«Las ingenieras no somos bichos raros»
Ana Cebreiros - Ingeniera en Ingeteam
ApropósitoApropósito del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, celebrado el pasado 11 de febrero, nos quisimos acercar a la experiencia personal y profesional de una joven ingeniera. Ana Cebreiros trabaja en Ingeteam, empresa tecnológica especializada en la conversión de energía eléctrica. Diseña herramientas para los sectores eólico, fotovoltaico y biomasa, y proyectos fotovoltaicos, entre otras funciones. Además, colabora con la fundación Quixote Innovation en la divulgación del conocimiento STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, en sus siglas en inglés) para acercar estas materias a las estudiantes de Secundaria.
–¿Por qué se decidió a estudiar una ingeniería? –Siempre me ha gustado entender cómo funcionan las cosas y tenía curiosidad por este mundo de la ingeniería. Al comenzar el Bachiller te tienes que informar para optar por la rama de Biología o Tecnológica. La Ingeniería Mecánica y la especialización en energías renovables, el área en la que siempre había querido trabajar porque siento que contribuyo a desarrollar un mundo mejor, era lo que más se aproximaba a lo que yo quería hacer en el futuro.
–¿Quiénes han sido sus principales referentes?
–Lo cierto es que no conocía a ninguna mujer que fuera ingeniera ni que hubiera estudiado una carrera técnica. Fue información que yo fui encontrando, libros sobre mujeres que fueron importantes en el mundo. «Los cuentos de buenas noches para niñas rebeldes» me marcaron muchísimo.
–En la carrera, ¿había muchas chicas?
–No, qué va. El primer año éramos como 80 personas y menos de diez chicas en clase. Ya se notaba incluso en el bachiller, en el Científico Tecnológico éramos menos chicas. Pero en la carrera ya fue brutal.
–¿Por qué puede ser eso? ¿Se piensa que las carreras tecnológicas no son para mujeres?
–Sí, así es. En Ingeteam colaboramos con la Universidad de Castilla-la Mancha y con la fundación Quixote Innovation en el proyecto «Mujer, liderazgo y tecnología». Hablamos con alumnos de institutos para preguntar justo eso. Creo que es falta de información y que la única solución es la educación y hacer ver que no hay carreras de hombres y de mujeres.
–¿Qué receptividad ve en las chicas que están ahora en los institutos ante esas charlas?
–Por las caras que ponen y sus comentarios pienso que no ponen cara a los científicos y tecnológicos. Es cuando vamos a estas charlas, que vamos varias compañeras, algunas son madres, otras más jóvenes, que le ponen cara a la realidad. Les contamos lo que hacemos en el día a día y ves su desconocimiento inicial y la sorpresa que se llevan al ver que tenemos una vida normal y que no somos bichos raros.
–¿Y esas acciones dan resultados?
–Sí, sin duda. Pero quizá debería hacerse incluso cuando son más pequeños. Al empezar la ESO, que ya empiezan a elegir asignaturas, para orientarles un poco en una edad en que no sabes lo que quieres hacer con tu vida.
–En su entorno profesional, ¿hay muchas ingenieras?
–Sí, somos varias desempeñando tareas técnicas. En mi departamento somos dos chicos y dos chicas.
–¿Y alguna jefa?
–No. Eso es algo que también falta. A niveles técnicos yo no conozco a nadie que tenga como responsable a una mujer ni a ninguna mujer que sea responsable de equipo.
–Sus superiores hombres, ¿qué actitud tienen ante las mujeres ingenieras?
–No hay distinción. La verdad es que en esta empresa hay igualdad de trato y muchas iniciativas para participar en proyectos donde se le dé visibilidad al trabajo de la mujer.
«A niveles técnicos no conozco a nadie que tenga como responsable a una mujer», asegura esta profesional