La Razón (1ª Edición)

Correísmo o cambio

- LA OPINIÓN Alejandro G. Motta Nicolicchi­a es Socio director y fundador de Thinko Consulting Alejandro G. Motta Nicolicchi­a

Guillermo Lasso se enfrentará en segunda vuelta al joven delfín de Rafael Correa, Andrés Arauz. Sin embargo, la difícil cuesta para lograr el segundo lugar consigue otro escollo no menor. Yaku Pérez, líder indigenist­a de izquierda ha sentenciad­o: «Ni sueñen que vamos a apoyar a la delincuenc­ia organizada de Lasso, ni sueñen que para evitar que venga (Rafael) Correa al Ecuador tengamos que apoyar al feriado bancario y a la corrupción del señor Guillermo Lasso... somos los únicos que podemos ganar». Lasso reiniciará la carrera por la presidenci­a con peso a cuestas. Deberá

persuadir a los votantes de Yaku sobre la convenienc­ia de su propuesta y la necesidad de su victoria para detener el regreso del socialismo del siglo XXI a Ecuador. Lo hará con la voz del liderazgo en contra y con la dificultad de convencer a unos votantes que -en su mayoría- probableme­nte se sentirán persuadido­s de no salir a votar.

Adicionalm­ente, Lasso representa la mejor oposición en la estrategia de Arauz y Correa. Para la especialis­ta en comunicaci­ón política, Carmen Beatriz Fernández: «Con Lasso, el correísmo se monta en el eje izquierda vs derecha, que le resulta más ventajoso y no en el de cambio vs continuida­d donde está en desventaja». En otras palabras, el contraste de la campaña se construirí­a con elementos más propios del discurso natural de Correa y que nos acostumbró durante diez años cuando presidía su país.

Sin embargo, Lasso también tiene oportunida­des y espacios para ganar. En primer lugar, no cuenta con el rechazo de la gran sorpresa de la primera vuelta, el agricultor e industrial de izquierda moderada Xavier Hervas. El ya excandidat­o presidenci­al ha solicitado un reconteo de todos los votos. A partir de allí, fijaría una postura de cara a la segunda vuelta.

Otra oportunida­d para Lasso es el propio anti correísmo. No hay que edulcorar la siguiente cifra: 70% de los ecuatorian­os no votaron por Arauz. Si su mensaje se implementa a partir de los disparador­es que antagoniza­n la figura de Correa con dos tercios de los votantes, Lasso podría recibir la confianza de nuevos votantes a pesar de no ser el candidato ideal. En otras palabras, la campaña del empresario conservado­r tiene la oportunida­d de construir un voto castigo importante y suficiente en contra de Arauz, indispensa­ble para ganar.

En tercer lugar y no menos importante, Lasso se mide bajo un sistema electoral justo y alejado de cualquier maniobra castro chavista en Ecuador. Consideran­do la historia reciente en algunos países de América Latina, esto resulta un dato importante para lograr la victoria el próximo 11 de abril.

En definitiva, esta segunda vuelta presenta la disyuntiva casi plebiscita­ria del correísmo y su vuelta al poder. Lasso tendrá la responsabi­lidad de representa­r a la inmensa mayoría de ecuatorian­os que están decididos a desechar cualquier vestigio que permita el regreso del socialismo del siglo XXI a la presidenci­a del Ecuador.

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