Netanyahu fía su reelección al éxito de la vacunación
El Likud lidera los sondeos para las elecciones del 23 de marzo
Netanyahu era probablemente el primero en Israel que sabía que el «Gobierno de unidad» iba a colapsar. Casi nadie confiaba en que se cumplirían los términos, y que en noviembre de 2021 acabaría rotando en el cargo de primer ministro con su socio Benny Gantz. A finales de 2020, «Bibi» dinamitó el Ejecutivo, alegando desacuerdos con su socio para pasar los presupuestos. Y se convocaron los cuartos comicios en dos años, previstos para el próximo 23 de marzo. Manejador de los tiempos como nadie en el barrizal político israelí, en junio ya tenía pactados los acuerdos de compra de millones de dosis de la vacuna de Pfizer contra el coronavirus. Ahora, un mes antes de la enésima convocatoria electoral, Israel está encarando una reapertura del país que podría ser la definitiva. Y en la convulsión generada por la pandemia global, no existe mejor carta electoral. Con una oposición desperdigada y unas encuestas en que las causas judiciales que afronta siguen sin pasarle factura, el líder del Likud se aferra a las vacunas para revalidar el cargo.
Ayer se vistió de corto, y junto al ministro de Sanidad, visitó un gimnasio para mostrar ante la opinión pública las ventajas de poseer el pasaporte verde. Pesas en mano, Netanyahu recordó a los israelíes que «todos podéis obtener el pase, que abrirá gradualmente la economía. Vacunaros y volved a la vida», pidió a sus conciudadanos. Según las estimaciones del «premier», en las próximas dos semanas el 95% de los mayores de 50 años estarán inmunizados contra el Covid-19. Los últimos pronósticos siguen ubicando al Likud rondando los 30 escaños (de 120), muy lejos de quien pudiera tener una alternativa de gobierno, el centrista Yesh Atid, que andaría por los 18. Estará por ver si con sus socios habituales –el sionismo religioso y las facciones ultraortodoxas-, Netanyahu logrará superar los 61 diputados requeridos para formar coalición. La prensa hebrea se hizo eco ayer también de otra jugada que estaría maquinando el «premier» israelí: buscar reconocimiento diplomático de países que no tienen relaciones formales con Israel, a cambio de vacunas contra el coronavirus. El Estado judío dispondría de un «stock» mayor del que necesita para vacunar a toda su población, y por ello Netanyahu estaría explorando usarlas a cambio de más acuerdos de normalización. En el marco de los Acuerdos de Abraham promovidos por la Administración Trump, Israel estableció relaciones diplomáticas con los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, así como acuerdos de normalización con Sudán y Marruecos. varios analistas coinciden que la clave de la reválida de Netanyahu está en el destino de formaciones minoritarias, con riesgo de no obtener el porcentaje mínimo de votos. Si en el centroizquierda desaparecen partidos como Azul y Blanco, Meretz o el Partido Laborista, «Bibi» tendrá la victoria en bandeja. Pero si la extrema derecha sionista no logra sobrepasar la barrera de la Knesset, el Likud podría pasar apuros.