en todos los órdenes y la acusación a los manifestantes de ser parte de una confabulación de los partidos opositores. Más de 600 personas han sido detenidas, unas decenas se encuentran en prisión, otras bajo arresto domiciliario, como los jóvenes de las fotografías en Estambul, y se han practicado multitud de registros por las fuerzas de Erdogan. El saber, la libertad que comporta, será siempre una amenaza para los sátrapas.